1. EL PLAN DE TECNOLOGÍAS DE DEFENSA QUE ESPAÑA NECESITA
Cuando asistimos al renovado debate sobre la construcción de la Defensa Europea, autónoma de Estados Unidos, y se supone que del resto de países, se nos bombardea con la idea de que es un objetivo imposible, de que nunca conseguiremos equipararnos a los Estados Unidos y que nuestras empresas carecen del talento y de los recursos necesarios. Por otra parte, luego está la consideración europea, ¿debe cada país de la Unión Europea generar sus propias capacidades al margen del resto de países europeos? Y finalmente ¿cuáles son esas tecnologías críticas que Europa y España deben desarrollar para que hablemos de una suficiente autonomía operativa?
Antes de adentrarme en el proceloso mundo de las tecnologías, quiero resaltar que no tiene sentido en estos momentos de urgencia desarrollar capacidades tecnológicas que no estén orientadas a un producto. Invertir en generalidades como computación cuántica, materiales inteligentes o inteligencia artificial, no debe ser el objeto de este plan de rearme, si no se concretan en desarrollos que conduzcan a un producto o capacidad militar. Esto no significa que no sean importantes, pero quizás no disponemos del tiempo necesario para afrontarlos o no deben formar parte de este plan de rearme por sus largos plazos de maduración.
El mundo de la defensa, como sabemos, se mueve al mismo tiempo en dos funciones básicas: disuasión, es decir mostrar a los potenciales enemigos que una guerra le saldría mucho más cara que a nosotros, y aquí juega una batería de instrumentos en los que la fuerza militar es uno de los más relevantes, y superioridad militar, es decir, asegurar una victoria en caso de una guerra. Lo primero se sustancia con presupuestos y lo segundo con resolución.
La forma de conducir las operaciones militares ha ido evolucionando con la tecnología, y lo seguirá haciendo en el futuro, pero los fundamentos han cambiado poco. Podemos hablar de diferentes átomos en la operativa militar que han sobrevivido a lo largo de la historia adaptándose en cada momento a las oportunidades que brinda la tecnología.
a) Obtención de inteligencia. A través de ojeadores y espías en el pasado y en la actualidad con una enorme constelación de sensores espaciales, aéreos, internet, terrestres, navales, sistemas no tripulados y también espías. Ni que decir tiene que la superioridad en inteligencia ha sido determinante en las victorias militares. Si bien Europa debería incrementar las capacidades actuales, sobre todo en el segmento espacial, podemos afirmar que a nivel de la Unión disponemos de suficientes capacidades tecnológicas e industriales de obtención de inteligencia, siempre mejorables, pero con una base tecnológica suficiente.
b) Procesamiento de inteligencia y comunicación. En cada década, la cantidad de información que se intercambia en el campo de batalla se multiplica por diez, y ya no bastan sesudos matemáticos de Cambridge. La simulación, la inteligencia artificial y la computación cuántica son herramientas indispensables para procesar toda la información, determinar la relevante, especificar la acción militar, comunicarla a la unidad que debe ejecutarla y hacer seguimiento del alcance de la misión. La seguridad de toda esta información es un aspecto crítico para evitar una brecha como supuso romper el código de Enigma en la Segunda Guerra Mundial. En este campo, Europa tiene una enorme brecha con Estados Unidos, por el retraso en la implementación de estas tecnologías, por aspectos regulatorios, por el empuje de las tecnológicas del mercado civil en Estados Unidos y por ociosidad. Ningún país europeo tiene recursos suficientes propios para ejecutar desarrollos en estas capacidades para equipararse a nuestros rivales. Son perentorios los programas de colaboración para avanzar en este aspecto clave para la superioridad militar. Esto nos llevará a crear un potente sistema C6AI2, Command, Control, Communication, Computer, Cuantic, Ciber, Artificial Intelligence, Intelligence, europeo que sea el núcleo central de un futuro ejército europeo y que maximice este aspecto que sería el corazón de la defensa europea.
c) Plataformas. Entendemos por plataforma toda estructura, fija o móvil, que permite ejecutar desde ella una acción militar, ya sea de inteligencia, defensa o ataque. La panoplia es enorme: buques, vehículos, aviones, drones, radares, artillería, baterías de misiles. Cuando hablamos de tecnologías de plataformas me refiero a las que van embebidas en la misma y tienen que ver con su acción operativa como soporte de sistemas. En los casos de vehículos blindados sería la barcaza, el grupo motopropulsor, el blindaje, los sistemas de conducción; en el buque: el casco, la propulsión, el blindaje y los sistemas de navegación y en una batería de misil antiaéreo el vehículo y el lanzador, y en un radar, las antenas. En plataformas, el gran reto son los sistemas autónomos y la robótica, y en menor medida la optimización de las capacidades tradicionales: protección, alcance, velocidad, carga de pago, indetectabilidad y maniobrabilidad. Inglaterra extendió su dominio marítimo al siglo XX gracias a los acorazados con blindaje y mayor potencia de fuego, Dreadnought, una innovación en plataforma definitiva como lo supuso la aviación a reacción o los carros de combate. La superioridad en plataformas es fundamental en la disuasión y sobre todo en el combate.
d) Los sistemas. Son básicamente conjuntos de equipos que habitualmente van embarcados en las plataformas pero que son discrecionales del usuario su elección o incorporación. Es decir, el Ejército de Aire puede decidir qué misil stand-off llevará el Typhon, o qué radar o sónar llevará la F-110. La labor de integración será un trabajo cooperativo entre el plataformista y el diseñador y suministrador del sistema. En el mundo actual, muchos de los sistemas interactúan de forma automática con los C6AI2. Para España, el mayor déficit tecnológico se encuentra en esta área, ya que las economías de escala son muy fuertes porque se requiere de una fuerte inversión para un bajo retorno. También por la tradicional dependencia de Estados Unidos con productos más eficientes y económicos y finalmente por la ausencia de una inversión sostenida a largo plazo en. I+D para alcanzar un suficiente nivel de madurez. Por las razones expuestas, y siguiendo el modelo de Eurofighter, la colaboración entre países europeos es esencial, sobre todo partiendo de las enormes capacidades que Reino Unido y Francia tienen en estos dominios. Esta última tiene un nivel de autonomía al que Europa podría aspirar, yendo de la mano. Para España, esa autonomía no tiene sentido económico ni es deseable. En el caso español, las mayores dependencias, que se han ido reduciendo, pero que todavía son significativas, tienen que ver con el campo de misiles y con los sistemas de combate y sensores de los buques y submarinos. Si bien en el campo de la aviación se viene produciendo un reemplazo de misiles norteamericanos por europeos, en bombas inteligentes como las Paveway III, tenemos un pequeño camino por delante que debemos superar. En la Armada, la dependencia norteamericana es enorme con los Evolved Sea Sparrow, Standard SM-2, Harpoon, integrados con el sistema SCOMBA o AEGIS de nuestros buques. Las próximas generaciones de navíos de guerra deberían mutar a sistemas europeos de combate y a misiles europeos. Existen soluciones en el mercado que cubren todos estos aspectos, quizás no están tan optimizados, pero habrá que trabajar en una alternativa europea a los sistemas norteamericanos. Las baterías Patriot tienen todavía poca competencia en Europa, sobre todo vista su capacidad antimisil mostrada en los últimos conflictos, pero toda la compleja tecnología alrededor de estos misiles debería ser una parte fundamental de nuestros desarrollos. La articulación de programas europeos orientados a estos sistemas es crítica para alcanzar esta autonomía estratégica en un campo considerado prioritario por la Unión Europea. Una nueva generación de radares debería completar la panoplia de innovaciones tecnológicas. Los sistemas remotos, cobots, artillería de larga distancia y precisión, nuevos materiales, sistemas de energía dirigida, munición inteligentes, entre otras, deberían tambien ser objeto de desarrollo europeo.
e) Equipos. Cada sistema a su vez tiene un conjunto de equipos que lo soportan, el sistema de guiado, el sonar, el sistema IFF, las comunicaciones seguras, la unidad de proceso de información, las consolas, los head up displays, el casco inteligente, sistemas de visión etc. Este el core de los sistemas; sin una enorme innovación tecnológica en estos equipos, los sistemas que operemos nunca serán autónomos del todo y no tendremos el control sobre ellos. En este apartado es en el que España puede realizar desarrollos tecnológicos propios tanto en el software como en el hardware, y debería ser objeto preferente del programa de rearme nacional tecnológico-industrial.
Tecnologías militares del futuro cercano.
El panorama de la tecnología militar está evolucionando rápidamente, impulsado por avances en campos como la inteligencia artificial, la robótica, la cibernética, la computación cuántica y los nuevos materiales inteligentes. A medida que las naciones europeas buscan incrementar sus capacidades de defensa, se están desarrollando tecnologías militares emergentes para garantizar la superioridad y eficiencia en operaciones de combate y estratégicas. En este contexto, dominar dichas capacidades será crucial para posicionarse como un país de primer orden mundial y conseguir la ansiada disuasión frente a Rusia. La mayoría de estas tecnologías están relacionadas con equipamiento avanzado de última generación, lo cual sugiere que las inversiones deberían enfocarse principalmente en la producción de equipos sofisticados. La diferencia entre un ejército adaptado a las nuevas tecnologías y los que no, sería equivalente a los imperios que fabricaron las primeras espadas de acero frente al hierro.
Inteligencia artificial y aprendizaje automático
La inteligencia artificial y el aprendizaje automático están revolucionando la innovación militar. Estas tecnologías mejoran la toma de decisiones, automatizan sistemas y optimizan la recopilación de inteligencia. La IA analiza grandes cantidades de datos para identificar patrones y predecir amenazas, mientras que los algoritmos de ML se adaptan y mejoran con nueva información. Históricamente, muchas derrotas militares se debieron a mala información y coordinación. Las nuevas tecnologías reducen estos errores en un 99%. Sin embargo, la ventaja depende de tener una IA superior a la del enemigo, lo que requiere de constante innovación y uso de herramientas avanzadas como la cuántica y las cadenas de bloques para conseguir la multiplicación de capacidades que ya hoy disponen China y Rusia.
Vehículos autónomos y drones
Los vehículos autónomos y drones están transformando el reconocimiento, la vigilancia y el combate. Estos sistemas pueden operar solos o ser controlados remotamente, minimizando riesgos para los soldados. Los drones con sensores y cámaras avanzadas ofrecen inteligencia en tiempo real, mientras que los vehículos terrestres autónomos realizan tareas de apoyo logístico y eliminación de explosivos. El futuro incluirá sistemas autónomos basados en IA y ML para el combate o acciones en zonas de alto riesgo transformando el campo de batalla.
Guerra cibernética y ciberseguridad
A medida que se expande el panorama digital, la guerra cibernética se ha convertido en un componente crítico de la estrategia militar. Las naciones están invirtiendo en medidas de ciberseguridad para proteger su infraestructura y datos de ataques cibernéticos. También se están desarrollando capacidades cibernéticas ofensivas para interrumpir las comunicaciones enemigas, sistemas de control e infraestructura crítica. El mundo ciber constituye a su vez una gran debilidad, de ahí que la tendencia sea doble, hacia una mayor protección de la información compartida y hacia sistemas cerrados como la localización tradicional prescindiendo de señales satelitales que podrán ser hackeadas. En los últimos años, los ciberataques se han vuelto cada vez más bélicos, amenazando a los ciudadanos y provocando grandes interrupciones. En 2021, un ciberataque centrado en una planta de agua en Florida amenazó con envenenar a los residentes al agregar cantidades peligrosas de lejía al agua potable. Los hackers y ciber-terroristas, actuando en capacidades oficiales para otros países o actuando por su cuenta, han demostrado la capacidad de derribar infraestructuras críticas como redes eléctricas y sistemas de comunicación. Por ejemplo, los ciberdelincuentes solo necesitarían derribar nueve subestaciones para tumbar la red eléctrica de todo Estados Unidos.
Computación cuántica
La computación cuántica promete revolucionar los procesos de encriptación y desencriptación, haciendo las comunicaciones más seguras y el análisis de inteligencia más rápido. Aunque aún está en sus primeras etapas, la computación cuántica tiene el potencial de romper los métodos tradicionales de encriptación, lo que requiere el desarrollo de algoritmos resistentes a la propia computación cuántica. Sus requerimientos físicos siguen siendo enormes, pero los que hemos visto el progreso de la informática, estamos convencidos de que en una década, la capacidad de procesar información y generar algoritmos o descifrarlos se multiplicará por mil o diez mil, algo inalcanzable para el ser humano.
Armas de energía dirigida
Las armas de energía dirigida representan una de las tecnologías emergentes más disruptivas en el ámbito militar. Estos sistemas emplean energía concentrada, como láseres, microondas o haces de partículas, para destruir, incapacitar o dañar objetivos. Los principales tipos de armas de energía dirigida incluyen:
• Láseres de alta energía: utilizados para quemar o cortar materiales y neutralizar sensores y sistemas electrónicos.
• Microondas de alta potencia: empleadas para desactivar dispositivos electrónicos y sistemas de comunicación, generando pulsos electromagnéticos.
• Haces de partículas: en fase de investigación. Estos sistemas podrían utilizar protones o electrones acelerados para causar daños físicos a los objetivos.
Las tendencias futuras para estas armas incluyen la miniaturización y la integración en plataformas móviles como vehículos, aviones y buques. Además, se espera que las mejoras en la generación y almacenamiento de energía permitirían sistemas más eficientes y potentes. Las armas de energía dirigida podrían desempeñar un papel crucial en la defensa contra amenazas hipersónicas y ciberataques, así como en la protección de infraestructuras críticas y satélites. Se trataría de una nueva familia de armas que nos acercaría a la Guerra de las Galaxias
Tecnologías hipersónicas
Las armas hipersónicas, que pueden viajar a velocidades superiores a Mach 5, son objeto de una enorme investigación militar. Estos sistemas son difíciles de interceptar con las defensas de misiles tradicionales debido a su velocidad y maniobrabilidad, ofreciendo así una ventaja estratégica. Las tecnologías hipersónicas se están aplicando en misiles, aviones y vehículos espaciales. La defensa contra esta amenaza requerirá el desarrollo de capacidades avanzadas de velocidad, maniobrabilidad y precisión que serían tan relevantes como la disuasión nuclear.
Nanotecnología
La nanotecnología se está utilizando para desarrollar materiales y sistemas avanzados con propiedades mejoradas. Los materiales nano-ingenierizados ofrecen mayor resistencia, durabilidad y protección. Se están investigando los nanobots y nanosensores para aplicaciones en vigilancia que revolucionaran la obtención de inteligencia. Constituye sin duda un campo con aplicaciones ilimitadas y totalmente disruptivas.
Tecnologías basadas en el espacio
El fin de la distensión nos conducirá, y lo vemos especialmente en el caso de China y Estados Unidos, a la militarización del espacio, que se está convirtiendo en un objetivo crucial en las estrategias de defensa moderna. A medida que las tecnologías avanzan, los países están invirtiendo en capacidades espaciales para asegurar ventajas estratégicas y operativas. Este fenómeno tiene implicaciones profundas para la seguridad global y el equilibrio de poder. El espacio ya no es solo un escenario para la exploración científica, sino que se ha transformado en un campo de operaciones militares. Se están desarrollando una variedad de sistemas, incluidos satélites con sensores avanzados, armas antisatélite, y plataformas de vigilancia orbitales. Europa debe progresar de manera rápida en esta carrera donde se decidirá la hegemonía militar en el futuro.
Las armas antisatélite (ASAT) están ya diseñadas para incapacitar o destruir satélites enemigos, perturbando sus capacidades de comunicación, navegación e inteligencia. Estos sistemas pueden incluir misiles basados en tierra, armas de energía dirigida, e interceptores orbitales
Los satélites equipados con sensores avanzados proporcionan monitoreo global sobre actividades militares, lanzamientos de misiles, y movimientos de tropas. Estos dispositivos permiten obtener información en tiempo real, mejorando la capacidad de respuesta y la toma de decisiones estratégicas. Además, los satélites de vigilancia pueden jugar un papel crucial en la detección temprana de amenazas y la prevención de conflictos.
La dependencia de tecnologías espaciales también crea una vulnerabilidad compartida. Los sistemas espaciales son susceptibles a una variedad de amenazas, incluidos ciberataques, interferencias electrónicas y ataques. La interconexión de estos sistemas significa que las fallas o ataques a un satélite podrán tener repercusiones amplias y afectar múltiples áreas operativas.
LiFi for Communication
Light Fidelity (LiFi) es una tecnología de comunicación que utiliza luz en lugar de frecuencias de radio para transmitir datos. Al modular fuentes de luz LED, LiFi permitirá la transferencia de datos a alta velocidad con una interferencia mínima. Será muy valiosa en entornos militares para redes de comunicación seguras y localizadas, lo que la hace ideal para centros de control y comando, así como operaciones tácticas donde la fiabilidad y la velocidad son cruciales.
Green Defence: Sustainability in Warfare
Con el cambio climático siendo una preocupación apremiante, los ejércitos están adoptando prácticas más amigables con el medio ambiente en sus operaciones. Vehículos energéticamente eficientes, fuentes de energía renovable y otras prácticas "más verdes" se están integrando en las estrategias de defensa, lo que también mejorará la eficiencia operativa. Para 2035, se espera que innovaciones como los drones y los vehículos de biocombustible reemplacen a los vehículos militares tradicionales. Con el aumento del uso de tecnologías verdes, habrá ahorros de energía y, al mismo tiempo, una reducción en las emisiones de carbono.
Global Collaboration Through Startups
Las startups de todo el mundo están desempeñando un papel crucial en impulsar las últimas tendencias e innovaciones en tecnología militar. Plataformas como Global Startup Heat Map resaltan a empresas emergentes enfocadas en tecnologías de defensa. Estas startups aportan perspectivas frescas, agilidad e ideas innovadoras a la mesa. Ya sea con sistemas avanzados de drones o herramientas de ciberdefensa de última generación, las colaboraciones con startups están acelerando el ritmo de la innovación militar.
Augmented Reality (AR)
La realidad aumentada (AR) está cerrando la brecha entre los escenarios virtuales y del mundo real, ofreciendo ventajas inigualables tanto en el entrenamiento como en el combate. Imaginemos a soldados equipados con auriculares AR que proporcionen asistencia de navegación en el campo de batalla en tiempo real y detección de amenazas. La AR se está convirtiendo en una herramienta estándar para simulaciones de entrenamiento inmersivas y una mayor conciencia situacional, asegurando que los soldados siempre estén un paso adelante de sus adversarios.
Enfoque en la tecnología contra drones
El conflicto prolongado en Ucrania ha dejado claro que los drones juegan un papel importante en el campo de batalla. De hecho, Ucrania creó recientemente un nuevo rol de "comandante de drones" para supervisar las operaciones con estos sistemas. Los drones están ganando importancia por varias razones clave:
• Logística en tiempo real: Los drones pueden proporcionar transmisiones de video en vivo en cualquier lugar del campo de batalla sin necesidad de imágenes satelitales.
• Designación de objetivos: A diferencia de la artillería, los drones pueden apuntar a áreas específicas, vehículos y soldados.
• Supresión: Los drones pueden ser utilizados para suprimir ataques de misiles y aéreos.
Sin embargo, la principal razón detrás del creciente uso de drones puede ser económica. Los drones son extremadamente baratos de producir en comparación con la mayoría de las otras armas. Y los drones baratos pueden destruir fácilmente muchas armas caras y de alta tecnología en el campo de batalla. Esto resulta en una gran ventaja económica para el bando que depende de drones. Por ejemplo, los drones utilizados por los rebeldes hutíes cuestan alrededor de $2,000 cada uno. Sin embargo, a las fuerzas militares de EE.UU. les cuesta $2 millones derribar uno. Los drones son baratos de producir y desplegar, pero caros de derribar, de manera que dotan a ejércitos con escasos recursos e incluso a organizaciones terroristas con una enorme capacidad militar. Con más drones siendo producidos específicamente para la guerra, estamos viendo surgir nuevas tecnologías contra drones. Los ejércitos de todo el mundo están invirtiendo en formas de contrarrestar los ataques de drones.
España ha invertido históricamente poco en tecnología militar y sigue dependiendo de una gran cantidad de tecnología importada por diferentes vías. Por eso necesitamos más desarrollos en tecnologías emergentes, desarrollar productos propios e integrarlos en diferentes plataformas. Se trata de una inversión a largo plazo y con incertidumbres, pero nadie ha descubierto una alternativa mejor. Un plan de tecnologías debería ser capaz de identificar en qué tecnologías trabajar, quiénes son las empresas mejor capacitadas para su desarrollo e identificar colaboradores en otros países europeos para avanzar de forma más rápida reduciendo riesgos.