Si existe una función primordial,
esencial y única que corresponde a todos los gobiernos por encima de todas las
demás, es proporcionar seguridad a sus ciudadanos. Desde los más lejanos
tiempos, los hombres y mujeres hicieron una cesión de su soberanía personal a
entes supra individuales por una sola razón, estar más seguros. Cuando un
gobierno se olvida de proporcionar seguridad a sus conciudadanos se está
desentendiendo de la misión fundamental que legitima su existencia.
En este sentido es claro el posicionamiento
de la actual Directiva de Defensa Nacional aprobada por el gobierno de España
en 2012, que va precisamente en esta línea: “ Garantizar la seguridad de los
españoles es una responsabilidad y obligación inalienable, intransferible e
irrenunciable del gobierno de la nación. La política de defensa y la capacidad
de las fuerzas armadas para prevenir, disuadir y responder ante acciones que
pongan en peligro nuestra seguridad, conforman la columna vertebral del sistema
institucional de nuestra defensa”.
Y hemos de afirmar con rotundidad
que los acontecimientos que se están produciendo en Venezuela ya han superado
todas las líneas rojas y el empecinamiento en ensangrentar Venezuela para la
perpetuación en el poder del régimen de Maduro amenaza con provocar un
enfrentamiento civil de dimensiones desconocidas en el continente americano.