En el año 2014 el gobierno conservador de Grecia
consiguió un crecimiento del PIB del 0,7%. Las medidas de ajuste comenzaban a
dar resultados en términos de mejora de la tasa desempleo y las negociaciones
para un tercer rescate estaban avanzadas y bendecidas por la Unión Europea.
Grecia estaba en la senda adecuada, aunque obviamente la mayoría de sus
habitantes no se percataban de unos indicios muy leves para una compleja crisis
económica y social.
Ante las elecciones de enero de 2015 Tsipras y su
partido populista de izquierdas, o socialdemócrata populista, prometió que no
se cedería ante la Unión Europea; que Grecia no iba a aceptar que la pusieran
de rodillas y que la austeridad se iba a acabar. El mensaje de Tsipras era:” vótenme
y confíen en mi, yo voy a regenerar la vida política y voy a devolver la
dignidad a Grecia”. Y ante tanta desesperanza los griegos votaron por la
ilusión, por el cambio, ambos presuntos.
Y con estos objetivos llegó al poder. Nombró a un “divine
gauche” como Varoufakis ministro de Economía, ahora turista de lujo, que casi
llevó a Grecia al desastre en términos absolutos insultando a los que le
tendíamos la mano cuando no amenazando con echarse en manos de Putin. Mientras
que Varoufakis se fotografiaba desde su ático de lujo frente a la Acrópolis, la
desesperación y la muerte por falta de medicinas, por emergencias sociales se extendía
por el país. Lo único que logró Tsipras con su nueva política fue retrasar la
aprobación de un rescate que al final ha sido infinitamente peor para los
griegos que el inicial. Hace muchas décadas que no había un gobierno tan torpe
que hubieran hecho tanto daño a su pueblo. Éste es el haber de Tsipras. Su
sorpasso fue de broma, y su izquierdismo de Vogue terminó con un
ultraliberalismo radical, sin inmutarse mientras sigue siendo el país de Europa
que mas esfuerzo hace en gasto militar.
La economía griega es la única europea que sigue en
recesión a pesar de haber recibido ayudas billonarias. La contracción de los
dos primeros trimestres de este año unidas a los de los anteriores son única
dentro de la Europa del crecimiento. Si excluimos las ayudas europeas, la contracción
real de la economía griega desde que Tsipras llegó al poder está más cerca del
10%. Esta es la consecuencia real del corralito y de una política nefasta
anteponiendo su ego a las necesidades reales de su pueblo..
Un defensor de la igualdad radical podría alegar
que el crecimiento de la economía no importa sino el reparto de la riqueza o más
bien de la pobreza en este caso. Pues apenas ha habido recursos para ayudar a
los más necesitados que siguen pagando la luz, el agua y la comida, mientras
que Grecia tiene sus calles llenas de indigentes pidiendo para comer. La economía
griega es la única que sigue en caída libre mientras que toda Europa disfruta
de crecimiento. Ni la caída del petróleo para un país importador masivo de
combustible ha ayudado a mejorar su economía.
Sirvan algunos datos recientes para entender a lo
que conducen las políticas populistas, que en el fondo sólo sirven para aferrar
en el poder a una casta de inadaptados, arribistas e ignorantes con aspecto de profesor
universitario.
Grecia comenzará el próximo mes la venta de 71.000
bienes de propiedad pública de forma inmediata. Playas, hoteles, aeropuertos,
ferrocarriles, campos de golf, carreteras, propiedades históricas van a ser
vendidas en la mayor privatización desde la desamortización de Mendizábal en
España. Y cuantos griegos comprarán estos bienes, pues ninguno. Tsipras está
vendiendo su país para salvar su cuello y ocultar su torpeza. Con todo ello
esperan obtener en 2018 unos 7.000 millones de Euros. Es decir Grecia está en
ganga y sus bienes y activos se van a vender en los mercadillos europeos.
Las pensiones medias en Grecia van a caer otro 30%
en los próximos dos años, pasando de 1.350 euros de media a los 600 Euros en
apenas dos años. El gobierno populista ha reducido las pensiones en un 30% por
decreto, sin discriminar entre las mayores y las menores, poniendo en
situaciones de indigencia a decenas de miles de ancianos que no reciben ayuda
alguna.
A ello se añade la reciente subida de Impuestos de
1.800 millones incrementando el IVA al 24% y gravando brutalmente los impuestos
sobre gasolina, alcohol y tabaco para que los griegos no puedan ni matar las
penas. Los griegos cada vez tienen menos recursos y cada año pagan más
impuestos, este es el resumen.
El desempleo ha caído de forma ligera en el último
año aunque continua en un 24,1% de la población activa siendo del 49% entre los
jóvenes. Mas de un millón cien mil griegos están en paro, con apenas
compensación económica alguna.
No nos debe extrañar el clima de confrontación que
existe en el país. Los hospitales y centros de salud hacen huelgas generales
todas las semanas; el transporte publico apenas funciona ante su próxima
privatización. Los estibadores del Puerto continúan en huelga, y los profesores
y los funcionarios también. El país está detenido, con un grave clima de confrontación
social, mientras que los fondos buitres chinos se preparan para comprar el país
de Pericles y Sócrates.
Ante este panorama, Tsipras ha tenido que aceptar
todas y cada una de las imposiciones de la Unión Europea, que han permitido que
Grecia no esté en quiebra y permanezca en el Euro. Sin embargo las predicciones
a medio plazo son terroríficas. Con una carga de deuda pública que supone el
180% del PIB, Grecia deberá dedicar un alto porcentaje de sus ingresos a pagar
tan abultada cantidad en las próximas décadas. Los empresarios han abandonado
el país y la actividad industrial casi ha desaparecido. Los polígonos
industriales parecen ciudades fantasmas y en el campo apenas hay cosechas ante
los ridículos precios que se pagan. Grecia es un país que depende del turismo
que casi aporta un quinto del PIB, un monocultivo demasiado inestable para afianzar
el crecimiento de un país.
La esperanza ha sido sustituida por la resignación.
El pueblo griego creyó al encantador de serpientes y ahora sufre las
consecuencias. Todas y cada una de las promesas de Tsipras han quedado en el
cajón o en el olvido. ¿De qué van vivir las próximas generaciones de griegos?,
acabarán emigrando a Turquía y a Oriente Medio. Nada ha mejorado en Grecia en
igualdad, ni en ayuda social ni en derechos sociales. Hoy hay mas desigualdad, mas
impuestos, menos gasto social, más recortes, más huelgas. Este es el resultado
de una elección incorrecta.
La lección de Grecia es muy evidente, los errores
se pagan y por mucho que creamos que estamos al amparo de vaivenes o de ir a
peor, siempre se puede ir a peor, Pobre Grecia, y pobre de aquéllos que sigan
su ejemplo.
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