jueves, 19 de junio de 2025

Contribución para la próxima cumbre de la OTAN

 


EL PAPEL DE EUROPA Y DE ESPAÑA ANTE LA CUMBRE DE LA ALIANZA ATLÁNTICA A CELEBRAR EN LA HAYA. (24-26 de junio de 2025)

La próxima cumbre de la OTAN se presenta como un potencial enfrentamiento entre las necesidades, los deseos y la realidad. Cualquier planteamiento que suponga fijar una cifra en base al PIB, solo puede tener una consideración política. El dinero no lo puede todo y en Defensa menos. Alcanzar el 5% del PIB es innecesario y pernicioso para cualquier país y para España más, teniendo en cuenta la dimensión de la amenaza. Incluso alcanzar un 2,5% sobre el PIB para países como el nuestro en dos años, sería un tremendo error y generaría enormes deficiencias.

Esperamos una actitud más constructiva de Washington a la vista de la realidad de la invasión de Ucrania y de la enorme respuesta europea. Pero Europa no debe aceptar chantajes ni imposiciones, que de venir, deberían llegar de nuestros enemigos. Podemos construir un espacio de seguridad mucho más equilibrado en Europa entre Estados Unidos y el resto de países, pero ajustado a las necesidades reales de cada escenario. Estados Unidos gastará el 3,2% de su PIB en Defensa en 2025 y sin embargo, Europa apenas supone para los Estados Unidos, el 10% de su esfuerzo militar, lo que explícitamente indica que las necesidades y en consecuencia los recursos que deben allegarse son muy diferentes.

Mi objetivo es realizar un análisis desde las necesidades, los retos y las capacidades existentes para determinar unos valores ajustados a los requerimientos y no a meras especulaciones diplomáticas.

¿Cuál es la dimensión de la brecha entre Europa y Estados Unidos en materia militar?

Europa necesita disponer de una adecuada disuasión militar sobre Rusia y una capacidad bélica que la permita derrotar en un escenario de guerra convencional a Moscú sin contar con Estados Unidos. Una situación que se plantearía potencialmente entre tres y cinco años, después de haber terminado la guerra de Ucrania y de que Rusia haya recompuesto sus fuerzas.

La brecha actual entre Europa y Estados Unidos presenta tres características definitorias.

Ante una amenaza real no se trata de cubrir una diferencia de capacidades en tiempo de paz, sino de guerra, lo que acentúa la dimensión del déficit europeo. No tenemos que cubrir los 128.000 efectivos con su material actualmente estacionados por Estados Unidos en Europa, sino los 300.000 que serían desplegados en caso de una agresión rusa.

Estados Unidos ha invertido en modernización y desarrollo en los últimos diez años 2 billones de dólares mientras que Europa ha invertido 500.000 millones. Teniendo en cuenta los largos períodos de maduración, esta es la diferencia que necesitamos cubrir, que es mucho mayor que el diferente volumen de gasto militar de 2025, y de ahí que el esfuerzo europeo deba ser muy superior a los Estados Unidos en los próximos años, pero con un límite temporal de una década como máximo.

Finalmente, estamos hablando de un escenario de guerra convencional frente a Rusia, que tiene la quinta parte de la capacidad militar china, a la que se enfrenta Estados Unidos. Es decir, el potencial enemigo ruso es una amenaza muy inferior militarmente al gigante asiático, pero en nuestro defecto, tenemos el hándicap de compartir una enorme frontera terrestre, a diferencia de los miles de kilómetros de océano que separan a China de la costa norteamericana.

En la actualidad, el ejército ruso es considerablemente más grande, más experimentado y está mejor equipado que la fuerza que invadió Ucrania en 2022. Ahora posee una valiosa y única experiencia en el campo de batalla. La presencia rusa en Ucrania a finales de 2024 era de aproximadamente 700.000 soldados, mucho más que la fuerza de invasión de 2022. Son más y están más entrenados y con el soporte de Corea del Norte podrían llegar a casi dos millones de efectivos militares.

La producción de equipamiento de Rusia se ha incrementado rápidamente. Solo en 2024, Rusia produjo 400 carros de combate nuevos y renovó unos 1.200. En cuanto a blindados se entregaron 1.000 unidades y se modernizaron 4.000, así como se incorporaron 450 piezas de artillería de gran calibre. Durante el año pasado se entregaron más de 1.800 drones kamikaze. Si Rusia mantiene estos ratios una vez acabada la guerra de Ucrania, los niveles de equipamiento serán más  amplios y modernos que los anteriores a 2022 en apenas cuatro años. Ante un escenario de mantenimiento de sanciones, Rusia estaría abocada a mantener su presión industrial y militar sobre Europa salvo que se produjera una improbable involución interna.

Las evaluaciones de la OTAN, indican que Rusia estará lista para atacar en algún lugar de Europa dentro de cuatro a ocho años. Con los ejercicios militares cuatrienales Zapad que se llevarán a cabo en Bielorrusia en el verano de 2025 se mostrará la capacidad de Rusia para gestionar ejercicios militares a gran escala incluso durante una guerra en curso y Putin no va a dejar pasar la oportunidad de demostrarlo.

¿Qué necesita Europa?

La primera prioridad de Europa es continuar apoyando a Ucrania que es nuestra primera línea de defensa frente a Rusia. Si Ucrania decide no aceptar una rendición total o parcial, Europa está en condiciones de proporcionar armas adicionales a Ucrania para asegurar que sus capacidades están estabilizadas e impedir avances significativos de Rusia sobre su territorio. Es cierto que Ucrania y la UE dependen de algunos activos estratégicos críticos de Estados Unidos, incluido inteligencia y comunicaciones satelitales y que estos son difíciles de reemplazar a corto plazo, pero hay sustitutos si es necesario, no tan efectivos, pero suficientes frente al nivel de la tecnología de Moscú.

Muchos se preguntan si Europa puede salvar a Ucrania. Los números son bastante elocuentes.

Desde febrero de 2022, el apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania ha ascendido a 64.000 millones de euros, mientras que Europa, incluido el Reino Unido, envió 62.000 millones de euros. En 2024, el apoyo militar de Estados Unidos ascendió a 20.000 millones de euros de un total de 42.000 millones de euros. Para reemplazar a Estados Unidos, la UE tendría que gastar solo otro 0,20% de su PIB lo que no parece una cifra descabellada. El problema es cuánto de esta ayuda se puede proporcionar desde la industria europea. La respuesta es que para el combate en el frente ruso, la industria europea tendrá suficientes capacidades para mantener la capacidad militar de Ucrania en dos años. Si dentro de dos años los frentes están estabilizados, el panorama cambiará notablemente.

Un escenario significativamente más desafiante para Europa sería un improbable acuerdo de paz aceptado por Ucrania y que resultara beneficioso para Rusia. En tal caso, es probable que Moscú continúe su acumulación de material militar creando un desafío militar formidable para toda la UE en muy poco tiempo, dada la producción rusa actual. Este sería nuestro peor escenario.

Como señalaba, ante la eventualidad de tener que cubrir la aportación potencial norteamericana en caso de conflicto, Europa necesitaría incrementar su capacidad de combate en unos 300.000 efectivos, con un enfoque en fuerzas mecanizadas y blindadas para reemplazar las unidades pesadas del ejército estadounidense. Esto se traduce en aproximadamente 100 nuevas brigadas europeas.

El problema añadido es que no solo habría que reemplazar con 29 países a los 300.000 norteamericanos que nos faltarían, es que habría que darles el respaldo que sí tendrían los norteamericanos de todo el poder de los habilitadores estratégicos estadounidenses, incluidos la aviación estratégica y los activos espaciales, de los que carecen de los ejércitos europeos. Cubrir esta brecha sería una acción prioritaria, y para ello necesitaremos mucho soporte industrial norteamericano a corto plazo.

Europa, incluido el Reino Unido, actualmente tiene 1,47 millones de personal militar en servicio activo, pero su efectividad se ve obstaculizada por la falta de un mando unificado. La OTAN trabaja bajo la suposición de que el Comandante Supremo Aliado en Europa sería un general estadounidense de alto rango, pero eso solo puede funcionar si Estados Unidos toma un papel de liderazgo y proporciona habilitadores estratégicos. Es decir el mando conjunto unificado europeo es obligatorio y debe ser una acción inmediata su implantación.

Necesidades de equipamiento y producción industrial.

Generar rápidamente tales aumentos requiere un esfuerzo extraordinario, aunque la experiencia muestra que las economías de mercado pueden hacerlo si se asignan los recursos y se flexibilizan los procedimientos. Tomando como ejemplo un Cuerpo de Ejército de Estados Unidos, la disuasión creíble europea, requeriría un mínimo adicional de 1.400 carros de combate, 2.000 vehículos de combate de infantería y 700 piezas de artillería (obuses de 155 mm y lanzacohetes múltiples). Esto es más poder de combate que el que actualmente existe en las fuerzas terrestres de Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido combinadas. Esto nos da una idea del esfuerzo inmediato que debe realizarse.

Proveer a estas fuerzas con suficientes municiones será esencial, más allá de las existencias mínimas disponibles actualmente. Por ejemplo, un millón de proyectiles de 155 mm sería el mínimo para un stock lo suficientemente grande para 90 días de combate de alta intensidad. Europa también tendría que generar capacidades de aviación de combate de quinta generación para tener una clara superioridad, y de transporte táctico y estratégico, así como capacidades de misiles de todo tipo, guerra de drones, comunicación e inteligencia. Esto incluye aumentar la producción de drones para igualar a Rusia, a un nivel de aproximadamente 1.500 municiones merodeadoras de largo alcance por año. Mientras tanto, se tendrían que reclutar y entrenar a 300.000 nuevos efectivos.

Las iniciativas de la Unión Europea de un fondo de 800.000 millones de Euros más las nacionales que se manejan, como en Polonia donde el 70% del incremento presupuestario se ha dedicado a adquisiciones o el fondo de deuda alemán Sondervermögen que hasta ahora se ha destinado exclusivamente a compras de equipamiento, son cifras realistas, pero por si solas no garantizan el éxito. Son necesarias muchas más iniciativas nacionales con recursos presupuestarios estables para garantizar una continuidad en el esfuerzo inversor.

Para que esta inversión resulte eficaz será necesario incrementar las adquisiciones a escala europea para obtener mejores costes y alcanzar una gestión más eficiente de la inversión. Tanto dinero en un sector con escasa transparencia exigirá, asimismo, de rigurosos controles de gestión para evitar subsidios y preferencias que vayan en detrimento del objetivo común.

En la actualidad, un incremento enorme de la demanda implicaría una incapacidad de asumir las obligaciones industriales, daría lugar a cuellos de botella, incremento de costes y falta de trabajadores especializados así como problemas añadidos por las limitaciones regulatorias. Aunque Europa compra el 60% de sus necesidades en su mercado doméstico, hay equipos que necesariamente deben adquirirse en Estados Unidos como aviones de combate de quinta generación, sistemas en buques, artillería de precisión, sistemas de observación de baja órbita, sensores de obtención de inteligencia, y algunos equipos y componentes críticos. Un objetivo a medio plazo será eliminar esta deficiencia, pero esto requiere de muchos cambios y de al menos una década.

Europa es incapaz de gastar un 5% del PIB en su defensa. Aunque tenga el dinero, son demasiados recursos para la ambición estratégica de Europa, que no necesita un arsenal nuclear de miles de cabezas, ni ocho grupos aeronavales ni mantener bases alrededor del mundo con los costos de vida del militar norteamericano. España en particular debe poner pie en pared y explicar cómo se pueden cumplir los objetivos militares sin sobrepasar el 2,5% del PIB.

Hay que trazar un plan paulatino para no crear cuellos de botella. «Vísteme despacio que tengo prisa» es la máxima. Un incremento rápido de la demanda colapsará la cadena de suministro y la encarecerá si no se han tomado las medidas para asegurar que ningún elemento necesario para la producción queda descontrolado. Hemos dado la vuelta al embudo. Antes la parte ancha eran las materias primas y la cadena de suministro y la estrecha eran los contratistas de defensa; hoy es al revés y esta competencia por recursos limitados puede destrozar al sector industrial en su conjunto y poner el peligro los objetivos.

La decisión del gobierno de alcanzar el 2% del PIB, teóricamente en 2025, salvo que sea un brindis al sol de Europa, es una calamidad, un error de enormes consecuencias. Necesitamos diez años para alcanzar la autonomía estratégica y no vamos a acelerar este proceso por muchos recursos que tengamos a corto plazo. Los vamos a despilfarrar, aunque comprendo la euforia de los accionistas ante los beneficios que se van a generar.

¿Cuáles son las necesidades y cuánto nos va a costar?

En la estimación del gasto necesario hay que tener en cuenta que las inversiones deben intensificarse a corto y medio plazo para reducir la brecha existente, considerando un abandono de Estados Unidos de la guerra convencional en Europa en caso de una agresión rusa, para luego entrar en una senda de estabilidad. Es decir, debemos en España subir a un ratio medio que estimo en el 2,5% del PIB ( 42.500 millones de Euros, 18.000 millones anuales para inversiones para los próximos siete años, para luego mantenerse en el 2% del PIB ( 34.000 millones de Euros y 14.000 millones año para inversiones)

Europa necesita incrementar en 300.000 efectivos sus fuerzas armadas que sería la aportación teórica norteamericana en caso de un conflicto. Esto supone un 20% de incremento sobre los actuales efectivos disponibles. Esto nos permitiría crear 100 brigadas. Harían falta entre cinco y siete años para alcanzar este número con su correspondiente equipamiento. Esto supondría un incremento del coste de personal de 60.000 millones al año, entre sueldos, beneficios y formación. Adicional a este incremento, aumentarán las retribuciones y las condiciones de vida de la tropa profesional haciendo mucho más atractiva la carrera militar., imprescindible ante el desierto demográfico europeo. Unido a la anterior hay que aumentar la disponibilidad de los efectivos y su entrenamiento. De poco nos sirve tener un millón y medio de militares si nos cuesta un año movilizarlos a todos. Aquí entra en juego la preparación para el combate. Esto requerirá de una inversión en centros de entrenamiento, campos de maniobra, sistemas de simulación y unas instalaciones de mantenimiento exquisitas. Una inversión cercana a los 50.000 millones de euros. Además, un millón y medio de hombres y mujeres no serán suficientes en un conflicto a gran escala. La movilización de una reserva de al menos otro millón de efectivos, será imprescindible para garantizar las rotaciones adecuadas en caso de una guerra larga, que es el caso más probable a la vista de las lecciones de Ucrania.

En cuanto al equipamiento hay que distinguir cinco dominios:

Sistemas C4 ISR : Teniendo en cuenta que un conflicto en Europa sería manejado por la OTAN bajo el mando de Estados Unidos y con toda la cobertura americana de estos sistemas, en el entorno de un abandono norteamericano, resulta perentorio reforzar estos sistemas. Aquí se incluyen sistemas de observación, sistemas de comunicaciones seguras, radares tipo AWACS, aviones ELINT, sistemas de comunicaciones seguras, sistemas de navegación etc. En definitiva ese corazón que no se ve pero que marca la diferencia entre un ejército vencedor y uno derrotado.

Como la mayoría de los países tienen arquitecturas ya coordinadas en el marco OTAN, será una inversión significativa pero no inmensa. Una inversión de 80.000 millones permitiría igualar al menos la capacidad actual rusa. Crear un sistema y ponerlo en operación tomaría al menos 10 años y habrá que hacerlo con alguna dependencia de Estados Unidos para conseguirlo en un tiempo razonable.

El aspecto aéreo de la guerra, especialmente los drones y los misiles, serán nuestra mayor baza disuasoria. Quiero destacar la vital importancia de la Iniciativa Escudo del Cielo Europeo en el que un gran conglomerado industrial europeo deberá tomar el liderazgo de este macro-proyecto, muy ambicioso en lo tecnológico e industrial y que supondría una inversión de 200.000 millones de Euros.

Equipo terrestre. Entre las deficiencias actuales de Europa y lo que supondría el incremento de estas cien brigadas por la desconexión norteamericana, los datos que manejo son los siguientes basados en las consideraciones elaboradas por el Instituto de Estudios Estratégicos.

Se ofrecen algunos ejemplos de soluciones en el mercado, no con carácter exhaustivo.

Equipo naval. El objetivo sería reemplazar a la VI Flota de los Estados Unidos con la adquisición de plataformas navales y aviones embarcados similares a las capacidades de la Armada norteamericana en el escenario del Atlántico Norte.




Equipamiento aéreo. Por una parte, Europa necesita una clara superioridad aérea con aviones de quinta generación F-35. No existe alternativa en el mercado a corto plazo; e incrementar la flota de aviones de cuarta generación para suplir a la flota de F-16 estacionada en Europa. Dotar a estas unidades de misiles de última generación y la capacidad de proyección estratégica y táctica son igualmente elementos muy relevantes. Dotar a los Eurofighter y Rafale de drones leales permitiría un salto cualitativo enorme para estas plataformas en la larga espera hacia el FCAS:



A las plataformas anteriores habría que sumar todo el material de despliegue y de campaña. Camiones, puentes móviles, puentes lanzables, hospitales de campaña, campamentos, unidades médicas avanzadas, cocinas de campaña, contenedores, vehículos, generadores, camiones, cisternas, bulldozers, grúas, volquetas y apisonadoras. Aspectos fundamentales que implicarían una inversión adicional de 60.000 millones de euros.

Finalmente la munición. Europa necesitaría un stock de 1.000.000 de disparos de 155 mm para 90 días de guerra. Asimismo existencias suficientes de munición 5,56 mm 12,7 mm, 9 mm, morteros, granadas, cohetes. Una inversión que ascendería a 90.000 millones de euros.

El total de la inversión para cubrir el déficit norteamericano y equilibrar la situación con Rusia asciende a 1.000.000 millones de euros que deberían asignarse de forma progresiva durante los próximos siete años, para que dé tiempo a preparar la producción y planificar las entregas.

A esto deben sumarse los créditos para modernización, mantenimiento y reposición del material existente en cada país, más las inversiones en nuevos desarrollos como el FCAS, que cada país deberá asignar para no perder las capacidades actuales y mantener la superioridad tecnológica. Esto supone un adicional anual de unos 50.000 millones de euros para los 29 países en los próximos treinta años.

Conclusiones.

No hay dudas sobre la necesidad de que Europa debe planificar su capacidad militar a futuro en el escenario de un abandono convencional de Estados Unidos. Las conclusiones son que con un 0,2% del PIB europeo se puede mantener militarmente a Ucrania con unos 40.000 millones de Euros al año. El segundo reto es que debemos reemplazar a los 300.000 efectivos norteamericanos que se desplazarían en caso de guerra con todo su equipamiento. Asimismo es necesario movilizar una reserva de un millón de efectivos. Finalmente el plan de inversiones a siete años asciende a 1.000.000 millones de euros que deberán asignarse de forma creciente para no saturar a la industria.

En el caso español, teniendo en cuenta nuestra ubicación geográfica, el esfuerzo en Defensa debería desglosarse en tres programas.

  1. A)  El de modernización y nuevas adquisiciones: un presupuesto a siete años que asciende a 120.000 millones de euros, asignados de forma creciente. Este presupuesto separado iría dirigido a eliminar el hueco actual en equipamiento más el incremento en un 20% del número de efectivos.

  2. B)  Una vez terminado el periodo citado, un presupuesto del 2% del PIB, que supondría unos 30.000 millones de euros de 2025, sería más que suficiente para mantener esta fuerza operativa y disponible.

  3. C)  Finalmente, las industrias deben alcanzar acuerdos con sus colegas europeos para blindar la autonomía estratégica de Europa y esto exige de un plan de capacitación de la industria. Solo se debería adquirir fuera todo lo que no se ha desarrollado en Europa o resultaría imposible adquirir internamente para cumplir con los plazos. La Comisión Europea deberá establecer un mecanismo de aprobación de equipos ITAR para nuestra Defensa.

El planteamiento de un gasto en defensa sobre el PIB es poco significativo del esfuerzo y la necesidad de cada país. La Unión Europea respeta el principio de soberanía y establece coordenadas, pero no todos los países tienen los mismos retos y amenazas, y por tanto el objetivo de un porcentaje del PIB debe ser solo un indicador.

Un objetivo superior al 3% del PIB en términos generales, es innecesario, generaría ineficiencias y no sería equilibrado con las amenazas. No se disuade con la billetera sino con la resolución y las armas y es en estos dos puntos en los que debemos incidir en la cumbre Atlántica.

El establecimiento de una European Buy Act , similar a la que posee Estados Unidos, obligará a las empresas extranjeras a localizarse en el continente, generar aquí trabajo, depositar la propiedad de su tecnología y nos garantizará la autonomía estratégica. España por sus costos y su lejanía de los frentes hipotéticos, se encuentra en unas condiciones excepcionales para atraer la inversión extranjera tanto de Asia como de América. Deben evitarse acuerdos de colaboración que no satisfagan estos objetivos. Todo lo que un país no puede exportar a terceros carece de interés para nuestro gobierno, porque es en las exportaciones donde debemos equilibrar el gap actual.

El gobierno español ha dado pasos sin antecedentes en nuestra historia en cuanto al incremento del gasto militar, en un país con una larga tradición neutralista y pacifista, y participa en numerosas misiones internacionales. Además, España tiene un posicionamiento en el mundo vital para la seguridad europea: los lazos con América Latina y con el mundo árabe son muy importantes para nuestra seguridad. España tiene una voz propia y para reforzarla nuestro compromiso con la seguridad europea debe ser firme y significativo.

El gobierno en el lanzamiento de los programas debería establecer cinco criterios básicos:

  1. a)  Cumplimiento de las directivas europeas de compras en Defensa sin abusar de la cláusula de excepcionalidad del 346 del TUE. Si queremos tener acceso a otros mercados no podemos pretender hacerlo echando el cerrojo español. La competencia siempre es beneficiosa para todos.

  2. b)  Las inversiones deben dirigirse a empresas que tengan su actividad industrial en España y que posean autoridad de diseño sobre los bienes y servicios, circunstancias que deben acreditarse en aras de la pretendida soberanía. Asimismo se deberá establecer un mecanismo para garantizar que los sistemas adquiridos no padezcan de potenciales restricciones ITAR o similares, y si lo padecen, existen previsiones para evitar su efecto negativo.

  3. c)  El afán inversor no es necesario, el camino de los nuevos programas no debe caer en las prisas y en la omisión de trámites importantísimos como unos buenos requerimientos técnicos, una adecuada planeación industrial y una seguridad en suministros y entregas. La colaboración entre empresas es imprescindible para no caer en sistemas con demasiado contenido internacional.

  4. d)  Los plazos de entrega son básicos. Estos fondos son para un proceso de rearme urgente no para establecer capacidades industriales a diez años vista cuando con un poco de suerte estaremos regresando a porcentajes de gasto en defensa mucho más bajos. La disponibilidad es crítica, y en este sentido, asegurar la cadena de suministro de aquellos bienes más escasos y valiosos debe ser un objetivo de la política de inversiones de la Unión Europea.

  5. e)  Es urgente la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para poder liberar créditos futuros para los programas plurianuales que ahora mismos están capados por la falta de aprobación, limitando la capacidad de contratación de los programas principales. La financiación debe cubrir la modalidad de contratos de suministros o de fabricación con pago aplazado; la simple financiación no puede ir asociada a contratos futuros ya que implicarían su consideración de pasivo para las empresas, podrían ser ayudas contrarias a la UE y desvirtuarían los principios de libre concurrencia y transparencia que rigen en la Directiva de compras de la Unión Europea.

Corresponde a los Estados Unidos definir cuál quiere ser su papel en la defensa de Europa. Un socio confiable, un espectador o un enemigo. Europa aspira al primer objetivo pero debe estar dispuesta a afrontar el tercer escenario, si hiciera falta para garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros ciudadanos. Europa se encuentra en un cruce de caminos; no puede equivocarse y tomar una dirección que ponga en duda sus principios, valores y su unidad, porque ese escenario sería el peor posible.


martes, 27 de mayo de 2025

Feindef: la feria de las vanidades y las realidades.

 




Cuando Thackeray escribió esta joya de la literatura británica no era capaz de augurar el éxito que tendría su novela y su significado a lo largo de la historia. El subtítulo, “una novela sin héroe”, resulta tremendamente apropiado porque todos los personajes del argumento tienen sus defectos y sus debilidades, aunque la apariencia resulte simpática o atractiva.


La Feria de Defensa presentaba a todos los actores de la industria española de defensa, esplendorosos, luciendo sus mejores galas: el ministerio, las fuerzas armadas, las grandes, medianas, pequeñas empresas de aquí y allende de nuestras fronteras, pero como humanos que somos, ocultamos las debilidades y en esto consiste la vanidad, es decir cuando aparentar se convierte en el objetivo.


Hubo un tiempo no lejano en el que la industria de defensa ya cosechaba grandes éxitos, tantos o más que ahora, y no había ni feria ni ruido. Todo el mundo sabía lo que tenía qué hacer porque había un liderazgo. ¿Quién lideraba este exitoso mercado que nos llevó a Eurofighter, a la fragata F-100, al misil Meteor, a Leopardo 2E, al 400 M y tantos programas de éxito? no era la industria, ni el Congreso de los diputados, ni los funcionarios, eran las Fuerzas Armadas, los servidores del estado que como usuarios finales que acuden a las operaciones internacionales o a la guerra jugándose sus vidas por nosotros, son los que mejor saben qué comprar, cuándo, y cómo. Nadie más capacitado para dirigir a la industria que los operativos, los sostenedores de los equipos, los ingenieros de las Fuerzas. Todos estos programas que he citado tuvieron a grandes directores que daban puñetazos en la mesa que hacían temblar al Órgano Central y a la industria, pero que estaban en todo su derecho a hacerlo, porque para ellos y solo para ellos, está al servicio la industria de defensa. Que vuelvan a tomar el timón del sector es perentorio. Pero hoy aparecen débiles, no quiero decir frustrados, porque no va con el carácter castrense, no se sienten protagonistas de su historia y esta es una debilidad de todos. Hay excelentes militares capacitados que protegen a la vez de sus intereses los de la industria, con eficacia, profesionalidad, honestidad y esfuerzo y deben ser parte esencial del engranaje industrial,


Las grandes empresas establecidas en España se presentan como corresponde a su facturación y relevancia, pero también tienen sus debilidades que se esconden detrás de la maqueta y la pantalla led. Por muy grandes que sean, siempre habrá alguien más grande, por mucha tecnología que tengan, siempre habrá alguien que tenga más. Para un país como España que sigue siendo el que menos invierte en defensa de la OTAN, solo hay un camino, optimizar capacidades y cooperar. Quién se crea que puede sobrevivir solo y mucho menos en su cautivo mercado doméstico aunque sea muy grande, se equivoca. Vendrá un día no lejano que la paz sea una realidad, y los gobiernos comenzarán la desaceleración presupuestaria, lo vimos en los cuarenta y en los noventa y así volverá a ser, esperemos que pronto, y solo los que hayan entendido el mensaje de la colaboración frente a la confrontación, sobrevivirán. Las grandes empresas deben desarrollar producto propio, somos España, parte de Europa, la octava potencia industrial de defensa del mundo; solo debemos mirar hacia arriba del ranking para progresar y desarrollar capacidades de un Ejército de primera, y esto solo se hace colaborando con los grandes, no buscando soluciones de conveniencia política o estética en el Tercer Mundo de la defensa.


España no puede pretender nacionalizar todo lo que compra fuera; no tenemos ni el tiempo, ni el dinero, ni el talento, y aunque tuviéramos todo eso, las economías de escala harían prohibitivo su acceso al gobierno español. Tenemos grandes déficits en misiles al no haber accedido a MBDA en su constitución. Hoy en día España no dispone de ningún misil propio y nunca los tendremos. Es un campo en el que tenemos que cooperar para llegar a tener una participación significativa, lo mismo ocurre con los satélites, no hay más de cinco empresas en el mundo que construyen satélites de comunicaciones o de observación, y no hay mercado para más. Podemos creer que la cooperación industrial en programas de origen extranjero nos da mayor soberanía, pero no es cierto, no tenemos propiedad de ningún producto de terceros países en los que la industria española tiene una participación industrial muy limitada en cuanto al acceso a información y el derecho de explotación. El futuro de la industria española pasa por exportar más de aquello que ya tenemos y en lo que somos competitivos, ganar más cuota de mercado en aviación, buques y submarinos, vehículos de combate, sistemas, radares, software, optrónica, y continuar mejorando en estos equipos. Tratar de replicar lo que ya lleva muy años fuera funcionando es una autarquía en la que no debemos ni siquiera pensar por sus efectos perniciosos.


Las medianas empresas atesoran gran parte de la punta de lanza de la tecnología, son el sustento de nuestro futuro. La diferencia en la guerra se encuentra en la tecnología, en los sistemas, en su capacidad e invulnerabilidad. Pero estas esconden una gran debilidad, dependen de que sus contratistas principales apuesten por su tecnología. Claro que hay mejores radares, sensores, radios y numerosos equipos fuera, pero debemos apostar por lo nacional para que sean mejores. Muchas decisiones de adquisiciones en el exterior deberían repensarse para que este sector de equipos y sistemas sea más robusto y proporcione el estado del arte en nuestros programas.


Las pequeñas empresas ya aparecen débiles, pero muy al contrario son las más fuertes, las que demuestran más coraje. Conozco a muchas de ellas, una nave, unos pocos ingenieros, un mini laboratorio, mucha ilusión y una fe inquebrantable de que los de arriba de la cadena de valor les prestan atención y entienden que estas necesitan de su soporte económico para subsistir. Hay muchas empresas españolas que son pequeñas por la indiferencia de sus clientes o del propio gobierno. Si hay una compañía en España de logística, debe estar ahí en primera línea, si hay una empresa de tratamientos especiales nacional, debe estar ahí o el que ha desarrollado un pequeño dron o un software. Protejamos a este sector fundamental por su alta dualidad. Sin ellos, nuestra industria de defensa sería inmensamente más débil. Hay que reservar una parte de los presupuestos de I+D a estas empresas sin que supongan una carga financiera por los avales o la devolución perentoria de los créditos, sino que necesitamos al estado como venture capital para todas estas Pymes.


Las empresas extranjeras son fundamentales en nuestro desarrollo industrial. Pero somos España, la cuarta economía de Europa, no nos valen acuerdos propios de otros países, aspiramos a lo mejor y a que sea hecho en España. No bastan acuerdos de offsets ya superados en el primer mundo sino de implantación industrial real y apuesta de futuro. 


Necesitamos como Estados Unidos, una Buy European Act, y todos los que quieran vender en Europa deberán venir, invertir, producir y competir en Europa. Pero hay que darles seguridad de que serán tratados con ecuanimidad, respetados y mimados, como corresponde hacer a un país que necesita de la inversión exterior para mantener el estado de bienestar. Si las empresas extranjeras se ven discriminadas, ignoradas o minusvaloradas, se irán, y eso solo interesa a los que quieren volver a la autarquía franquista.


Finalmente, el ministerio de defensa también con un plan de defensa ambicioso y necesario se ha presentado ante el sector y la opinión pública sacando músculo, pero seguimos sin presupuesto y los planes que no aparecen en esos tomos de colores generan muchas dudas e incertidumbres tanto sobre su realidad como sobre su gestión. La defensa de España es el pilar de nuestra soberanía e independencia, no un patio de recreo, ni un lugar para que cualquier otro interés prime sobre tan alta función, y nos corresponde a todos asumir nuestro papel y sacrificarse para que España sea una nación segura y próspera.


Una feria que ha servido para ver cómo la industria acude al llamado del enorme presupuesto que dicen está por venir. España tiene un gran sector industrial de Defensa, capacitado, pero que necesita mensajes claros, de procedimientos competitivos, transparencia y certidumbre. En este marco todos ganaremos, porque si hay algo que caracteriza a la industria de defensa es su interdependencia, es imposible crecer a costa de los demás, porque cada uno es una pieza esencial del engranaje del sector. Como digo en las conferencias y en los cursos, el mercado de Defensa es dirigido por el cliente, nadie puede pretender estar por encima de él porque así son estos mercados, de autoridad y cooperación. 


En estos momentos de amenazas no conocidas, necesitamos certidumbres, reconocer capacidades y admitir limitaciones y cubrir estas últimas con inteligencia y visión estratégica. En cualquier caso es un motivo de orgullo nacional la exhibición de capacidades que hemos visto en este Feindef 2025 y que seguramente será menor de lo que veremos en 2027.


lunes, 14 de abril de 2025

VARGAS LLOSA: LOS SOÑADORES SE VAN, QUEDAN LAS PESADILLAS.

 


 

Hace unos meses leí la correspondencia entre los grandes novelistas del Boom, muy recomendable en este momento. Resultaba fascinante comprender cómo se construyeron las grandes novelas de García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, mi admirado Carlos Fuentes, el más elegante en todos los sentidos, y el excelso elenco de excepciones a la pobreza y a la miseria intelectual de la América Latina de dictadores, revolucionarios de bon vivant y sátrapas de los años cincuenta a setenta.

 

Compartían con los novelistas de nuestra generación del 56 la pasión por la lengua común y por la Francia democrática, intelectual, apasionada, artística, casi se diría que imperial en las pequeñas cosas. Otra generación de americanos antes había acudido a la llamada de ese gran foco cultural que fue el París de los años veinte. Años de absenta, amores prohibidos, rupturismo, pasión por el clasicismo, y todos aquellos valores despreciados por la cultura del capitalismo americano, se refugiaron como los primigenios inmigrantes del Mayflower en la capital del Sena. Europa perdería, después de la Segunda Guerra Mundial con la primacía norteamericana ante el éxodo generado por el fascismo que dio a la luz a los mayores mecenas del arte moderno,  el liderazgo cultural y artístico. Sin embargo, los nuevos ricos no sabían leer, no tenían paciencia, solo sabían disfrutar con la imagen estática, y la gran novela norteamericana languideció en los años cincuenta y murió con el suicidio de Hemingway.

 

Si la Primera Guerra Mundial creó al París de Picasso y Scott Fitzgerald, como lo hizo antes la Guerra Franco Prusiana de 1870 con el París del Impresionismo y Proust, la Segunda Guerra dio a luz a Nueva York, y parecía que nadie era capaz de seguir la estela de los dólares y la pasión por el esnobismo que inundó a la opulenta sociedad neoyorquina gracias a Leo Castelli y Peggy Guggenheim. 

 

Nada relevante parecía existir ni al sur de los Pirineos ni del rio Grande. El desprecio del mundo occidental por el oscuro mundo autoritario y corrupto de América Latina y España, había dejado en el olvido la pasión que generaron en todo el orbe, García Lorca, asesinado, y Picasso, exiliado. El mundo hispano despreciaba la cultura y la convertía en objeto de burla ante la imponente presencia de las camisas azules y los galones decimonónicos que exhibían Trujillo, otro gran actor de Vargas Llosa, y Alfredo Stroessner, o el pretendidamente desaliñado vestuario del sátrapa Castro.

 

Aquellos jóvenes de orígenes variopintos, sin coordinación alguna, decidieron poner sus sueños en letras, a fin de cuentas, entonces no había otra cosas que sueños. La realidad era el gran escenario sobre el que volcar sus críticas y sus ambiciones.

 

Primero tuvieron que luchar contra padres autoritarios, colegios militares, miseria, abandono, resignación. Cuando pudieron, huyeron al lugar dónde nacen los sueños, París. A los españoles nos costó más llegar a Francia, aunque solo fuera por la cuestión vecinal, pero también acudieron en procesión mariana a Pigalle o al Quartier Latin, donde se producían más milagros que en Lourdes, mi admirado Juan Marsé, Juan Goytisolo y otros muchos. Sabían que Europa no abandonaría a España y se quedaron para luchar o simplemente porque este país siempre fue un imán tabernario de sol y Mediterráneo difícil de olvidar. Bucear por Shakespeare and Co, la librería fundada por la americana Sylvia Beach y encontrar toda la literatura española en el templo de  Occidente, es una íntima satisfacción a la reivindicación de la cultura en español que todo ser humano debe disfrutar y a la que contribuyó de forma decisiva Vargas Llosa.

 

Algunos decidieron volver a luchar por sus países, pero no habían comprendido que nadie entendió sus sueños, que nada había cambiado tanto en Hispanoamérica, para que las ideas liberales o socialdemócratas se asentaran. La ignorancia y la barbarie que siempre van de la mano habían ahogado las esperanzas de todos los pueblos. Perú renunció a tener un presidente excelso para continuar con la jaula de grillos que es la política peruana. Otros ya no volvieron, en su obra se reflejaba el pesimismo, no es la resignación, sino la convicción de que ni siquiera merecía la pena luchar y prefirieron ser enterrados en Montparnasse.

 

La maravillosa generación anterior que destacó en los cuarenta y cincuenta, marcaron un camino apasionante, pero algunos eran demasiado elitistas y otros muy conservadores para buscar más allá de las formas una reivindicación de futuro. Pero Borges, Onetti, Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Carpentier, sentaron unas bases incólumes para lo que vendría después.

 

Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Benedetti, Pablo Neruda, todos ya no están aquí, algunos se fueron demasiado pronto. Sus libros, si no son quemados ante esta ola de cafres en el poder, serán relegados ante la inteligencia artificial y la incontenible pasión por el mensaje sin forma, basado en el emoticono, por la inmediatez, por el nihilismo no intencionado Sus sueños de cambio, de revolución diría yo, estarán para siempre en sus libros.

 

Como en la distopía de Bradbury en la que los futuros revolucionarios basan sus ansias de libertad memorizando libros para que algún día puedan ser rescatados, no ya sus palabras sino sus profundos mensajes, deberemos asegurar que las nuevas generaciones no se dejan llevar por el mundo distópico y no olvidan que hubo hombres y mujeres que con la palabra accedieron a las cotas más excelsas de la cultura.

 

En España, nuestra generación del boom, aquella que escribió las más impresionantes novelas españolas, pudo conocer el mundo por el que luchaban; vieron terminar la realidad que con tanto penar tuvimos que soportar. Cuando los tweets y los tertulianos pretenden reexplicarnos el pasado reciente, volvamos a nuestras estrellas del firmamento literario. Hasta los más conservadores como Delibes o Cela, eran auténticos revolucionarios frente a la dictadura y la censura, y en su reflejo de la realidad social había una constante reivindicación. Desde la Familia de Pascual Duarte a El hereje, la novela española vivió un momento de esplendor que quedó difuminado por el empeño del régimen en convertir la cultura con mayúsculas en algo censurable y en cualquier caso sin mérito suficiente para competir con los intelectuales nacidos al amparo de los movimientos fascistas de los años treinta, a los que tampoco conviene despreciar dada su inmensa calidad literaria.

 

El gran éxito de nuestra literatura es que consiguió la concordia, algo que nuestros hermanos del otro lado nunca supieron o pudieron obtener.

 

Vargas Llosa es el último de la gran generación de la literatura, quizás la última. Ya no se escriben novelas de esta calidez, los diálogos se banalizan y pierden hasta el hilo, el mercado impone novelas, muy lejos de aquellos soñadores que se empeñaban y dejaban de pagar el alquiler de su vieja buhardilla de Pigalle para que su obra viera la luz. No hay sueños sin sufrimiento, y ellos convirtieron hasta el sufrimiento de su vida en un sueño que muchos más hemos querido anhelar y vivir.

 

Hoy ha muerto algo más que un premio Nóbel, hoy la literatura, la que ambicionaba con la palabra, con la imaginación, con el realismo mágico, con personajes histriónicos, hacer un mundo mejor ensalzando la cultura como el mayor valor de Occidente ha muerto. Cuando oímos voces revindicando a Occidente como herencias de religiones o mundos del pasado, debemos recordar que Occidente es ante todo cultura en libertad, la una no puede vivir sin la otra. Esto es lo que defendemos y lo que somos. Si nos alejamos de estos dos conceptos básicos, entonces nos queda la pesadilla. Hoy podemos decir que la Literatura, como diría Stefan Zweig, el gran profeta del mundo que estaba por venir, pertenece lamentablemente al mundo de ayer.

 

 

 

 

viernes, 11 de abril de 2025

LA TECNOLOGÍA ALREDEDOR DEL COMBATE TERRESTRE.

 




LA TECNOLOGÍA ALREDEDOR DEL COMBATE TERRESTRE. GROUND EU CAPABILITY DEVELOPMENT PRIORITIES.


La última edición de EU Capability Development Priorities de 2023 establece 22 prioridades de capacidades militares que Europa debe mejorar o adquirir, y a las cuales debe servir la Estrategia Industrial Europea. Estas capacidades se clasifican por los cinco dominios de la guerra más los factores de cohesión entre estos dominios o multiplicadores de fuerza. Dentro del segmento terrestre, existen tres prioridades: capacidad de combate con plataformas, fuego de precisión y movilidad.

1. Capacidades de combate terrestre.

El documento establece que las fuerzas terrestres del futuro deben ser una mezcla bien equilibrada de fuerzas ligeras, medianas y pesadas. Los activos y plataformas terrestres necesitan capacidades suficientes de movilidad, protección y ocultación para asegurar su propia seguridad, incluyendo un aumento de la potencia de fuego incorporando cargas útiles flexibles. La prioridad de combate terrestre aborda estos requisitos mediante el enfoque en plataformas terrestres blindadas y sus sistemas de armas como capacidades cruciales para todas las operaciones terrestres. Esto requiere de unidades ágiles, sigilosas capaces de enfrentarse al enemigo con potencia de fuego directa e indirecta. 

El documento establece tres áreas críticas en estas capacidades:

A) Nueva generación de Plataformas Blindadas Tripuladas y No Tripuladas de Nueva Generación. Incluyendo la actualización y  adquisición de Carros de Combate, Vehículos de Combate de Infantería y Transportes Blindados de Personal, capaces de operar en todas las condiciones ambientales y enfrentar nuevas amenazas, como pequeños Sistemas Aéreos No Tripulados que emplean técnicas de enjambre. 

B) Sistemas de Sistemas Modulares y Multifuncionales para Capacidades Terrestres Efectivas. La modularidad es un aspecto clave de estas soluciones para poder escalar capacidades en función de los escenarios incluyendo aquellos de alta intensidad. 

C) Capacidades de contribución de los sistemas terrestres a operaciones multidominio, a través de su interacción con sistemas C4ISTAR .

2. Sistemas de fuego de alta precisión. 

Basados en plataformas terrestres, son decisivas para neutralizar, negar o destruir las capacidades militares del adversario en el frente y en sus primeras líneas de abastecimiento. Los sistemas de armas de apoyo de fuego indirecto con mayor alcance de armas, precisión mejorada y movilidad, son clave. También se deben desarrollar sistemas de armas antitanque que ofrezcan una mezcla de fácil manejo, mayor versatilidad para atacar múltiples objetivos, dispositivos avanzados de control de fuego y adquisición de objetivos. Los desarrollos futuros deberán abordar los requisitos para mejorar la efectividad de las ojivas, la capacidad en espacios confinados y una menor posibilidad de detección. Los sensores avanzados de largo alcance para la adquisición de objetivos y una mayor integración de la fusión de datos en la arquitectura de Mando y Control acelerarán los ciclos de selección de objetivos, lo que reducirá los tiempos de respuesta y mejorará el apoyo de fuego a gran escala.

Las áreas críticas son:

a) Distribución de la información táctica en el campo de batalla con el uso intensivo de inteligencia artificial, sistemas de control de objetivos y fuego con arquitecturas abiertas de Mando y Control para mejorar la precisión y mayor flexibilidad de los efectos a entregar. 

b) El desarrollo de capacidades para derrotar contramedidas antitanque, recibir/transmitir datos de objetivos de múltiples sensores/fuentes y compartir datos entre múltiples armas antitanque es otro aspecto ligado al combate terrestre y a las plataformas. 

c) Sistemas de Apoyo de Fuego Cercano de Nueva Generación. Incluyendo el desarrollo de sistemas de armas autopropulsadas tripuladas/no tripuladas con capacidad de 360 grados, sistemas de control de fuego informatizados y sistema de carga automática/semi-automática. 

d) Capacidades de Apoyo de Fuego Indirecto de muy largo alcance. Plataformas y municiones capaces de entregar efectos cinéticos y no cinéticos más precisos en la profundidad del enemigo a mayores distancias, mientras son resilientes a acciones electromagnéticas y ciberataques.

3. Movilidad Militar. 

Esta prioridad es un habilitador esencial para el despliegue, movimiento y transporte efectivos, oportunos y seguros de personal y de activos militares en el marco de misiones, operaciones, ejercicios o actividades cotidianas. La movilidad militar permite el movimiento rápido, eficiente e ininterrumpido de personal, material y activos militares, incluyendo a corto plazo y a gran escala, a través de una red bien conectada, con tiempos de reacción más cortos e infraestructura segura y resistente. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha confirmado la necesidad urgente de mejorar sustancialmente la movilidad militar de las Fuerzas, dentro y fuera de la UE, donde se fortalecerá la infraestructura de transporte de uso dual a lo largo de la red de transporte transeuropea. La movilidad efectiva se logrará conectando todos los diferentes nodos de transporte, incluyendo considerar enfoques innovadores para proteger el transporte de personal y bienes. Además, los procedimientos armonizados y la eliminación de barreras procedimentales facilitarán el rápido movimiento militar. Las áreas claves relativas a la movilidad terrestres que requieren de soluciones por parte de la industria se basan en cuatro tipos de soluciones:


a) Sistemas de conexión militares. En un escenario de conflicto y de disrupción de las vías de comunicación hacia el Este, los sistemas de emergencias como puentes móviles o construcciones tipo Lego, serán elementos definitorios de la capacidad rápida de despliegue en un continente basado en una tullida red de ríos.

b) Plataformas más ligeras. El desplazamiento de plataformas superiores a 45 toneladas es un reto enorme para las infraestructuras y carreteras europeas, por lo que el desarrollo de plataformas con gran capacidad de fuego, protección y un peso menor será un elemento crítico.

c) Plataformas modulares. La logística en el campo de batalla presenta unos enormes retos. La modularidad de las plataformas con elementos de fácil y rápido reemplazo es fundamental para mantener a las plataformas el mayor tiempo posible en el frente de batalla.

d) Plataformas sobre ruedas o ferroviarias para el transporte de plataformas de combate. Desarrollo de camiones especiales y de vagones adaptados a las especificaciones de los sistemas.


La mayores novedades de la guerra de Ucrania han sido el uso de drones no muy sofisticados y el uso de los sistemas de combate terrestres tradicionales, muy lejos de los escenarios de guerras navales o aéreas. Siendo la amenaza fundamentalmente terrestre, la disuasión debería focalizarse en una parte muy sustancial en este entorno y de ahí que la mejora en la adquisición de estas capacidades sea un elemento crítico.












EL PLAN DE TECNOLOGÍAS QUE ESPAÑA NECESITA

 



1. EL PLAN DE TECNOLOGÍAS DE DEFENSA QUE ESPAÑA NECESITA

Cuando asistimos al renovado debate sobre la construcción de la Defensa Europea, autónoma de Estados Unidos, y se supone que del resto de países, se nos bombardea con la idea de que es un objetivo imposible, de que nunca conseguiremos equipararnos a los Estados Unidos y que nuestras empresas carecen del talento y de los recursos necesarios. Por otra parte, luego está la consideración europea, ¿debe cada país de la Unión Europea generar sus propias capacidades al margen del resto de países europeos? Y finalmente ¿cuáles son esas tecnologías críticas que Europa y España deben desarrollar para que hablemos de una suficiente autonomía operativa?

Antes de adentrarme en el proceloso mundo de las tecnologías, quiero resaltar que no tiene sentido en estos momentos de urgencia desarrollar capacidades tecnológicas que no estén orientadas a un producto. Invertir en generalidades como computación cuántica, materiales inteligentes o inteligencia artificial, no debe ser el objeto de este plan de rearme, si no se concretan en desarrollos que conduzcan a un producto o capacidad militar. Esto no significa que no sean importantes, pero quizás no disponemos del tiempo necesario para afrontarlos o no deben formar parte de este plan de rearme por sus largos plazos de maduración.

El mundo de la defensa, como sabemos, se mueve al mismo tiempo en dos funciones básicas: disuasión, es decir mostrar a los potenciales enemigos que una guerra le saldría mucho más cara que a nosotros, y aquí juega una batería de instrumentos en los que la fuerza militar es uno de los más relevantes, y superioridad militar, es decir, asegurar una victoria en caso de una guerra. Lo primero se sustancia con presupuestos y lo segundo con resolución.

La forma de conducir las operaciones militares ha ido evolucionando con la tecnología, y lo seguirá haciendo en el futuro, pero los fundamentos han cambiado poco. Podemos hablar de diferentes átomos en la operativa militar que han sobrevivido a lo largo de la historia adaptándose en cada momento a las oportunidades que brinda la tecnología.

a) Obtención de inteligencia. A través de ojeadores y espías en el pasado y en la actualidad con una enorme constelación de sensores espaciales, aéreos, internet, terrestres, navales, sistemas no tripulados y también espías. Ni que decir tiene que la superioridad en inteligencia ha sido determinante en las victorias militares. Si bien Europa debería incrementar las capacidades actuales, sobre todo en el segmento espacial, podemos afirmar que a nivel de la Unión disponemos de suficientes capacidades tecnológicas e industriales de obtención de inteligencia, siempre mejorables, pero con una base tecnológica suficiente.

b) Procesamiento de inteligencia y comunicación. En cada década, la cantidad de información que se intercambia en el campo de batalla se multiplica por diez, y ya no bastan sesudos matemáticos de Cambridge. La simulación, la inteligencia artificial y la computación cuántica son herramientas indispensables para procesar toda la información, determinar la relevante, especificar la acción militar, comunicarla a la unidad que debe ejecutarla y hacer seguimiento del alcance de la misión. La seguridad de toda esta información es un aspecto crítico para evitar una brecha como supuso romper el código de Enigma en la Segunda Guerra Mundial. En este campo, Europa tiene una enorme brecha con Estados Unidos, por el retraso en la implementación de estas tecnologías, por aspectos regulatorios, por el empuje de las tecnológicas del mercado civil en Estados Unidos y por ociosidad. Ningún país europeo tiene recursos suficientes propios para ejecutar desarrollos en estas capacidades para equipararse a nuestros rivales. Son perentorios los programas de colaboración para avanzar en este aspecto clave para la superioridad militar. Esto nos llevará a crear un potente sistema C6AI2,  Command, Control, Communication, Computer, Cuantic, Ciber, Artificial Intelligence, Intelligence, europeo que sea el núcleo central de un futuro ejército europeo y que maximice este aspecto que sería el corazón de la defensa europea.

c) Plataformas. Entendemos por plataforma toda estructura, fija o móvil, que permite ejecutar desde ella una acción militar, ya sea de inteligencia, defensa o ataque. La panoplia es enorme: buques, vehículos, aviones, drones, radares, artillería, baterías de misiles. Cuando hablamos de tecnologías de plataformas me refiero a las que van embebidas en la misma y tienen que ver con su acción operativa como soporte de sistemas. En los casos de vehículos blindados sería la barcaza, el grupo motopropulsor, el blindaje, los sistemas de conducción; en el buque: el casco, la propulsión, el blindaje y los sistemas de navegación y en una batería de misil antiaéreo el vehículo y el lanzador, y en un radar, las antenas. En plataformas, el gran reto son los sistemas autónomos y la robótica, y en menor medida la optimización de las capacidades tradicionales: protección, alcance, velocidad, carga de pago, indetectabilidad y maniobrabilidad. Inglaterra extendió su dominio marítimo al siglo XX gracias a los acorazados con blindaje y mayor potencia de fuego, Dreadnought, una innovación en plataforma definitiva como lo supuso la aviación a reacción o los carros de combate. La superioridad en plataformas es fundamental en la disuasión y sobre todo en el combate.

d) Los sistemas. Son básicamente conjuntos de equipos que habitualmente van embarcados en las plataformas pero que son discrecionales del usuario su elección o incorporación. Es decir, el Ejército de Aire puede decidir qué misil stand-off llevará el Typhon, o qué radar o sónar llevará la F-110. La labor de integración será un trabajo cooperativo entre el plataformista y el diseñador y suministrador del sistema. En el mundo actual, muchos de los sistemas interactúan de forma automática con los C6AI2. Para España, el mayor déficit tecnológico se encuentra en esta área, ya que las economías de escala son muy fuertes porque se requiere de una fuerte inversión para un bajo retorno. También por la tradicional dependencia de Estados Unidos con productos más eficientes y económicos y finalmente por la ausencia de una inversión sostenida a largo plazo en. I+D para alcanzar un suficiente nivel de madurez. Por las razones expuestas, y siguiendo el modelo de Eurofighter, la colaboración entre países europeos es esencial, sobre todo partiendo de las enormes capacidades que Reino Unido y Francia tienen en estos dominios. Esta última tiene un nivel de autonomía al que Europa podría aspirar, yendo de la mano. Para España, esa autonomía no tiene sentido económico ni es deseable. En el caso español, las mayores dependencias, que se han ido reduciendo, pero que todavía son significativas, tienen que ver con el campo de misiles y con los sistemas de combate y sensores de los buques y submarinos. Si bien en el campo de la aviación se viene produciendo un reemplazo de misiles norteamericanos por europeos, en bombas inteligentes como las Paveway III, tenemos un pequeño camino por delante que debemos superar. En la Armada, la dependencia norteamericana es enorme con los Evolved Sea Sparrow, Standard SM-2, Harpoon, integrados con el sistema SCOMBA o AEGIS de nuestros buques. Las próximas generaciones de navíos de guerra deberían mutar a sistemas europeos de combate y a misiles europeos. Existen soluciones en el mercado que cubren todos estos aspectos, quizás no están tan optimizados, pero habrá que trabajar en una alternativa europea a los sistemas norteamericanos. Las baterías Patriot tienen todavía poca competencia en Europa, sobre todo vista su capacidad antimisil mostrada en los últimos conflictos, pero toda la compleja tecnología alrededor de estos misiles debería ser una parte fundamental de nuestros desarrollos. La articulación de programas europeos orientados a estos sistemas es crítica para alcanzar esta autonomía estratégica en un campo considerado prioritario por la Unión Europea. Una nueva generación de radares debería completar la panoplia de innovaciones tecnológicas. Los sistemas remotos, cobots, artillería de larga distancia y precisión, nuevos materiales, sistemas de energía dirigida, munición inteligentes, entre otras, deberían tambien ser objeto de desarrollo europeo.

e) Equipos. Cada sistema a su vez tiene un conjunto de equipos que lo soportan, el sistema de guiado, el sonar, el sistema IFF, las comunicaciones seguras, la unidad de proceso de información, las consolas, los head up displays, el casco inteligente, sistemas de visión etc. Este el core de los sistemas; sin una enorme innovación tecnológica en estos equipos, los sistemas que operemos nunca serán autónomos del todo y no tendremos el control sobre ellos. En este apartado es en el que España puede realizar desarrollos tecnológicos propios tanto en el software como en el hardware, y debería ser objeto preferente del programa de rearme nacional tecnológico-industrial.


Tecnologías militares del futuro cercano.

El panorama de la tecnología militar está evolucionando rápidamente, impulsado por avances en campos como la inteligencia artificial, la robótica, la cibernética, la computación cuántica y los nuevos materiales inteligentes. A medida que las naciones europeas buscan incrementar sus capacidades de defensa, se están desarrollando tecnologías militares emergentes para garantizar la superioridad y eficiencia en operaciones de combate y estratégicas. En este contexto, dominar dichas capacidades será crucial para posicionarse como un país de primer orden mundial y conseguir la ansiada disuasión frente a Rusia. La mayoría de estas tecnologías están relacionadas con equipamiento avanzado de última generación, lo cual sugiere que las inversiones deberían enfocarse principalmente en la producción de equipos sofisticados. La diferencia entre un ejército adaptado a las nuevas tecnologías y los que no, sería equivalente a los imperios que fabricaron las primeras espadas de acero frente al hierro.


Inteligencia artificial y aprendizaje automático

La inteligencia artificial y el aprendizaje automático están revolucionando la innovación militar. Estas tecnologías mejoran la toma de decisiones, automatizan sistemas y optimizan la recopilación de inteligencia. La IA analiza grandes cantidades de datos para identificar patrones y predecir amenazas, mientras que los algoritmos de ML se adaptan y mejoran con nueva información. Históricamente, muchas derrotas militares se debieron a mala información y coordinación. Las nuevas tecnologías reducen estos errores en un 99%. Sin embargo, la ventaja depende de tener una IA superior a la del enemigo, lo que requiere de constante innovación y uso de herramientas avanzadas como la cuántica y las cadenas de bloques para conseguir la multiplicación de capacidades que ya hoy disponen China y Rusia.


Vehículos autónomos y drones

Los vehículos autónomos y drones están transformando el reconocimiento, la vigilancia y el combate. Estos sistemas pueden operar solos o ser controlados remotamente, minimizando riesgos para los soldados. Los drones con sensores y cámaras avanzadas ofrecen inteligencia en tiempo real, mientras que los vehículos terrestres autónomos realizan tareas de apoyo logístico y eliminación de explosivos. El futuro incluirá sistemas autónomos basados en IA y ML para el combate o acciones en zonas de alto riesgo transformando el campo de batalla.


Guerra cibernética y ciberseguridad

A medida que se expande el panorama digital, la guerra cibernética se ha convertido en un componente crítico de la estrategia militar. Las naciones están invirtiendo en medidas de ciberseguridad para proteger su infraestructura y datos de ataques cibernéticos. También se están desarrollando capacidades cibernéticas ofensivas para interrumpir las comunicaciones enemigas, sistemas de control e infraestructura crítica. El mundo ciber constituye a su vez una gran debilidad, de ahí que la tendencia sea doble, hacia una mayor protección de la información compartida y hacia sistemas cerrados como la localización tradicional prescindiendo de señales satelitales que podrán ser hackeadas. En los últimos años, los ciberataques se han vuelto cada vez más bélicos, amenazando a los ciudadanos y provocando grandes interrupciones. En 2021, un ciberataque centrado en una planta de agua en Florida amenazó con envenenar a los residentes al agregar cantidades peligrosas de lejía al agua potable. Los hackers y ciber-terroristas, actuando en capacidades oficiales para otros países o actuando por su cuenta, han demostrado la capacidad de derribar infraestructuras críticas como redes eléctricas y sistemas de comunicación. Por ejemplo, los ciberdelincuentes solo necesitarían derribar nueve subestaciones para tumbar la red eléctrica de todo Estados Unidos.


Computación cuántica

La computación cuántica promete revolucionar los procesos de encriptación y desencriptación, haciendo las comunicaciones más seguras y el análisis de inteligencia más rápido. Aunque aún está en sus primeras etapas, la computación cuántica tiene el potencial de romper los métodos tradicionales de encriptación, lo que requiere el desarrollo de algoritmos resistentes a la propia computación cuántica. Sus requerimientos físicos siguen siendo enormes, pero los que hemos visto el progreso de la informática, estamos convencidos de que en una década, la capacidad de procesar información y generar algoritmos o descifrarlos se multiplicará por mil o diez mil, algo inalcanzable para el ser humano.


Armas de energía dirigida

Las armas de energía dirigida representan una de las tecnologías emergentes más disruptivas en el ámbito militar. Estos sistemas emplean energía concentrada, como láseres, microondas o haces de partículas, para destruir, incapacitar o dañar objetivos. Los principales tipos de armas de energía dirigida incluyen:

Láseres de alta energía: utilizados para quemar o cortar materiales y neutralizar sensores y sistemas electrónicos.

Microondas de alta potencia: empleadas para desactivar dispositivos electrónicos y sistemas de comunicación, generando pulsos electromagnéticos.

Haces de partículas: en fase de investigación. Estos sistemas podrían utilizar protones o electrones acelerados para causar daños físicos a los objetivos.


Las tendencias futuras para estas armas incluyen la miniaturización y la integración en plataformas móviles como vehículos, aviones y buques. Además, se espera que las mejoras en la generación y almacenamiento de energía permitirían sistemas más eficientes y potentes. Las armas de energía dirigida podrían desempeñar un papel crucial en la defensa contra amenazas hipersónicas y ciberataques, así como en la protección de infraestructuras críticas y satélites. Se trataría de una nueva familia de armas que nos acercaría a la Guerra de las Galaxias


Tecnologías hipersónicas

Las armas hipersónicas, que pueden viajar a velocidades superiores a Mach 5, son objeto de una enorme investigación militar. Estos sistemas son difíciles de interceptar con las defensas de misiles tradicionales debido a su velocidad y maniobrabilidad, ofreciendo así una ventaja estratégica. Las tecnologías hipersónicas se están aplicando en misiles, aviones y vehículos espaciales. La defensa contra esta amenaza requerirá el desarrollo de capacidades avanzadas de velocidad, maniobrabilidad y precisión que serían tan relevantes como la disuasión nuclear.


Nanotecnología

La nanotecnología se está utilizando para desarrollar materiales y sistemas avanzados con propiedades mejoradas. Los materiales nano-ingenierizados ofrecen mayor resistencia, durabilidad y protección. Se están investigando los nanobots y nanosensores para aplicaciones en vigilancia que revolucionaran la obtención de inteligencia. Constituye sin duda un campo con aplicaciones ilimitadas y totalmente disruptivas.


Tecnologías basadas en el espacio

El fin de la distensión nos conducirá, y lo vemos especialmente en el caso de China y Estados Unidos, a la militarización del espacio, que se está convirtiendo en un objetivo crucial en las estrategias de defensa moderna. A medida que las tecnologías avanzan, los países están invirtiendo en capacidades espaciales para asegurar ventajas estratégicas y operativas. Este fenómeno tiene implicaciones profundas para la seguridad global y el equilibrio de poder. El espacio ya no es solo un escenario para la exploración científica, sino que se ha transformado en un campo de operaciones militares. Se están desarrollando una variedad de sistemas, incluidos satélites con sensores avanzados, armas antisatélite, y plataformas de vigilancia orbitales. Europa debe progresar de manera rápida en esta carrera donde se decidirá la hegemonía militar en el futuro.

Las armas antisatélite (ASAT) están ya diseñadas para incapacitar o destruir satélites enemigos, perturbando sus capacidades de comunicación, navegación e inteligencia. Estos sistemas pueden incluir misiles basados en tierra, armas de energía dirigida, e interceptores orbitales

Los satélites equipados con sensores avanzados proporcionan monitoreo global sobre actividades militares, lanzamientos de misiles, y movimientos de tropas. Estos dispositivos permiten obtener información en tiempo real, mejorando la capacidad de respuesta y la toma de decisiones estratégicas. Además, los satélites de vigilancia pueden jugar un papel crucial en la detección temprana de amenazas y la prevención de conflictos.

La dependencia de tecnologías espaciales también crea una vulnerabilidad compartida. Los sistemas espaciales son susceptibles a una variedad de amenazas, incluidos ciberataques, interferencias electrónicas y ataques. La interconexión de estos sistemas significa que las fallas o ataques a un satélite podrán tener repercusiones amplias y afectar múltiples áreas operativas.

LiFi for Communication

Light Fidelity (LiFi) es una tecnología de comunicación que utiliza luz en lugar de frecuencias de radio para transmitir datos. Al modular fuentes de luz LED, LiFi permitirá la transferencia de datos a alta velocidad con una interferencia mínima. Será muy valiosa en entornos militares para redes de comunicación seguras y localizadas, lo que la hace ideal para centros de control y comando, así como operaciones tácticas donde la fiabilidad y la velocidad son cruciales.

Green Defence: Sustainability in Warfare

Con el cambio climático siendo una preocupación apremiante, los ejércitos están adoptando prácticas más amigables con el medio ambiente en sus operaciones. Vehículos energéticamente eficientes, fuentes de energía renovable y otras prácticas "más verdes" se están integrando en las estrategias de defensa, lo que también mejorará la eficiencia operativa. Para 2035, se espera que innovaciones como los drones y los vehículos de biocombustible reemplacen a los vehículos militares tradicionales. Con el aumento del uso de tecnologías verdes, habrá ahorros de energía y, al mismo tiempo, una reducción en las emisiones de carbono.

Global Collaboration Through Startups

Las startups de todo el mundo están desempeñando un papel crucial en impulsar las últimas tendencias e innovaciones en tecnología militar. Plataformas como Global Startup Heat Map resaltan a empresas emergentes enfocadas en tecnologías de defensa. Estas startups aportan perspectivas frescas, agilidad e ideas innovadoras a la mesa. Ya sea con sistemas avanzados de drones o herramientas de ciberdefensa de última generación, las colaboraciones con startups están acelerando el ritmo de la innovación militar.

Augmented Reality (AR)

La realidad aumentada (AR) está cerrando la brecha entre los escenarios virtuales y del mundo real, ofreciendo ventajas inigualables tanto en el entrenamiento como en el combate. Imaginemos a soldados equipados con auriculares AR que proporcionen asistencia de navegación en el campo de batalla en tiempo real y detección de amenazas. La AR se está convirtiendo en una herramienta estándar para simulaciones de entrenamiento inmersivas y una mayor conciencia situacional, asegurando que los soldados siempre estén un paso adelante de sus adversarios.

Enfoque en la tecnología contra drones

El conflicto prolongado en Ucrania ha dejado claro que los drones juegan un papel importante en el campo de batalla. De hecho, Ucrania creó recientemente un nuevo rol de "comandante de drones" para supervisar las operaciones con estos sistemas. Los drones están ganando importancia por varias razones clave:

Logística en tiempo real: Los drones pueden proporcionar transmisiones de video en vivo en cualquier lugar del campo de batalla sin necesidad de imágenes satelitales.

Designación de objetivos: A diferencia de la artillería, los drones pueden apuntar a áreas específicas, vehículos y soldados.

Supresión: Los drones pueden ser utilizados para suprimir ataques de misiles y aéreos.

Sin embargo, la principal razón detrás del creciente uso de drones puede ser económica. Los drones son extremadamente baratos de producir en comparación con la mayoría de las otras armas. Y los drones baratos pueden destruir fácilmente muchas armas caras y de alta tecnología en el campo de batalla. Esto resulta en una gran ventaja económica para el bando que depende de drones. Por ejemplo, los drones utilizados por los rebeldes hutíes cuestan alrededor de $2,000 cada uno. Sin embargo, a las fuerzas militares de EE.UU. les cuesta $2 millones derribar uno. Los drones son baratos de producir y desplegar, pero caros de derribar, de manera que dotan a ejércitos con escasos recursos e incluso a organizaciones terroristas con una enorme capacidad militar. Con más drones siendo producidos específicamente para la guerra, estamos viendo surgir nuevas tecnologías contra drones. Los ejércitos de todo el mundo están invirtiendo en formas de contrarrestar los ataques de drones.

España ha invertido históricamente poco en tecnología militar y sigue dependiendo de una gran cantidad de tecnología importada por diferentes vías. Por eso necesitamos más desarrollos en tecnologías emergentes, desarrollar productos propios e integrarlos en diferentes plataformas. Se trata de una inversión a largo plazo y con incertidumbres, pero nadie ha descubierto una alternativa mejor. Un plan de tecnologías debería ser capaz de identificar en qué tecnologías trabajar, quiénes son las empresas mejor capacitadas para su desarrollo e identificar colaboradores en otros países europeos para avanzar de forma más rápida reduciendo riesgos.