Durante estos días los
analistas de todos los medios cada vez que aluden a la victoria de Siriza,
hablan de la quita de la deuda, de la renegociación con la troika o de la
salida del Euro. Siendo todos éstos problemas mayores y con gran impacto sobre
la moneda única, son el menor de los problemas que los europeos vamos a tener
con el régimen comunista victorioso en las elecciones griegas. Tsipras es el
mayor gol que Putin ha metido, sin querer o no, a Europa desde que el régimen
nacional-ortodoxo-comunista se alzó con el poder en Rusia tras la dimisión de
Boris Yeltsin y supone un anhelo del comunismo europeo nacido en 1945 cuando el
partido comunista griego y su brazo armado se alzó en armas contra el gobierno democrático
griego, con el apoyo de yugoslavos, albaneses y búlgaros, ¡y como si no
supiéramos quienes estaban detrás de estos países¡. Decenas de miles de muertos
y casi 700.000 desplazados fueron la consecuencia del levantamiento comunista,
que no tardaron ni dos meses desde la retirada de las tropas nazis para
aprovechar el río revuelto, algo muy del gusto del camarada Stalin y que
sufrieron otros muchos países de la Unión Europea.
Ni los británicos
pudieron hacer frente a los comunistas en Grecia para salvar la democracia y tuvo
que ser el propio Truman en su famoso discurso al congreso el 12 de marzo de
1947 el que solicitó un paquete de ayuda para Grecia y Turquía que fue seguida
del Plan Marshall. Grecia recibió en aquellos años una ayuda directa de casi
500 millones de dólares de la época que nunca fueron devueltos, para preservar
la democracia y fortalecer el desarrollo económico del país heleno.
Vivimos un tiempo
nuevo en Europa; una nueva guerra fría que no ha perdido los tintes ideológicos
del pasado. La expansión militarista de Rusia tanto en Europa como en África;
el apoyo militar directo a los secesionistas ucranianos que atentan contra la
soberanía de un país reconocido por la comunidad internacional sin el menor
pudor, las amenazas de corte del gas a Europa, las continuas incursiones
militares en Europa y un creciente desarrollo militar y de reforzamiento de la
capacidad nuclear, en plena depresión económica, no pueden ser vistas como
actuaciones inocentes que no obedecen a una clara estrategia imperialista.
La Unión Europa no
puede ignorar por más tiempo esta realidad y debe actuar en consecuencia. La
nueva política expansionista recuerda mucho al eurocomunismo, aquella
estrategia de los años setenta para conseguir que el comunismo llegara al poder
en Europa por las vías democráticas para terminar obviamente con el sistema
democrático, dada la imposibilidad de una invasión militar o una revolución.
Los nuevos movimientos populistas de izquierda como Siriza, muestran que una
vez más se aprovechan las debilidades de la Europa del bienestar y del espíritu
de buenismo que se extiende por todas las cancillerías europeas para atacar al
corazón del sistema de libertades que es Europa.
Esto puede parecer
exagerado, pero los antecedentes son numerosos y muy claros. En la visita que
Tsipras realizó a Moscú el pasado mayo hizo algunas declaraciones que apuntan
una total discrepancia con la política común europea respecto de Rusia y lo
hacía como el candidato de la izquierda radical a la presidencia de la Comisión
Europea y no solo como líder griego. Tsipras mostró su apoyo a los
secesionistas ucranianos de una forma muy vehemente, defendiendo el ilegal referéndum
convocado por los secesionistas y además se permitió hablar del régimen democrático
de Ucrania en estos términos
“ Es una regresión
para nosotros ver a los fascistas y los neonazis entrando en los gobiernos europeos
de nuevo y por esto son aceptados por la Unión Europea” ¿Qué reacción positiva
pueden esperar de la Unión Europa ante semejantes dislates?. Es el lenguaje de
la vieja guardia comunista, la misma que pactó con la derecha nacionalista
alemana en 1939 para conseguir sus objetivos.
Además se mostró en contra de las sanciones a Rusia, ya que según el
nuevo primer ministro griego “ era pegarse un tiro en el pie para los europeos”.
Pero añade un elemento nuevo que veremos incrementar su ímpetu en los próximos
meses, algo inédito viniendo del agnóstico Tsipras
“ Rusia es
parte integral de Europa que abarca desde el Atlántico hasta los Urales. Grecia
y Rusia están unidas con una tradición de luchas compartidas de nuestros
pueblos, con convicciones religiosas comunes y con raíces políticas y culturales
comunes en nuestra historia”.
También se
reunió con la presidenta de la cámara alta Valentina Matviyenko, que está
dentro de la lista de personas sancionadas por la Unión Europea por sus lazos
con el presidente y su sistema económico y político y de intereses comunes. En
la reunión que mantuvieron ambos líderes Matviyenko expresó su visión de
futuro.
“Grecia ve a
Rusia como un socio estratégico y estamos interesados en desarrollar lazos en
varios sectores y direcciones con Grecia”
En este sentido
ya en febrero pasado el distribuidor griego Depa acordó con Gazprom una
reducción política del 15% del precio del gas suministrado desde Rusia. En ese
año de plena depresión en Grecia el comercio bilateral creció un 16% y el país
heleno recibió 1,2 millones de turistas rusos, y ya hay un preacuerdo para
suministro de gas ruso en condiciones más privilegiadas a Grecia.
La afectuosa
felicitación de Putin a Tsipras, la temprana reunión con el embajador ruso y la
continua oposición manifestada estos días a las sanciones contra Rusia,
mientras que el conflicto militar causa cada día más víctimas consecuencia de
continuado refuerzo militar ruso a los rebeldes, dan mucho que pensar de un
partido comunista que siempre ha mantenido unos lazos estratégicos con Rusia,
que ha encontrado ahora en la religión el lazo de unión con sus potenciales
aliados en Europa, que ni siquiera tuvo con el marxismo leninismo.
Churchill siempre
estuvo obsesionado por el vientre de Europa y en especial por Turquía y Grecia
que eran los países que debían salvaguardar y servir de punta de lanza en la
contención del comunismo en Europa y de control del tráfico del canal de Suez,
sin olvidar que dejar la cuna de Europa a Rusia era sumir a todo el continente
en la oscuridad. Si ahora Rusia reemplaza a la Unión Europea en Grecia, la
misma que acaba de invitar oficialmente a Kim Jong Un, el presidente norcoreano para los aniversarios del
final de la guerra mundial, y continúa la agresión a Ucrania y las amenazas a
Europa, nos encontraremos como un problema geoestratégico sin precedentes en
Europa en 1945.
En los próximos meses
veremos donde se acaba posicionando el nuevo gobierno griego. Lo que si sabemos,
los que ya peinamos canas, es que uno no suelta un órdago si no tiene una carta
escondida. Por muy mal que se encuentre Rusia, si Grecia no encuentra oído a
sus absurdas pretensiones en Europa, seguro que aparece una mano en forma de
rublos, aunque sean devaluados para aprovechar el río revuelto; en cualquier
caso Rusia tiene más de 300.000 millones de dólares de reservas para hacer
política o aguantar la moneda, depende las prioridades del gobierno de Rusia.
Mi apuesta sigue siendo que Grecia solo tiene una salida a no cumplir con las
reformas asociadas a los programas de ayuda, y es salirse de la Unión Europea y
del Euro y a continuación de la Alianza Atlántica y buscar una moneda local,
aunque le suponga el default y el
aislamiento de la comunidad internacional. Pero Europa, ahora que aspira a
tener políticas comunes tiene que estar segura de que Grecia es un país que
quiere seguir siendo parte de la Europa occidental y asume sus valores y sus
compromisos; si no es el caso, mejor y más seguros estaremos sin Grecia.
Europa, y en especial
Alemania han sido demasiado comprensivos con Grecia. ¿Acaso estaban mejor
Portugal o Irlanda cuando solicitaron el rescate?; ¿alguien les perdonó de
hacer las reformas o de ser austeros?. ¿Con qué cara van a mirarnos a los demás
si ahora premiamos al hijo pródigo que escupe en la mano que le da de comer?.
Europa compró la mayor parte de la deuda griega con el rescate, sacándola de
fondos buitres y de bancos con tipos de interés cinco veces más altos que los actuales.
Los plazos de devolución son hasta el año 2050 comenzando en 2030 y con años de
carencia de intereses. ¿A alguien le han prestado alguna vez el dinero así?. Dicen que Europa les impone austeridad,
cuando pagamos sus pensiones y sueldos de decenas de miles de funcionarios.
Cuando hablan de quita lo que quieren es volver a endeudarse más para hacer el
agujero más grande a cambio de políticas populistas que les permitan hacer su
revolución comunista silenciosa, y ¿Quién debe financiarles esta nueva deuda,
los mismos que se la perdonaron?. La deuda no es el problema ya que no tienen
que realizar grandes pagos ahora ni es la causa de la austeridad. Su problema
es que no se pagan los impuestos y el despilfarro ni está cuantificado. Se
trata de un país de once millones de habitantes donde están ocupados solo cuatro
millones de personas, de ellas casi un millón de funcionarios y empleados públicos
y un millón de parados. En definitiva un país en quiebra que solo tiene un
cordón umbilical para sobrevivir que se llama Unión Europea.
Grecia recibió de
Estados Unidos entre 1947 y 1953 diez veces más del dinero que los nazis
robaron de Grecia. Nunca Grecia le prestó dinero a Alemania, fue un expolio que
los nazis hicieron al banco central griego durante la ocupación, como hicieron
en todos los países; pero además sería inmoral asociar al régimen nazi con el
régimen democrático alemán de posguerra; y sobre todo después que los aliados
arrasaron y no virtualmente Alemania. No se puede comparar la situación, cuando
el problema de Grecia es acumular déficits sin freno durante décadas; un gasto
público inabordable para su economía, la falsificación de sus cuentas públicas
y un gasto militar que supera en porcentaje a Francia o Reino Unido.
El mecanismo de
implantación de esta nueva versión del eurocomunismo es muy claro: algaradas
callejeras; alegatos de corrupción generalizada, utilización de la mentira, la
tergiversación y la propaganda, llegada al poder sin decir la verdad; llegada
al poder; empobrecimiento de la población siempre culpa de una minoría o de un
extranjero; nacionalización de bancos y empresas y de medios de comunicación;
nuevos lazos políticos, y a la vuelta de unos pocos años ya está el país implantado
en un régimen que no tiene salida. Ahora, cuando Europa se niegue a plegarse a
sus inmorales peticiones, ya tendrán el casus
belli que necesitan para justificar sus tropelías; eso parece que es lo que
buscan en Europa, un portazo.
Muchos dirán que esto
es una exageración, pero viendo los primeros actos de Tsipras en el gobierno,
no tengo la menor duda de que no se trata de poner presión a la Unión Europea
para negociar, sino que forma parte de una estrategia muy clara de involución
en el país y de extender su modelo a la Unión Europea. Por esa razón no pueden
aceptar las medidas de austeridad en este momento, porque necesitan hacer creer
a los demás movimientos europeos que una política alternativa es posible y en
base a ello querrán crear un frente del sur, como el del eurocomunismo de los
setenta para hacer frente a la ortodoxia liberal y democrática, y en ese camino
España es el siguiente actor. Con Grecia y España, Italia pronto acabaría
contagiada, y habríamos puesto dinamita en el lugar más vulnerable de la Unión
Europea que es el sur.
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