viernes, 27 de enero de 2017

SU PEOR HORA


 El 19 de junio de 1940 Sir Winston Churchill entregó uno de los discursos más extraordinarios de la historia de la lengua inglesa. Parafrasearlo me parece un sacrilegio si no fuera por la realidad de los acontecimientos, pero estoy seguro que el viejo Winston se hubiera reafirmado en estas palabras, cuyo busto al parecer recién instalado en el despacho oval debería repetir todos los días a su arrendatario para explicarle que no debe tomar su nombre en vano, el que lideró la lucha del mundo libre por la libertad y la democracia combatiendo “en las playas, en las casas, en las colinas, en Francia…”

"Preparémonos para nuestros deberes y no dudemos de que si el Imperio norteamericano dura unos mil años, los hombres del futuro dirán: aquélla fue su peor hora"

Resulta muy difícil describir la ideología y actitudes del nuevo presidente de Estados Unidos, en especial a la vista de su acción en la primera semana de gobierno. Hay muchas decisiones que no critico aunque no me gustan como la del muro de México, promesa de campaña amparada por el propio tratado de Guadalupe Hidalgo que autoriza expresamente a las dos repúblicas a fortificar sus fronteras, pero claro el siglo XIX es un escenario muy diferente del actual. Pero quisiera ir un poco más allá y comprender qué significa lo que está aconteciendo en Estados Unidos para el resto del mundo.

domingo, 22 de enero de 2017

LAS FALACIAS DE TRUMP QUE ARRUINARÁN SU PRESIDENCIA



Los discursos inaugurales de los presidentes de Estados Unidos tienen todos la misma estructura de sustancia. Un alto porcentaje de mensajes de optimismo, confianza o retóricos, en el caso de Trump 2017 de un discurso de 1450 palabras, he obtenido 311 con algún indicio de acción de gobierno. No muy diferente de los dos mensajes anteriores de Obama.

En su discurso, el nuevo presidente, se ha ratificado, como no podía ser de otra manera, en los principios que le han llevado a la presidencia, y por ello debemos analizarlos con detalle. A pesar de lo escueto del mensaje político, ha avanzado unas grandes líneas que deben leerse con detenimiento. En mi primer análisis, y comparando su visión con la realidad, se constata que todas las bases de su supuesta futura acción política y económica están asentadas en falacias que convertirán su presidencia en una frustración para sus votantes.

Su mensaje es simple y populista y por eso no le ha sido difícil llegar a una gran capa de la población, pero no nos engañemos, el triunfo de Trump se basa en el inmenso apoyo del votante republicano que está lejos de los mensajes populistas, como hemos visto en las legislaturas anteriores. El populismo en democracia tiene una vida muy corta, grandes expectativas generan grandes frustraciones y en apenas dos años la catarsis puede ser inmensa. Será labor del partido republicano encauzar a un presidente a un realismo necesario para la salud económica de su gran nación y del resto del mundo.

El discurso de Trump entra en la clásica de los grandes conflictos políticos de los últimos 200 años, proteccionismo contra libre mercado. Durante décadas, la diferencia entre los partidos políticos se basada en su actitud ante los aranceles. El populismo y no puede ser de otra manera, es tremendamente proteccionista y éste parece ser el primer mensaje. El segundo es mucho más inquietante para el republicano medio ya que se encauza a un socialismo ambiguo con más gasto público, más deuda y mas gobierno, y no creo que en esta segunda ambición encuentre muchos aliados en sus propias filas. 

jueves, 12 de enero de 2017

ALGO HUELE A PODRIDO EN WASHINGTON


Decía el presidente Truman que si querías un amigo en Washington debías comprarte un perro e imagino que Donald Trump ya debe estar comprando una camada porque parece que no va a tener muchos más amigos en la capital de los Estados Unidos de América, sobre todo después de su primera comparecencia pública en la que ha incurrido en todos los errores que un asesor aconsejaría no cometer nunca.

Siempre hemos tenido la impresión que el denominado establishment norteamericano era un complejo equilibrio imperfecto de poderes, pero a fin de cuentas equilibrio. Por una parte, la presidencia limitada en su actuación por el Congreso y Senado, que ya se llevó por delante a un presidente y casi se lleva a otro por convertir el despacho oval en un burdel y un Tribunal Supremo de ancianos ilustres, convertido en el máximo garante del cumplimiento de la Constitución.

Luego se halla una compleja red de organismos de seguridad, básicamente el FBI, la CIA y la NSA. Su misión, garantizar el orden y la libertad fuera y dentro de Estados Unidos. Su usual independencia, aunque a veces se ha comportado como un quinto poder, también contribuye a garantizar este equilibrio imperfecto. Uno puede estar convencido que son un desastre y si así lo cree, debe cambiarlos de arriba abajo, pero la seguridad del país y de Occidente se basa en la creencia de que nuestros servicios de seguridad son eficientes y creíbles. Socavar desde la máxima institución su capacidad, es poner a la nación americana en serio peligro, y esto es una irresponsabilidad de Trump; quizás su mayor error que puede costarle muy caro. Tener enfrente a todos los servicios de inteligencia, los propios y ajenos, no parece una idea muy sugerente para un empresario con tantos negocios, algunos muy exóticos, y que aspira a tener una larga presidencia.

domingo, 1 de enero de 2017

DÓNDE PONER LOS OJOS EN 2017

Cada año nuevo todos los que nos dedicamos de manera profesional o aficionada a analizar la realidad geo-estratégica internacional solemos hacer predicciones de lo qué puede ocurrir o de dónde debemos poner la atención para estar al día de los acontecimientos. Por regla general existe la deformación profesional a ser negativos ya que sin duda esto contribuye a realzar la opinión del analista en la sociedad. De hecho casi todos los análisis que he podido leer en estos días tanto en blogs como en prensa nacional e internacional auguran un 2017 más complicado y con más violencia e incertidumbres que en 2016.

A mi juicio, cualquier evaluación debe tener en cuenta el realismo político y en consecuencia no deben esperarse cambios radicales en la actuación política de los grandes líderes en los próximos meses y en consecuencias circunstancias sobrevenidas y no esperadas. La política se ha convertido en el arte de ganar tiempo; no busca ni revoluciones ni implosiones. Simplemente tener un año más estable puede ser un gran logro, aunque se base en unos desequilibrios a largo plazo que puedan llevarnos al caos. Es decir que mientras que navegamos rumbo al caos, del que solo nos podrá salvar la tecnología, tener algunas singladuras de buen tiempo y mar en calma puede convertirse en un gran éxito que ponga en la cúspide a presidentes y líderes políticos, que apenas fueron capaces de conseguir lo mismo en el pasado, o de catapultar a otros que llegaron con tan malas expectativas para muchos, que salvo una guerra nuclear, acabarán 2017 siendo los grandes adalides de la seguridad y prosperidad mundial. Y uno de ellos podría ser Donald Trump.

Tampoco se trata de hacer una lista exhaustiva de potenciales lugares de conflicto que nos harían ya añorar el 2016, sino de realmente poner la atención en aquellos focos que realmente pueden tener un efecto dinamizador o dinamitador de la realidad tal como la hemos conocido en estos años.