Hoy se ha anunciado en Lausana, que
Irán y las grandes potencias, o más técnicamente denominado el grupo 5+1 han
alcanzado un acuerdo para posibilitar que Irán continúe con su desarrollo
nuclear aunque ya no será para uso militares; a cambio de que se levanten las
sanciones. Usted como persona razonable se hará una pregunta simple; ¿Qué
ganamos los demás?. Porque sí, usted ha entendido bien; permitimos a Irán
continuar con su programa nuclear y además le levantamos las sanciones que
tienen asfixiada a su economía precisamente con el objetivo de que cesara su
programa nuclear. Para que ustedes me entiendan; imagínese que comienzo a
preparar su asesinato con actos que evidencian dicho fin como afilar el
cuchillo; usted que se siente amenazado me sanciona con no poder hacer negocios
con usted. Pero ahora vengo y le digo que ya no quiero matarle, aunque voy a
seguir preparando los mismos actos que evidenciaban mi objetivo y usted debe
levantarme las sanciones a cambio de que le he dicho que ya no le voy a matar,
pero no se preocupe que el cuchillo ya no lo estoy afilando para su asesinato
sino para trinchar la carne. Y usted va y se lo cree.
La política es mucho más compleja que
este burdo ejemplo, pero no distorsiona tanto la realidad como para
invalidarlo. Este acuerdo nace de una triple realidad constatada. Uno, Irán ha
estado invirtiendo y trabajando durante años para tener armas nucleares; dos,
Irán financia y soporta a grupos terroristas como Hezbolá y Hamas; tres,
durante años mantiene como objetivo la destrucción de occidente y en particular
de Israel; y añadiendo una cuarta circunstancia, por si fuera poco, lidera a la
comunidad chiíta en el Oriente Medio apoyando a sus afines religiosos en Yemen,
Irak y en el Golfo. Esta combinación no resultaba muy saludable a los ojos de
Occidente, que además asistió no sólo a un desarrollo nuclear que se ocultaba
deliberadamente a las autoridades de la Agencia Internacional de la Energía,
sino que ha desarrollado misiles con capacidad balística portadores de cabezas
nucleares. En definitiva el panorama era más bien sombrío. Lo fue hasta tal
punto que incluso se desarrolló e implementó una estrategia en la Alianza
Atlántica para crear el escudo antimisiles iraníes, del que España es parte. En
definitiva la amenaza debía ser muy seria.
Ahora deberíamos preguntarnos ¿Qué ha
cambiado en Irán para que hayan decidido dar marcha atrás en tanto esfuerzo de
desarrollo y ocultamiento? Los mayores defensores de este acuerdo aducirán que
las sanciones han cumplido su efecto y que el gobierno iraní ha comprendido el
sufrimiento de su pueblo, ha aprendido la lección y ha decidido cambiar su
posición. Los que no lo tenemos tan claro nos preguntamos ¿Ha cambiado el
régimen político en Irán? ¿Los nuevos ayatolás son diferentes de los que
gobernaban en tiempos de Ahmadineyad? ¿Han dejado de apoyar el terrorismo
internacional? Nada ha cambiado para que todos los países occidentales más
Rusia, que juega aquí el papel de Don Tancredo se hayan rendido a las
peticiones de los iraníes, que para mostrar su buena voluntad querían que se
levantaran las sanciones antes de verificar los acuerdos.
Su líder Jamenei declaró en 2000 que “Israel era un tumor canceroso que
debe ser eliminado de la región”. El presidente Rouhani fue consejero de
seguridad nacional desde 1989; su ministro de defensa además de destacar en la
guerra con Irak, contribuyó a la formación militar de Hezbolá en el Líbano y su
ministro de energía ya lo fue en varias ocasiones desde 2005, en pleno
desarrollo de la capacidad nuclear iraní. ¿O todos han sufrido una caída del
caballo como San Pablo o estamos ante un engaño mayúsculo?; yo sigo queriendo
creer lo primero aunque me prepararía para lo segundo
Pero ¿Por qué Obama ha cogido este
guante y se ha dispuesto a negociar un acuerdo que difícilmente será ratificado
por el Senado norteamericano?, para lo que ya ha habido un pronunciamiento muy
claro de la mayoría republicana. ¿Cuál es la nueva enésima política
norteamericana para Oriente Medio que parece condenada a terminar como las
anteriores, en un fracaso y en un empeoramiento de la situación?
En mi opinión Irán jugará un papel
esencial en la nueva geoestrategia en la región y ya lo estamos viendo en la
guerra contra el Estado islámico. Teniendo en cuenta que todos los regímenes
árabes de la región son bastante imperfectos en términos democráticos, quizás
Irán sea el menos malo en este aspecto, un Irán fuerte puede ser un factor de
equilibrio en esta convulsa región. Supone una evidente llamada de atención a
los países sunitas y en particular a Arabia Saudita, que dejará de ser la
potencia económica de la región para cedérselo al régimen chiíta, que es lo
peor que podría ocurrirle. Recordemos que durante la guerra entre Irán e Irak,
todos los países árabes sunitas apoyaron al régimen de Saddam Hussein.
El acuerdo reconoce que Irán podrá
desarrollar sus reactores nucleares para uso civil, al menos se supone que esto
será vigilado de manera muy estricta, aunque las últimas experiencias de la Agencia
de la Energía en estas misiones no ha producido resultados muy brillantes. Pero
¿Qué razones existirán para impedir que Arabia Saudita tenga su reactor nuclear
o Irak o Dubai?. Estados Unidos está convirtiendo la región de la que depende
una buena parte de la energía mundial en una zona nuclearizada de consecuencias
inimaginables, teniendo en cuenta además la calaña de los terroristas que
abundan por estos países. Arabia e Irán como potencias nucleares es lo peor que
podría ocurrirnos si queremos preservar la paz mundial. Sin contar con la
realidad de que habrá que revivir el viejo proyecto de llevar a todos los
judíos a la Patagonia porque serían los primeros exterminados ante una región
nuclearizada.
El acuerdo reconoce que los niveles de
enriquecimiento de uranio resultaban ya tan peligrosos que se ha decidido que
serán exportados para su almacenamiento o destrucción, pero no a España o
Australia, sino que se los envían a Putin; sí, el mismo de la invasión de
Crimea y que tiene a medio ejército de maniobras constantes sobre las fronteras
de Europa. No es lo que yo denominaría una solución tranquilizadora.
La publicación de la noticia coincide
con el anuncio de una caída en picado del precio del petróleo que podría
situarse en un par de semanas en los veinticinco dólares. Con esta propina nos
querrán convencer que el acuerdo es muy bueno para todos a lo que habrá que
sumar los negocios que se abrirán en Irán para las empresas extranjeras, y todo
esto mientras siguen enviando a Hezbolá y a Hamas, los cohetes con los que
Israel es atacada un día si y el otro también.
Pero de lo que no se da cuenta Obama, o
quizás sí, es que además con esta medida va a terminar con una de las banderas
de su programa político, la independencia energética. Con un petróleo a veinticinco
dólares la extracción de petróleo en Estados Unidos devendrá demasiado onerosa
y las petroleras norteamericanas obtendrán mayores beneficios comprando en Irán
el petróleo al nuevo precio; sin percatarse que parte de esos dólares de los
consumidores norteamericanos seguirán financiando el terrorismo internacional,
los desarrollos de armamento y la consolidación de un modelo nuclear en un
estado que bien podría dotarse de energía fotovoltaica; no será por dinero,
mucho más limpia y sin riesgos ambientales. España sería un excelente socio en
este propósito.
No nos confundamos, Irán quiere ser
potencia nuclear y liderar la región sin haber renunciado a su objetivo de
destruir Israel; no me creo que sea la diversificación energética la causa del
desarrollo nuclear, porque con un potencial de casi 5 millones de barriles de
petróleo diarios, parece que fuentes de energía barata no le faltan. Rusia verá
como con una caída del petróleo, le lleva al colapso económico y además le va
enemistar con socios fundamentales en la región como Siria, que ven en este
acuerdo una amenaza a la estabilidad en la región. Algo oculto se adivina en
este apoyo favorable de Rusia, y ya se lo adelanto, el próximo levantamiento de
las sanciones a Rusia por su intervención en Ucrania. Éste será su premio por
haber convencido a los iraníes de aceptar este acuerdo, como si hubiera sido
necesario mucho esfuerzo.
Al menos Estados Unidos debería haber
exigido el abandono del apoyo a los grupos terroristas y el reconocimiento del
estado de Israel como pasos previos para una negociación, que es lo menos que
Israel debería haber esperado de este acuerdo. Obama ha hecho saltar por los
aires las bases de la estabilidad en Oriente Medio y ha dejado a su único
aliado real en la región, maltratado y apartado de la negociación, y esto ya no
se arregla con paños calientes. Israel debe dejar de pensar que los Estados
Unidos y Europa son socios fiables, y ésta es la peor noticia para la única
democracia de la región. Espero estar equivocado pero mucho me temo que en
pocos meses volveremos a hablar de este acuerdo pero ya en unos términos muy
diferentes a los optimistas de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario