sábado, 29 de abril de 2017

ESPAÑA, DE CORTE A CHECA


Agustín de Foxá describió con su prosa elegante la transformación que sufrío España desde una corte frívola, corroída por la corrupción y las debilidades institucionales que la habían puesto en manos de unos militares más aficionados al Jerez y a las mujeres que a sus deberes de Estado, con la complicidad de unos cuantos pre revolucionarios que pasaron del fascismo al comunismo sin pudor alguno y de los empresarios arruinados que vendieron a precio de oro sus negocios al estado para crear los primeros monopolios industriales del siglo XX; hacia la Segunda República y de ahí al régimen de terror de las checas a partir de la victoria del Frente Popular en 1936 y que también reflejó con maestría Arturo Barea.

Aunque la España de hoy está muy lejos de aquella realidad por su fortalecimiento institucional, el desarrollo económico y el régimen de libertades de nuestra Constitución, hay algunos que se empeñan en devolvernos a lo más siniestro de nuestra historia, y además justificarlo en nuestro propio interés, cuando en el fondo sólo se sirven a si mismos. Cuando alguien justifica su acción en el interés de los demás, salgan corriendo porque lo que quieren decir es que lo van hacer a su costa.

La corte, es decir el poder tradicional, ya sea político, económico o cultural necesita una catarsis sin precedentes en nuestro país. La ciénaga se ha extendido a todos las instituciones en sentido de Douglass North, incluyendo la Constitución, la Ley, la Justicia, los códigos de conducta, las costumbres, y todo este catálogo de elementos que definen nuestro modelo de vida;  y nada de lo que ocurre es ajeno a la desertización a la que están llevando a nuestro país, al que algunos quieren borrar hasta el nombre y la identidad, sólo para su propio beneficio.

En lo político, desde la más alta institución hasta el más pequeño concejo necesitan de una involución para desquitarse de todas las mañas que ya reflejaba nuestra literatura picaresca y que sin solución de continuidad ha llegado a nuestros días. La dignificación de la política, la economía y la cultura requiere de una catarsis que no podrán acometer los que nos llevaron a esta extenuación.

Los casos recientes de corrupción en el Partido Popular muestran que el partido más importante por número y representación de nuestro país, es o era o no sabemos con certidumbre, aprovechado por significados dirigentes a los que ahora se pretende rebajar su importancia como estrategia de defensa, como la plataforma desde la que se robaba, se extorsionaba, se defraudaba. Y todo esta calculada y planificada trama actuaba supuestamente a oídos sordos de todos aquéllos que se beneficiaron políticamente de toda esta camorra, pero que no querían saber ni conocer. Es como la madre del hijo que llega borracho todos los días a casa y lo justifica por una intoxicación alimentaria. España no puede seguir en manos de una red de corrupción, que siendo minoritaria en número no lo era en calidad y relevancia, y por el buen hacer y el respeto que merecen todos los militantes y cargos públicos honrados, el Partido Popular debe refundarse sobre bases y personas nuevas. El paseíllo de la audiencia cada vez se parece más a las fotos de familia de gobiernos y parlamentos y ningún país se merece ser maltratado de semejante manera por los usurpadores de los sueños de los ciudadanos para esquilmar los bolsillos de los trabajadores y empresarios y crear una política paralela de despachos e intereses al margen de las instituciones democráticas. Ignacio González presuntamente representa esta forma política que todos los gobiernos sucesivos han ido alimentando y de la que se han beneficiado muchos de los políticos que ahora vemos romper a pucheros cuando se dan cuenta que su Barbie mundo se está destruyendo, mientras que por la trágica realidad de los ciudadanos con desigualdades, desempleo y desesperanza, nadie con responsabilidad ha llorado.

Madrid no esta tan lejos de Génova como para alegar ignorancia, ¡tanto le querían a Ignacio González que le firmaban todo sin mirar qué había detrás, por amor de esposa fiel¡. Y todavía dicen que puede haber más y nos alertan sobre otras posibles vinculaciones con actos ya casi olvidados como el golpe de estado que supuso el Tamayazo de los que esta trama no debía ser tan ajena.

Pero la economía también necesita de una refundación. El empresario pesebre que vive de la subvención y de los contratos públicos es un mero conseguidor que no necesita organizar sus medios de producción de una forma eficiente sino sólo tener un amigo sobornable con poder, y la palabra empresa le viene muy grande, por muchos empleados que tengan, a lo que parece más bien un casino o un chiringuito. A una parte de la clase empresarial le falta un poco de ese liberalismo que dicen ambicionar pero que en el fondo detesta frente a la comodidad del oligopolio o la concesión, mientras que decenas de miles de autónomos y pequeños empresarios deben sufrir a Hacienda, a la políticas lingüísticas y a los acuerdos entre suministradores para encarecer los productos, que constituyen precisamente las fortalezas de esta clase empresarial podrida que debe ser expulsada de nuestro sistema por mucho glamour que aporten.

Y también podríamos hablar de la cultura de la subvención frente a la libertad de creación individual; de la educación manipulada por intereses políticos, de los sindicatos esquilmando a los trabajadores y la seguridad social mientras privilegian a sus cuadros.

Y hoy como entonces, la alternativa a esta corte podrida no la asunción de responsabilidades y la reconstrucción del sistema, sino su destrucción a través del régimen de las checas que pretenden imponer Pablo Iglesias y sus brigadas antidemocráticas que sinceramente no creo que sea compartido por una gran mayoría de sus votantes que han caído en sus redes empujadas desde un sistema que no ha sabido responder a sus necesidades, pero que están muy lejos del marxismo leninismo.

Podemos no respeta las instituciones y en consecuencia no nos respeta a los españoles; somos meros instrumentos de su ambición de poder para gobernar España bajo el modelo de ese adalid de la democracia y la prudencia que es Nicolás Maduro, el que se vanagloria de los asesinatos políticos que su régimen corrupto produce a diario para que puedan seguir manteniendo los dirigentes, supuestos libertadores, sus millonarias cuentas en los paraísos fiscales. Tras cualquier operación populista de izquierda se esconde la ambición irrefrenable por la acumulación de capital marxista necesaria para la revolución comunista, con la salvedad que ya no es el empresario el que acumula sino el propio gobierno corrompido.

El máximo exponente de su falta de respeto por las Instituciones con mayúsculas, aquéllas que aunque débilmente, nos separan del caos y por eso constituyen su blanco de ataque, es la moción de censura que anuncia y que no presentará o que transformará, al estilo separatista, por un referéndum de caja de cartón en la calle tan manipulado como sea posible para justificar su ataque a unas instituciones que son el enemigo del pueblo, la misma estrategia de todos los revolucionarios. Pero esta anunciada moción no lo es contra el gobierno, elemento harto curioso, sino contra otro partido político.  El mismo que en 2004 se lanzó a las calles para violentar la voluntad popular en la jornada de reflexión, pretende una vez más con ese estilo mezcla de chavismo y matonismo, alterar la voluntad democrática del PSOE, seguramente en connivencia con su colega de marcha, Pedro Sánchez, que espera beneficiarse de esta acometida y en caso contrario tener suficientes elementos para alegar, en su eterna condición de víctima, que el aparato le ha usurpado su legítimo y casi divino destino a ser secretario general del PSOE, y unirse al espolón que pretende desmontar el Partido Socialista, la única barrera que separa a Podemos de alcanzar el poder. Esta y no otra es la maniobra de Pedro y Pablo, unos trogloditas Picapiedras que sólo saben usar el menhir como arma de futuro.  Eso sí la moción de censura contra el PSOE es como marca la Constitución de índole constructiva con un candidato alternativo que no es otro que Pedro Sánchez.

Si el sentido común impera y toda esta maniobra fracasa, no debe haber piedad con los que un día formaron parte dentro del PSOE de esta operación que concluyó en 1936 con la implosión del PSOE maniatado por comunistas y anarquistas, en un régimen de checas. El PSOE de hoy no puede aspirar a formar parte de unas confabulaciones que sólo tienen una víctima del tamaño del territorio nacional. Pero el PSOE tiene una inmensa tarea para superar sus propias debilidades que no han sido tan diferentes de las que ahora nos entretienen con el Partido Popular.

Cualquier connivencia, colaboración o comprensión con este movimiento revolucionario debe ser cortada de raíz, y si algún día alguien en el Partido Popular pensó que esta maniobra de diversión de la izquierda le podría reportar algún fruto, que piensen hoy cuál es el camino al que ellos mismos se dirigen, al desfiladero, del que sólo podrán salir con menos equipaje y más honestidad.

El tiempo corre para Pablo Iglesias a medida que ve como el Partido Popular no levanta cabeza y su gran enemigo en la izquierda puede resurgir de sus cenizas para poner al comunismo de checas en el lugar del que nunca debió salir, del zulo de sus colegas que arruinaron durante años la vida de tantos españoles.

No puede haber compasión con quien tantos males promulga, y más vale a los constitucionalistas que son la gran mayoría, con todas sus diferencias, ponerse de acuerdo para identificar y eliminar al enemigo común que es el autoritarismo y el despotismo de esta izquierda radical que sólo pretende la subversión del país para ponerlo a sus pies.

Pero no será este Partido Popular de corte frívola y con más millas acumuladas viajando a Suiza y visitando concejales de urbanismo y constructores que en visitar sus sedes locales y provinciales, quien sea el que pueda detener esta amenaza, ni quien pueda representar al centro derecha español, imprescindible para mantener el impulso económico, social y político de España. Este partido no está habilitado para detener el secesionismo con el que parece que comparte hasta porcentajes. Sólo una profunda refundación acompañada de la escoba de Los Sirex que barra todo cuanto de podrido tiene el partido y elimine las mañas que no son nuevas en la política pero que en la sociedad de hoy son inaceptables, permitirán devolver la credibilidad y la confianza a un electorado cada vez más desconectado de las instituciones a las que acaba culpando de todos sus males, cuando son precisamente las únicas que pueden salvarnos de estos desalmados.


Si no lo hace, el Partido Naranja se acabará llevando el gato al agua como ha ocurrido en Francia donde los partidos tradicionales que han gobernado durante décadas han sido barridos de las urnas por su propia corrupción e ineficacia. Si el Psoe se equivoca y opta por su auto destrucción y el PP se empeña en negar la evidencia y opta por aguantar sin agenda política con la única esperanza de sobrevivir un día más en el poder para no hacer nada o para controlar los daños de sus propias tropelías, corremos el riesgo de acabar en manos de los que ambicionan destruir nuestro modelo de convivencia. A Albert Rivera le falta mucha mala leche y un partido real detrás para poder competir contra Podemos en un mano a mano, por lo que un nuevo Partido Popular y un Partido Socialista renovado y anclado en los principios fundacionales que le llevaron al poder en 1982, son la única línea de defensa que tenemos contra la Checa. Esperemos que una vez más, como en los escasos pero necesarios momentos de lucidez que ha tenido este gran país, no se dejen llevar por el verbo fácil, el maquillaje y el egoísmo y tengan el sentido de estado que nunca debieron abandonar para mantenernos en la senda de estabilidad y democracia que hoy está amenaza como en muchas décadas por el bolchevismo y la corrupción.

viernes, 14 de abril de 2017

TRUMP Y EL NUEVO DESORDEN MUNDIAL



Hace apenas ochenta días, el recién elegido presidente anunciaba desde el Capitolio que los Estados Unidos no volverían a las andadas en la política exterior y que América sería lo primero, renegando de la política exterior de sus antecesores. Pero con este presidente ochenta días es una eternidad y ahora tenemos algo tan novedoso e imprevisible que todas las cancillerías no salen de su asombro intentando escudriñar cuál es al auténtico Donald Trump.

En 2013, cuando el nuevo presidente no tenía agenda política, se manifestó activamente contra cualquier intervención en Siria y criticó la atención que Obama había puesto en resolver los problemas del mundo en lugar de solucionar los de los propios norteamericanos. Este y sólo este simple mensaje fue el eje de su campaña que se alargó hasta su discurso inaugural, un discurso aislacionista y proteccionista. Todo eso es hoy papel mojado. Ahora son muchos los que ya ven los aciertos de Trump con este cambio, pero nadie tiene la seguridad que hay por detrás y por delante de esta transformación y sobre todo hacia dónde nos llevará.

La campaña que hizo a Trump presidente, tal como anunció en varias intervenciones, con respecto al mundo se basó en cinco ejes anclados en el siguiente axioma:

“Me gustaría hablar sobre cómo desarrollar una nueva dirección en política exterior que sustituya la aleatoriedad por el propósito, la ideología por la estrategia, y el caos por la paz”. “Es hora de sacudir el óxido de la política exterior estadounidense”; más que una declaración parece un jeroglífico egipcio que ni Enigma sería capaz de descifrar.

martes, 11 de abril de 2017

ILSA LUND ¿POR QUÉ NO SUBISTE AL TREN?

Salvo que sean aficionados al cine, mucho no sabrán quién es Ilsa Lund; pero si les digo que es el personaje de la bellísima Ingrid Bergman en Casablanca, entonces ya sabrán de quien estamos hablando. Realmente ella es la película; y un secundario jefe local de policía llamado Louis Renault, su contraparte. Rick, Victor Laszlo y el resto de personajes me parecen figurantes frente a la potencia que emanan mis protagonistas.

Ilsa representa todos los más nobles sentimientos, como si pudieran convivir en tan frágil cuerpo, y Renault,a pesar de su sarcasmo, esconde un corazón que desborda humanidad. Algunas de sus frases son antológicas como “capturen a los sospechosos habituales” .

Victor Laszlo, por muy resistente que fuera al nazismo, me parece un cursi, engreído, que piensa que todos deben estar a su servicio, incluyendo a Ilsa. Ni siquiera es capaz de apreciar su belleza; es sólo un instrumento más de su arrogancia.

Rick sólo tiene una escena brillante en la estación de París en plena estampida ante la llegada nazi, desesperado ante el plantón que le da Ilsa, por razones muy nobles pero incomprensibles. Plantón que también, de forma que todavía no he podido superar, le propina Rick a Ilsa cuando le obliga a subir al avión con su esposo camino del exilio o del regreso al campo de batalla, con otra de las maravillosas frases de la película de Curtiz, cuando le sugiere a Ilsa que se arrepentiría de la decisión de quedarse con él “ tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero pronto y para el resto de tus días”; mentira cochina.

Las buenas películas como las obras de teatro que siempre te dejan insatisfechos con el argumento o con el final, son las que más se recuerdan, y de toda esta película, mas allá del canto espontáneo de La Marsellesa, que impresiona, siempre me quedan dos grandes dudas, ¿ Por qué Ilsa Lund no se subió al tren en París? y ¿ Por que se subió al avión rumbo a Lisboa dejando a Rick con Renault abandonando parsimoniosamente la pista del aeropuerto de Casablanca?.

Ilsa se equivocó dos veces y todos lo sabemos. Primero se dejó llevar por los sentimientos nobles más que por las pasiones abandonando a Rick por el petulante Victor; la guerra contra Hitler no merecía sacrificio mayúsculo como éste. Pero que no se subiera al avión, me produce urticaria. ¿ Por qué no dejar a Victor en manos de Renault y volar para comenzar una nueva vida en paz y felicidad?

Pero así somos las personas, a menudos optamos por los caminos mas difíciles y tortuosos que a menudo, o mejor dicho siempre, llevan a destinos oscuros y melancólicos. Rick e Ilsa forman la pareja perfecta; con sus incongruencias pero con la complicidad de quien no necesita decir nada para hablar. Sus miradas aderezadas con la increíble iluminación de la película, no necesitan de mayor explicación. Pero si ésta era la realidad, vuelvo a mi cuestión ¿ Por qué no se subió al tren?

El mundo se mueve por una enconada batalla entre sentimientos: odio, amor, deseo, venganza, sentido del deber, ignorancia, nihilismo. Es difícil definir en cada momento cuál es el factor más determinante que mueve al mundo, pero para Ilsa, cuando tuvo que elegir por el amor, se decantó por el sentido del deber, y cuando se subió al avión se abalanzó sobre la eterna melancolía, sentimiento que debió compartir con Rick el resto de sus vidas como muchos de sus espectadores.

Los nazis mataron a millones de personas, y la guerra se ganó en campos de batallas y en la arena política. Ilsa no debía subirse al avión para terminar con Hitler; pero más hubieran hecho Ilsa y todos los hombres en aquellos momentos si entre el sentido del deber y el amor, se hubieran decantado por éste ultimo.

El deber es una palabra que impone, incluso produce miedo; es la excusa que nos imponen o nos auto imponemos para no hacer aquello que deberíamos hacer, para no escuchar ninguna otra voz en el interior que la que resuena en todo el ambiente que nos rodea. Por sentido del deber millones de alemanes se hicieron nazis y convirtieron Europa en un gran crematorio; por sentido del deber se cometen todo tipo de tropelías; pero no conozco de daño alguno digno de comentario que haya producido el amor. Si tuviéramos que definir la guerra, sería la ausencia total y absoluta de amor e Ilsa ahondó con su decisión aun más en la amargura de esa guerra.

Rick e Ilsa hubieran formado una gran pareja con hijos y nietos, algunos de los cuales se habrían hecho famosos y hoy en día estarían visitando los platos de televisión, narrando la extraordinaria aventura de sus abuelos. Con Victor no sólo se terminó el amor sino la estirpe. Sin nadie que te recuerde, parece como que no has vivido; y si viviste marcado por el deber, tu memoria será corta y vacía.

Quizás la película no podía tener otro guión, ni siquiera otro final, porque los finales felices no suelen ser muy taquilleros ni apreciados por la crítica, pero en la vida real, nunca aspiren a un final solo apto para los críticos, sino piensen en ustedes mismos, y si tienen que decidir, súbanse al maldito tren.

domingo, 9 de abril de 2017

LA DERROTA DEL POPULISMO ES LA VICTORIA DE LA DEMOCRACIA.



Hace un año y contra todo pronóstico, los británicos por una escasa minoría votaban por dejar la Unión Europea. La razón fundamental, el miedo a lo que viene de fuera; y la reacción lógica, la del avestruz. Unos meses más tarde y contra todas las encuestas, los norteamericanos elegían a Donald Trump presidente con un lenguaje absolutamente populista atizando el fantasma del miedo y apoyado por una estrambótica y muy diversa ultraderecha europea. Finalmente el próximo siete de mayo en la segunda vuelta de las presidenciales francesas Le Pen se medirá con el Rivera francés, Macron, demostrando que el Frente Naicional tiene una gran base electoral y una estructura que podría llevarle a vencer en las próximas legislativas.

Los partidos populistas de derecha gobiernan en Hungría y en Polonia, y apoyan a gobiernos en Dinamarca y en otros países del norte de Europa; mientras que en otros estados europeos se han aupado hasta ser fuerzas de gran influencia en la vida política. Aunque no se trata de fenómenos nuevos, la crisis económica, el terrorismo islamista y las oleadas de refugiados han sido elementos que han dinamizado de forma decisiva a estos movimientos en el centro y norte de Europa en los últimos años.

Pero por la izquierda también tienen sus cuitas. Los partidos tradicionales de la izquierda socialdemócrata se han visto amenazados desde postulsdos populistas de izquierda que han alcanzado posiciones muy determinantes en Grecia y en Portugal. Pero para los que creen que éste es un fenómeno nuevo, hay que decir que Juan Domingo Perón lo inventó en los años cuarenta en Argentina y todavía extiende sus redes en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador.

¿Podemos englobar a estos dos movimientos como los nuevos o no tan nuevos populismos o se trata de fenómenos que comparten estrategia pero difieren en cuanto a los medios y los fines? Y por encima de todo, ¿Debemos confiar nuestro futuro a estos partidos?

domingo, 2 de abril de 2017

REFUGIADOS: DRAMA, OPORTUNIDAD Y AMENAZA


Todo en la vida posee diferentes puntos de vista que tienen mucho que ver con los sentimientos de las personas o su situación económica; y la cuestión de los refugiados constituye sin duda un aspecto digno de estudio que nos hace cuestionar si nuestro mundo libre merece el nombre de civilizado, a la vista de algunas reacciones y comportamientos a los que hemos asistido en estos últimos años.

Asuntos Exteriores comienza este viernes en Libertad Digital TV con el que consideramos el acontecimiento más importante acontecido en Europa en los últimos años, tanto por la dimensión del fenómeno como por sus implicaciones políticas, con el auge de los nacionalismos, económicas, culturales y de seguridad. El drama de millones de personas llegando a nuestras fronteras, de miles de cadáveres en el Mediterráneo, de unos conflictos bélicos terribles a apenas unas pocas horas de avión de Madrid, constituye sin duda la madre de todas las grandes batallas que Europa deberá dar en los próximos años. De cómo se resuelva, dependerá el futuro de Europa y seguramente del mundo tal como lo conocemos.

Hemos convertido un drama gigantesco de cuyos orígenes no somos ajenos, en una amenaza para los europeos; es decir hemos dado la vuelta al problema para convertir esta tragedia en un atentado contra nuestro modo de vida. Existen miedos, fobias y razones para considerar esta oleada millonaria de refugiados del Medio Oriente y África como una amenaza a nuestro estado de bienestar y seguridad, pero haríamos mal si para comenzar este análisis nos desviáramos del verdadero problema: el drama de los refugiados.