La decisión de los británicos
para salir de la Unión Europea cuyas razones ya anticipé hace un mes, va a
producir algunos efectos inmediatos. Sin embargo todos aquellos agoreros que
anticipan recesión mundial, crisis de la libra, el hundimiento del Reino Unido,
terminarán por morderse la lengua. La decisión del Reino Unido, pasado el susto
inicial no anticipado por los mercados, no va a tener efectos macroeconómicos
notables. Habrá efectos políticos
seguramente, pero tampoco anticipo que vayan a ser dramáticos. Ni el Reino
Unido se va a romper ni Gibraltar va a echarse en manos de España, no nos
equivoquemos. Sin embargo, sí preveo efectos geoestratégicos importantes,
porque, como dirían los británicos, el continente vuelve a estar aislado.
Pero y si a los ingleses les va
bien con su decisión entonces alguien podría pensar que los que estamos
equivocados somos los demás, y sin duda esto va a ocurrir. Pero vayamos por
partes.
No hay ninguna razón objetiva
para prejuzgar que los acuerdos de salida del Reino Unido vayan a ser
perjudiciales exprofesamente. Las partes tienen todo el interés en mantener la
libre circulación de bienes y servicios, y eso no va a cambiar. En cuanto al
tráfico de personas, más allá de entregar el pasaporte en lugar del DNI en la
frontera, no notaremos cambios notables; no hay ningún interés en restringir el
libre tráfico de personas más allá de lo que requiere la seguridad. Los
ingleses seguirán en Benidorm y en la costa española y se llegarán a acuerdos
para que su sanidad se la pague el gobierno británico. Los europeos no van a dejar Reino Unido
y nadie les va a restringir su derecho a continuar en el país. Y para los que
han votado a favor del Brexit que sepan que seguirán viendo llegar a los
fontaneros polacos y a los originarios de la Commonwealth durante generaciones.
Porque inmigrantes en el Reino Unido ha habido desde la Segunda Guerra Mundial.
La libre circulación de trabajadores sí que sufrirá algunas restricciones, pero
no van a ocasionar el cataclismo mundial y en cualquier caso no va a perjudicar
a los británicos, sino a los europeos, que continuarán recibiendo a inmigrantes
buscando trabajo con menores derechos sociales y más baratos mientras que sufrimos tasas
de paro de dos dígitos.
También será peor para Europa, ya
que vamos a perder el cheque británico; así que toca ajustarse el cinturón en
Bruselas; ¿Puede alguien imaginarse un escenario más idílico?
Si Reino Unido fuera parte del
Euro o de Schengen o un país que contribuye de forma ordinaria al presupuesto
comunitario, o condujera por la derecha, estaríamos hablando de un cambio
dramático. Pero teniendo en cuenta los acuerdos alcanzados por Cameron para
seguir en la Unión Europea, apenas vamos a notar cambio alguno en nuestras
vidas y economía. La libre circulación de bienes y servicios seguirá igual,
porque a nadie le interesa cambiarlos. Además en un entorno de creciente
globalización basado en las últimas rondas de la Organización Mundial del
Comercio y con los acuerdos bilaterales como el de la Unión Europea con Estados
Unidos, Europa como zona de libre mercado único se está quedando minúscula.
En términos políticos se vaticina
por los pesimistas un efecto contagio: “otros países querrán seguir su ejemplo
y esto es el fin de la Unión Europea”. Se augura que Escocia o Irlanda del
Norte dejarán el Reino Unido. Olvídense; la Unión Europea no es tan atractiva
para romper con una unión que dura siglos. Pero incluso en el caso de que
Escocia e Irlanda decidieran salirse del Reino Unido eso no les garantiza el
acceso automático a la Unión Europea por lo que se lo pensarán muy bien; y en
el fondo su principal socio comercial es Inglaterra. Los gibraltareños no van a
dejar de ser ingleses, ni se va a cerrar la verja; ¿Para qué? ¿Para castigar a
los británicos? Si es para eso, mejor lo invadimos.
Nadie más dejará la Unión
Europea; el único que podría tener esa intención sería Alemania, pero para qué,
siendo ya los dueños de Europa. Los países del Este no están para abandonar
aliados y los del Sur siguen necesitando del bolsillo del norte para mantener
sus déficits.
En conclusión estoy seguro que
los acuerdos para la salida buscarán mantener todos los privilegios comunes que
nos mejoran, y apenas se modificarán aquellos puntos más conflictivos cuyo
impacto es muy pequeño. La legislación comunitaria será sustituida por una
nacional británica en muchos aspectos, pero aunque a nivel nacional no será muy diferente.
Pero vayamos al punto que a mi
juicio es más dramático; el geoestratégico. Cuando el Reino Unido se ha
descolgado de Europa, muchos males nos han aquejado. Ahora sin duda el
liderazgo alemán con su modelo económico queda reforzado. Francia y Alemania y
España acaban de caer irremisiblemente en el modelo alemán de austeridad; de lo
cual me alegro mucho. Pero también
vamos a caer en el modelo de protección social sin límites; y esto no es tan
buena noticia. Sin duda esta decisión no es buena para la seguridad y liderazgo
internacional de Europa. El Reino Unido es el elemento más crítico de la
defensa Europa con su capacidad nuclear, un ejército sumamente preparado y una
diplomacia agresiva. Que la Unión Europea pierda esta capacidad condena de
inanición a la defensa europea y a la Política de Seguridad y Defensa Común,
que sí queda herida de muerte. Se marcha de Europa el líder más fiel en su
defensa.
Reino Unido no va a dejar de ser
líder en la política internacional, muy al contrario, su autonomía respecto de
la Política Europea le permitirá ser mucho más agresivo internacionalmente,
especialmente alineado con Estados Unidos y Canadá y Australia. Ahora la
defensa y el espacio de intereses del Reino Unido vuelve a ser global, y con
aliados en el Pacífico y en América, volverá a ser un líder indiscutible. Un
país acostumbrado a sacrificios y con ambición será sin duda un actor
fundamental en la defensa de la democracia y la libertad en el mundo.
Mientras, los europeos permanecemos
con un ojo puesto en Rusia y otro puesto en el norte de África, dos coladeros
muy vulnerables para nuestra seguridad, Reino Unido queda al margen o al menos
alejado de dos amenazas palpables. También la salida del Reino Unido de la
Unión Europea reforzará la NATO en contra los deseos franceses de una defensa
europea más autónoma; si los que nos quedamos dentro optamos por el modelo
francés de seguridad común y acción exterior, estamos mal. Sin el Reino Unido,
la Unión Europea deberá incrementar rápidamente sus gastos en defensa; y si no
lo hacemos entonces sí que estaremos mucho peor; y no digamos como Trump gane
las elecciones y se lleve a todas las tropas norteamericanas de Europa; ya
podemos ir pensando en dar lecciones en el Instituto Goethe o en el Pushkin.
En definitiva, siendo los
europeos los que más perdemos de la decisión británica, alguien me tiene que
explicar porqué no se hizo un esfuerzo real en los meses de negociación para
evitar esta decisión. Este es uno de los mayores errores históricos de la
Europa contemporánea, que sin duda tiene un protagonista, Alemania. Europa pierde,
Inglaterra gana, Rusia amenaza y Alemania arrolla; y los populismos creciendo; ¿A
quién no le recuerda este panorama a los años treinta? Este es el verdadero y
principal efecto del Brexit y de una política europea que naufraga. Si Europa
no entiende la lección y comenzamos a tomarnos en serio el nuevo escenario
estratégico mundial que el Brexit supone, estaremos sin duda mucho peor.
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