Si existe una función primordial,
esencial y única que corresponde a todos los gobiernos por encima de todas las
demás, es proporcionar seguridad a sus ciudadanos. Desde los más lejanos
tiempos, los hombres y mujeres hicieron una cesión de su soberanía personal a
entes supra individuales por una sola razón, estar más seguros. Cuando un
gobierno se olvida de proporcionar seguridad a sus conciudadanos se está
desentendiendo de la misión fundamental que legitima su existencia.
En este sentido es claro el posicionamiento
de la actual Directiva de Defensa Nacional aprobada por el gobierno de España
en 2012, que va precisamente en esta línea: “ Garantizar la seguridad de los
españoles es una responsabilidad y obligación inalienable, intransferible e
irrenunciable del gobierno de la nación. La política de defensa y la capacidad
de las fuerzas armadas para prevenir, disuadir y responder ante acciones que
pongan en peligro nuestra seguridad, conforman la columna vertebral del sistema
institucional de nuestra defensa”.
Y hemos de afirmar con rotundidad
que los acontecimientos que se están produciendo en Venezuela ya han superado
todas las líneas rojas y el empecinamiento en ensangrentar Venezuela para la
perpetuación en el poder del régimen de Maduro amenaza con provocar un
enfrentamiento civil de dimensiones desconocidas en el continente americano.
España como nación está siendo
agredida continuamente por el régimen de Maduro, como lo fue antes por Chávez.
Si en un primer momento asistimos a la dialéctica de la confrontación sin
precedentes en las relaciones entre dos estados, la expropiación de empresas
españolas al margen de la ley, la amenaza a los doscientos mil españoles que
viven en el país hermano, las interferencias cada vez más notorias en la vida
política española, constituyen sin duda una agresión en toda regla a los
intereses españoles que exigen de una respuesta conforme a lo que demanda el
sentido común y nuestra Constitución.
¿Tiene los españoles en Venezuela
menos derechos para ser protegidos y defendidos por el gobierno de España? ¿Debemos
seguir asistiendo cómo impunemente se roban las propiedades de españoles por el
simple hecho de serlo? ¿ Debemos seguir viendo como cada día los venezolanos se
afanan en conseguir el visado para huir de un gobierno que amenaza su
integridad. Los venezolanos se afanan en saltar este nuevo muro de Berlín que
ha interpuesto entre Venezuela y la libertad, Nicolás Maduro. El régimen
venezolano está utilizando a los españoles, portugueses e italianos de escudos
humanos para proteger su régimen de terror y esto no se puede admitir por la
comunidad internacional.
No es el momento de viajar a
Venezuela a hacerse la foto en el mejor de los casos o para saldar viejas
deudas del pasado. ¿Se imaginan a un expresidente de Estados Unidos viajando a
Japón después de Pearl Harbor para buscar la paz?
No se trata de una cuestión
política ni tiene que ver con la agenda electoral; la amenaza es cierta y real,
y nuestros compatriotas esperan de nosotros no palmaditas en la espalda o
declaraciones grandilocuentes en parlamentos y ayuntamientos.
Ante una situación de emergencia
con un estado de excepción que faculta al gobierno a saltarse la ley y los
derechos humanos para actuar ¿ Donde están los juristas universalistas que no
dudaban en perseguir a extranjeros cuando eran de distinto signo político los
autores? Ya estamos hartos de la doble vara de medir según quien sea el
potencial criminal.
El gobierno debe prepararse para
elevar el tono y enviar un claro mensaje de que no se va a permitir que
Venezuela caiga en el caos y en el enfrentamiento civil. Los que detentan el
poder real en Venezuela deben saber que les va a salir muy caro sostener el
gobierno de Maduro.
España como miembro del Consejo
de Seguridad debe instar una declaración de condena y a favor de la democracia
y la libertad y en igual sentido debería proceder en la Unión Europea. España,
junto a Italia y Portugal tienen casi un millón de compatriotas en Venezuela. Lo
que está aconteciendo y lo que puede llegar no es para tomárselo a broma. El
gobierno debe preparar todos los instrumentos para forzar la salida de Maduro y
garantizar la seguridad y la libertad del pueblo venezolano que ya habló en las
urnas y quiere volver a hablar conforme a la ley para acabar con el régimen.
Visto que la potencial segunda fuerza política en España está inspirada por
decirlo con las palabras más suaves en el régimen de Maduro, y que el PSOE no
termina de definirse, sólo nos queda que Ciudadanos y el PP adopten una clara
defensa de los intereses de los españoles, pero si ni siquiera ellos lo hacen,
entonces vuelvo al origen, ¿Para qué nos sirve el gobierno?
Si el gobierno es incapaz de
hacer cumplir la ley dentro y fuera de nuestras fronteras, si cede ante los que
atacan el derecho de propiedad, si consiente el ataque a las libertades básicas
como la libertad de movimiento o la libertad religiosa, si permite que se premie a los
delincuentes y se reprima a los policías, o que un gobierno extranjero
interfiera en los asuntos nacionales y amenace la vida de los españoles estén
donde estén, entonces debemos dar por roto el pacto entre los ciudadanos y el
estado. Cuando éste no sirve a los intereses para los que fue creado, entonces
pierde la legitimidad, y esto es lo peor que puede ocurrirle a una nación. La
historia pone, cada cierto tiempo, a los gobiernos democráticos ante tesituras
históricas en las que deben optar entre actuar o mirar a otro lado, entre
asumir su papel o renegar de él.
No son las muchas horas de
trabajo, ni los intensos viajes, ni la agenda política lo que justifica el
sueldo y el poder de nuestros representantes y del gobierno, sino la obligación
de adoptar decisiones difíciles que a veces tienen consecuencias imprevisibles
o dolorosas. Este es el precio del poder que ostentan. Hoy ya no hay otro punto
más importante en la agenda política española y el gobierno ha obrado de forma
correcta llevando esta cuestión al Consejo de Seguridad Nacional, porque de
esto se trata, de la seguridad de los españoles. Con rigor y de forma escalada, el gobierno debe comenzar a
mover los hilos de la seguridad nacional. No quiero ni pensar que opinarían
nuestros enemigos si vieran que ante esta agresión, el gobierno se cruza de
brazos o se queda en las palabras. Confiemos que nuestro gobierno esté a la
altura, de momento hoy ha dado un buen paso en esa línea.
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