jueves, 1 de octubre de 2015

LA TERCERA GUERRA MUNDIAL COMIENZA EN SIRIA


Desde la caída del muro de Berlín, Rusia ha pasado por una fase de gran depresión económica y social en la que apenas podían poner a navegar más de dos destructores y su aviación militar estaba en tierra. Sus tropas pasaban hambre y se veían incapaces de mantener los frentes de insurgencia en el sur del país y en las antiguas regiones soviéticas. Desde la llegada de Putin al poder, el presupuesto de defensa ruso se ha multiplicado por siete, ha lanzado nuevos programas de armamento incluyendo nuevos misiles nucleares, algunos de ellos desplegados en trenes en movimiento para evitar su destrucción. Desde 2005 Rusia, sin hacer mucho ruido en la esfera internacional, ha sido capaz de generar una capacidad militar que en le era de la distensión y el buenismo occidental, resulta mucho más letal que la de la antigua Unión Soviética sin haber abandonado sus ansias expansionistas.

La tercera fase, comenzó con la intervención en Ucrania y los continuos escarceos de la aviación rusa sobre Europa, incluyendo sobrevuelos de aviones con capacidad nuclear sobre los países de Europa Occidental. La invasión de Crimea constituyó sin duda la primera prueba de fuego. De forma parecida a como hizo Hitler en el territorio de los sudetes, Rusia puso a prueba la capacidad de respuesta política y militar de Occidente, ¿y qué ocurrió?; nada. En un mes después de la invasión se reunía el consejo de ministro de la Federación rusa en Sebastopol. Mientras la intervención rusa en Ucrania es un clamor, y a estas alturas es evidente que Rusia planea un golpe definitivo para anexionarse las republicas prorrusas a final de año cuando convenzan a la opinión pública internacional que el régimen de Kiev ha incumplido los acuerdos de Minsk. Es una historia que se repite en otros modelos de expansionismo de los últimos siglos.