domingo, 21 de abril de 2024

crisis global y elecciones usa 2024, ¿ Qué podemos esperar?

CRISIS GLOBAL Y ELECCIONES USA 2024, ¿qué podemos esperar?
Enrique Navarro






Existe una teoría ampliamente extendida de que la política exterior ha influido relativamente poco en los votantes norteamericanos en las presidenciales. Esto no es del todo cierto, desde el momento en que los estados fundacionales otorgaron la exclusividad de la política exterior al presidente, con el fin de que no interfiriera en las decisiones domésticas.

 Es muy posible que los matices no influyan, pero cuando se trata de graves amenazas y conflictos bélicos, la historia de los últimos cien años nos muestra que siempre la política exterior ha influido en las elecciones presidenciales. Las elecciones norteamericanas desde 1948 se han decidido con márgenes inferiores al 5%, excepto cuando había terceros candidatos potentes como Wallace en 1968 y Perot en 1992. Si analizamos los tiempos de conflictos bélicos entre la conciencia de la amenaza bélica, el desarrollo militar y la percepción del final o de la derrota. Podemos decir que cuando existe el temor a un conflicto, el elector americano vota por la continuidad. Esto sucedió en 1948 con Truman, 1964 con Johnson, con el mayor porcentaje de voto popular de la historia, con Nixon en 1972 ante el conflicto en Oriente Medio y Bush en 2004. También sucedió cuando Estados Unidos estaba en guerra con la expectativa de una victoria. Ocurrió con Roosevelt, Eisenhower, y Bush. Cuando los conflictos entraron en su fase de decadencia: Corea en 1952; Vietnam en 1968, guerra Irak y Afganistán 2008, se votó por el cambio. 

 Es decir la historia nos muestra que ante las incertidumbres de la guerra en Ucrania y la amenaza iraní tras el ataque, deberíamos esperar más continuidad y evitar aventuras, especialmente cuando las que se anuncian resultan tremendamente agresivas contra los aliados y tenues con los enemigos. La elite de la política exterior americana debate sobre los méritos y fallos de la guerra en Gaza después del ataque de Hamas y a este debate, que interesa poco a la generalidad, se ha sumado Trump, que no pierde ocasión para meter la pata y crearse más enemigos, lo que no le ayuda en su imagen presidenciable. 

Las declaraciones de Trump con una falta de visión política y contradiciendo lo que ha sido la tradición bipartidista en Estados Unidos, buscan el rédito político a corto plazo sin evaluar las consecuencias del día siguiente. Ante una acción o decisión que puede rentabilizar ese día es capaz de llamar «genio» a Putin, criticar al ejército de Israel y al primer ministro y alabar a la vez la acción operativa terrorista de Hamas de octubre pasado. Al día siguiente intenta arreglarlo con otra declaración en sentido totalmente contrario. Trump todavía no entiende que en la política exterior de Estados Unidos no puede haber oportunismo sino principios y el pueblo americano lo que quiere es no tener que pensar en lo que sucede fuera, y centrarse en los aspectos domésticos, pero no está dispuesto a cuestionar su papel de liderazgo mundial. El repetido argumento de que «conmigo eso no habría pasado», sigue siendo muy débil ya que no aporta ninguna información que explique esa opinión, más allá de que se reunió con el líder norcoreano al que tildó de estadista pero que siguió con sus ensayos de misiles y que ha buscado confraternizar con los enemigos de Occidente para buscar entendimientos que deberían ser inaceptables.

No cabe duda de que la guerra en Gaza y el ataque de Irán impacta sobre el votante judío en Estados Unidos, tradicionalmente demócrata. Aunque Trump fue quien decidió trasladar la embajada a Jerusalén, siempre se ha quejado de que los judíos norteamericanos no se lo han reconocido, lo que demuestra que no entiende que la dinámica de la diáspora, en particular en Estados Unidos, difiere de lo que ocurre en Israel. Todos los activos que el republicano podría haber cosechado en Gaza se le han ido por el decisivo y explícito apoyo de Biden a Israel y la intervención militar contra el ataque iraní. Es cierto que hay una parte de los votantes jóvenes demócratas que asisten con horror a las imágenes de Gaza, pero ante la amenaza de la llegada de Trump, no parece que vayan a desviarse de apoyar a Biden, aunque es un elemento que el presidente no puede ignorar. 

 La otra patata caliente es Ucrania y la posición de Europa. Aquí las diferencias entre los dos candidatos son absolutas. Trump que aireó hasta en los tribunales los vínculos del hijo de Biden en Ucrania, siempre se ha manifestado un admirador de Putin y de su forma de entender política. Esta mezcla de nacionalismo religioso del líder ruso encandila a Trump que se ha convertido en vendedor de biblias. Sin embargo, la mayoría de la población americana ve en Rusia una amenaza como cuando estaba Stalin y no entiende de simpatías o cercanías políticas. Es mucho más simple, Rusia ataca a una democracia y toca defenderla.  

Las encuestas en Estados Unidos ya muestran una tendencia de recuperación demócrata y ligera bajada de Trump, que podría acelerarse ante una declaración explosiva en un juicio , una condena o una noticia que pudiera afectar a su reputación. A siete meses de las elecciones, todo está abierto y los acontecimientos que se produzcan en Israel y en Ucrania, apoyarán esta ligera tendencia de recuperación para Biden. Pero no podemos olvidar que en Estados Unidos no gana el más votado sino el que obtiene más electores para el colegio electoral, que tienen una corrección para beneficiar a estados menos poblados en los que los republicanos siempre ganan. Una vez más los estados claves serán Pensilvania, Michigan, Georgia, Arizona, Minnesota, Wisconsin y Carolina del Norte que suman 97 votos electorales y que están todavía muy abiertos. Trump necesita ganar en Pennsylvania, donde va por detrás o Georgia donde va claramente por delante, para ser presidente, suponiendo que gane en Nevada, Arizona Wisconsin y Carolina del Norte. Biden ganando Georgia, Pennsylvania, Michigan y Minnesota sería presidente. La cuestión es que estos estados no pasan absolutamente de la política exterior por las industrias e instalaciones militares que existen en sus territorios y esta es una ventaja con la que cuenta Biden. 

 El presidente tiene siete meses para reforzar la posición de Estados Unidos en Oriente Medio y retomar el liderazgo de la guerra contra Rusia con la próxima aprobación del enorme paquete de ayuda que muchos republicanos moderados van a apoyar, en otra patada que darán en el culo de Trump. Este, mientras, tiene tres retos: no meter la pata, salir airoso de los juicios y este primero es el que más daño puede producirle entre el votante ultra-religioso, y que los acontecimientos dañen la reputación del presidente, demasiados factores. En abril de 2016, Hillary Clinton llevaba diez puntos de ventaja a Trump y perdió, y Biden llevaba una ventaja de 5,5 puntos y la mantuvo en noviembre. 

Esto demuestra que las elecciones no han hecho más que empezar y que cualquier factor con tan escasas diferencias puede dinamitar una de las dos campañas. Lo cierto es que en enero de 2024, la ventaja media de Trump sobre Biden era de 4,3 puntos y hoy es de 0,2 puntos con agencias como Reuters que ya daban 3 puntos de ventaja ayer a Biden, pero se trata todavía de muestras pequeñas. Ataques, amenazas internacionales e inseguridad son factores que manejados acertadamente desde la Casa Blanca pueden dar un triunfo. Pero por estas mismas razones, un golpe terrorista, ciberataques sobre el sistema electoral, el éxito de un nuevo ataque iraní, cuestionarían y mucho al actual inquilino del 1600 de Pennsylvania Av.  

Biden tiene tres objetivos para este verano: evitar una fuerte escalada en Oriente Medio con un nuevo ataque iraní o una respuesta de Israel; conseguir un alto el fuego en Gaza, una vez alcanzados los objetivos estratégicos de Israel antes de verano y que se apruebe el «paquete trampa» de ayuda financiera a Ucrania, Israel y para la frontera con México, el mayor argumento electoral de Trump. Si Biden consigue en el Congreso un respaldo a este paquete habrá reforzado y mucho sus posibilidades de victoria, si no lo consigue, entonces los acontecimientos se podrán volver en su contra.

No hay comentarios: