lunes, 13 de mayo de 2024

LA VÍCTIMA DE LAS ELECCIONES CATALANAS SERÁ CATALUÑA






Los resultados de las elecciones autonómicas catalanas se puede resumir en:

a) La abstención por ideologías no ha sido relevante. Es decir, no es que se haya producido una desmovilización del voto nacionalista y una movilización del voto no nacionalista. Los datos de participación por municipios no sostienen esta hipótesis, como de envergadura suficiente para justificar el vuelco.
b) La «épica» de los encarcelados o exiliados no ha servido para nada. Básicamente han hecho el canelo.
c) El voto de la derecha no nacionalista suma casi 600.000 votos, solo 80.000 votos menos que Junts y 180.000 votos más que ERC, lo que desarma todo el esquema de concesiones que se ha venido haciendo al independentismo, y deslegitima el procés.
d) Si Cataluña fuera independiente, nadie dudaría de que Illa presidiría un tripartito de izquierdas, pero obviamente la situación es muy diferente.
e) Las estrategia de cada una de las partes conducen a una situación de bloqueo, que casi es lo mejor que puede ocurrirle a Sánchez.
f) La estrategia de PP y VOX, después de las experiencias pasadas, es instalarse en el NO, esta pelea por el gobierno de Cataluña no va con ellos.
g) La estrategia de ERC pasa por irse a la oposición. Las divisiones internas en ERC no lo son sobre el rumbo general del partido sino en la estrategia, y ahora mismo con el descalabro, continuar en un gobierno de forma minoritaria sería suicida para la existencia del partido.
h) La estrategia de Illa pasa por gobernar siempre y cuando eso no ponga en peligro la mayoría de Sánchez en Madrid.
i) Para Junts, la estrategia válida para reconstruir el secesionismo y liderarlo es la confrontación directa con Sánchez. Pedirá gobernar en Cataluña con el apoyo del PSC, como el Psoe hace en Madrid, siendo segundo. La negativa del Psoe llevará al bloqueo y vuelta a las elecciones. Eso salvo que Puigdemont, instalado ya en España, decida que será más fácil reconstruir su liderazgo y el secesionismo con un gobierno de PP y VOX en Madrid.

Existen tres hitos en las próximas semanas que determinarán el camino que se adopte:

La presidencia del Parlamento catalán, nos dirá mucho sobre el equilibrio de fuerzas. No podemos olvidar que es la presidencia del Parlamento quien propone al candidato. Aquí existen dos opciones. La primera es que los nacionalistas voten en bloque por una presidencia nacionalista ( lo que sumaría 61 votos) lo que dejaría a un posible candidato socialista con 47 votos. Aquí sí serían claves los votos del PP, para dar la presidencia a un no nacionalista, suponiendo que el PSC todavía no lo es, y eso suponiendo que el PP quiera validar la política de Sánchez en Cataluña, lo que sería la segunda opción. Quizás sea lo más racional pero lo menos aconsejable electoralmente para el PP.

Las elecciones europeas, a pesar de que suelen tener una baja participación y que el voto adopta posiciones muy dispares respecto de otros procesos, nos dirán si el secesionismo sigue en caída libre en Cataluña o recupera la mayoría. Esto determinaría los siguientes pasos de Puigdemont. A nivel nacional habrá que ver qué beneficio recibe Sánchez en las europeas del voto en Cataluña y cuál es el de Feijoo. Eso determinará cual sería la potencial relación de fuerzas en caso de unas elecciones generales en España. Un aceptable resultado del PSOE en las europeas podrían llevar a Sánchez a convocar elecciones para sacudirse la dependencia de Junts.

Finalmente, el resultado práctico de la Ley de amnistía. Si comienza una batalla judicial por su aplicación y se demora el regreso a España de Puigdemont, Junts tendría la excusa perfecta para forzar nuevas elecciones y demostrar que todo su argumentario era cierto y reforzar esta tesis dejando caer a Sánchez.

En conclusión que será la política en Madrid la que determine qué pasará con el gobierno de Cataluña. Si Illa vuelve a ganar y no gobierna, una repetición electoral le pasaría factura ya que una parte del voto de izquierdas que acumuló en esta ocasión única, retornaría a sus lugares de acogida, en los Comunes y en ERC; si Illa gobierna en minoría, será un calvario para él y para su partido y para todos, si vamos a elecciones, una candidatura nacionalista liderada por Puigdemont generaría una polarización que habría que ver a quién beneficia, lo que es seguro es que perjudicaría a la moderación de Salvador Illa.

y de los catalanes ¿ quién se ocupa mientras?  El mensaje final es que los catalanes no solo pasan de secesionismo, sino cada vez más del sistema, y esto se debe a que lleva desgobernada más de veinte años.



viernes, 10 de mayo de 2024

¿PARA QUÉ HA SERVIDO LA GUERRA EN GAZA?



Las guerras tienen causas, detonantes, desarrollos y al final la victoria o la derrota. Si la guerra acaba sin ningún bando victorioso, eso significa que bien la guerra no tenía sentido o bien que no se ha terminado.

De las causas ya se ha hablado mucho y del atroz ataque perpetrado por Hamas, la autoridad militar y política de la franja de Gaza en octubre pasado como detonante, también. De la legitimidad de Israel para defenderse de los continuos ataques y de intervenir militarmente en Gaza, más allá de quienes tienen posicionamiento políticos muy significados, creo que no hay duda.

Pero las guerras hay que evaluarlas en términos de cuál era la misión, ¿a qué Netanyahu ha enviado sus tropas a Gaza? Si la respuesta era: eliminar la capacidad de combate de Hamas, o digamos en plata, destruirlo físicamente, por lo que sabemos todavía quedan batallones en activo, más los que suponemos que se han marchado para continuar su guerra en el futuro, así que a pesar de todo el destrozo, Hamas continuará existiendo y en un años de reclutamiento habrá recompuesto sus fuerzas, voluntarios y apoyos no le van a faltar. Si era recuperar a los rehenes vivos, tampoco se ha conseguido el objetivo; si era hacer una demostración de fuerza que atemorizase tanto al enemigo que nunca volviera a atacar, tampoco parece que se haya conseguido. Es decir, no se ha conseguido nada positivo a futuro, salvo que el objetivo fuera la satisfacción personal por el castigo infringido, que al final parece que es el único resultado obtenido, y no es para vanagloriarse.

La operación militar de siete meses para ocupar un territorio del tamaño de casi la mitad de la ciudad de Madrid y plano como la palma de la mano, se me antoja que contiene errores. Lo hubiera entendido si se hubiera tratado de una guerra quirúrgica, pero la dimensión de los daños producidos, no atestiguan que se haya tratado de una operación de precisión sino de una ocupación militar de un territorio para terminar con una amenaza que dura ya décadas.

Pero ¿qué queda después de la batalla, después del daño que se ha producido entre los dos bandos contendientes? ¿Qué ha ganado Israel en esta guerra y qué ha perdido?, y asimismo ¿qué pasará con Hamas y Palestina?. Este es el análisis interesante de cara a futuro. Se trataría de averiguar si esta tragedia conducirá a un escenario más positivo, aun reconociendo lo complejo de este término en la zona o a uno más negativo.

Israel puede tener dos objetivos alternativos existenciales a futuro. Sobrevivir como estado en permanente estado de guerra contra sus vecinos, y para ello necesita a Estados Unidos y por supuesto una cierta solidaridad occidental y que sus enemigos no se vuelvan más fuertes, o generar un cierto espacio de convivencia donde todo el mundo respete el derecho a existir del otro. A día de hoy ambas posibilidades se presentan bastante inviables, lo que supone una tragedia para Israel, que tiene mucho más que perder, frente a los que han pedido casi todo.

Es imposible entender todo este conflicto sin Irán, pero tampoco podemos caer en el error de pensar de que todo lo que ha pasado alrededor de Israel en estos últimos cuarenta años tiene que ver con la acción terrorista de Irán. Hay circunstancias que son producto de la irresoluble voluntad de ambas partes de prevalecer sobre el otro, y esto hace inviable la paz y la seguridad.

¿Qué hace falta para que ambas comunidades desistan de sus diferencias, de que los palestinos reconozcan el derecho de Israel a existir en sus territorios históricos y que los palestinos puedan existir sin necesidad de atacar Israel y tener un reconocimiento internacional? muchas preguntas sin respuestas.

El reconocimiento de los territorios palestinos no solo es un gran error estratégico sino que además no va a traer más seguridad, pero es muy difícil luchar contra la televisión y la información o desinformación que se ha generado. Convertir a un enemigo por muy malvado que sea en un mártir no es una buena decisión. Si no mantenemos firmemente que solo la paz y la seguridad pueden conducir a un reconocimiento oficial que debe ser mutuo, estaremos desprotegiendo a Israel, el estado atacado. Es decir no se puede reconocer Palestina sin que esta reconozca a Israel y viceversa, porque es a ellos a quiénes más afectan estas decisiones y es en esta línea en la que Occidente debe trabajar. Lo demás daría a entender que se pone a un mismo nivel al terrorismo que inició esta guerra con un ataque atroz con el derecho de autodefensa que asiste a cualquier país. ¿Deberíamos sentir compasión por el régimen nazi cuando sus ciudades eran masacradas por los aviones aliados? Nadie dudaba de que la destrucción de Alemania era la única forma de ganar la guerra, pero si Roosevelt hubiera tenido enfrente la televisión y Twitter, con una adecuada manipulación de Goebbels, la situación habría sido muy diferente.

Llegados a este punto, lo más importante es que los mensajes sean claros. La guerra no ha sido exitosa, no ha conseguido sus objetivos ni va a traer más paz y seguridad. Si Israel se queda en Gaza volverá a sufrir como en el pasado y si se retira tendrá a un territorio que solo ha acumulado más odio contra Israel y que encontrará apoyo para continuar su lucha. Es decir, el objetivo último de la misión no se va a conseguir. El objetivo primario de recuperar a los rehenes hace mucho meses que pasó a segundo término, y es lógico, ya que la gran mayoría de ellos han sido asesinados, se trata de evitar que algo así vuelva a repetirse.

Necesitamos proveer seguridad a Israel, y a continuación a los territorios palestinos. Luego es necesario un acuerdo de territorios que posibilite el desarrollo económico y social de los territorios palestinos; sin desarrollo no hay futuro para nada más que la guerra. Nadie en Israel puede creer que este estatus se va a mantener siempre. Algún día Palestina será un estado e Israel debería prepararse para este hecho y debe asumir que por muy sólidos que sean sus cimientos, la multiculturalidad será cada vez mayor en el país, es cuestión de tiempo, algo contra lo que no se puede luchar.

La historia juzgará si Netanyahu acertó en sus decisiones, pero cuesta creer que tanto sufrimiento pueda justificarse algún día salvo que fuera para traer la paz definitiva, y estoy absolutamente seguro de que no es así. Los dos pueblos han visto y sufrido el dolor, la tragedia, la violencia como pocos, es hora de cambiar la táctica y pensar en el futuro y para que ellos puedan hacerlo necesitan de mucha ayuda de todos, si no, el mundo del siglo XXI continuará asistiendo a la tragedia de dos pueblos que son incapaces de entenderse y convivir. Tengo la duda de que si Dios bajara a Jerusalén y dijera que no existe, serviría para algo, pero ya está bien de pelear porque Josué «conquistó toda la región…destruyó todo y los mató a todos; no quedó nada, ni dejó vivo a nadie, tal y como el Señor, el Dios de Israel, se lo había ordenado», como nos dice el Sefer Yehoshúa o Libro de Josué para los cristianos; o porque el Corán señale: «matadlos donde deis con ellos y expulsadlos de donde os hayan expulsado»

Tan poderosos sentimientos y creencias no deberían utilizarse para justificar la violencia sino para la paz y el entendimiento. Lo único que tengo claro es que el destino seguro de los violentos es el infierno, a ver si se enteran





domingo, 21 de abril de 2024

GLOBAL CRISIS AND USA 2024 ELECTIONS What can we expect

 GLOBAL CRISIS AND USA 2024 ELECTIONS, what can we expect?


There is a widely recognized theory that foreign policy has had relatively little influence on American voters in the presidential elections. This is not entirely true, since the Founding States granted the exclusivity of foreign policy to the president, so that he would not interfere in domestic decisions. It is very possible that nuances do not matter, but when it comes to serious threats and war conflicts, the history of the last hundred years shows us that foreign policy has always influenced presidential elections.

 

North American elections since 1948 have been decided with margins of less than 5%, except when there were powerful third candidates such as Wallace in 1968 and Perot in 1992. If we analyze the times of war between the awareness of the threat of war, military development and perception of the end or defeat. We can say that when there is fear of conflict, the American voter votes for continuity. This happened in 1948 with Truman, 1964 with Johnson, with the highest percentage of the popular vote in history, with Nixon in 1972 in the face of the conflict in the Middle East and Bush in 2004. It also happened when the United States was at war with the expectation of a victory. It happened with Roosevelt, Eisenhower, and Bush. When conflicts entered their declining phase: Korea in 1952; Vietnam in 1968, Iraq and Afghanistan war in 2008, they voted for change.

 

In other words, history shows us that given the uncertainties of the war in Ukraine and the Iranian threat after the attack, we should expect more continuity avoiding adventures, especially when those that are announced turn out to be tremendously aggressive against allies and tenuous with enemies.

 

The American foreign policy elite is debating the merits and failures of the war in Gaza after the Hamas attack and this debate, which is of little interest to the big public. Trump has joined to this intellectual debate, but he does not miss the opportunity to screw up and create more enemies, which does not help his presidential image.

 

Trump's statements with an absolute lack of political vision and contradicting what has been the bipartisan tradition in the United States, seek short-term political gain without evaluating the consequences of the next day. Faced with an action or decision that he can make profitable that day, he is capable of calling Putin a "genius", criticizing the Israeli army and the prime minister and at the same time praising the terrorist operational action of Hamas last October. The next day he tries to fix it with another statement in the completely opposite direction. Trump still does not understand that in the foreign policy of the United States there can be no opportunism but principles and what the American people want is not to have to think about what is happening abroad, and to focus on domestic aspects, but they are not willing to question his global leadership role.

 

The repeated argument that "that would not have happened with me" remains very weak since it does not provide any information to explain that opinion, beyond the fact that he met with the North Korean leader whom he called a statesman but who continued with his ballistic essays and that has sought to fraternize with the enemies of the West to seek understandings that should be unacceptable.

 

There is no doubt that the war in Gaza and the attack by Iran impact the Jewish voter in the United States, traditionally Democratic. Although Trump was the one who decided to move the embassy to Jerusalem, he has always complained that American Jews have not recognized him, which shows that he does not understand that the dynamics of the diaspora, particularly in the United States, differ from what happens In Israel.

 

All the assets that the Republican could have reaped in Gaza have been lost due to Biden's decisive and explicit support for Israel and the military intervention against the Iranian attack. It is true that there is a part of young Democratic voters who watch the images of Gaza with horror, but given the threat of Trump's arrival, it does not seem that they are going to deviate from supporting Biden, although it is an element that the president does not can ignore.

 

The other hot potato is Ukraine and Europe's position. Here the differences between the two candidates are absolute. Trump, who even aired Biden's son's ties in Ukraine in court, has always declared himself an admirer of Putin and his way of understanding politics. This mix of religious nationalism from the Russian leader dazzles Trump who has become a Bibles seller. However, the majority of the American population sees Russia as a threat like when Stalin was there and does not understand political sympathies or closeness. It's much simpler, Russia attacks a democracy and it's time to defend it.

 

Polls in the United States already show a trend of Democratic recovery and a slight decline in Trump, that could be accelerated by an explosive statement in a trial, a conviction or news that could affect his reputation. Seven months before the elections, everything is open and the events that occur in Israel and Ukraine will support this slight trend of recovery for Biden.

 

But we cannot forget that in the United States it is not the one who wins the most votes but the one who obtains the most electors for the electoral college, which have a correction to benefit less populated states in which the Republicans always win. Once again, the key states will be Pennsylvania, Michigan, Georgia, Arizona, Minnesota, Wisconsin and North Carolina, which have 97 electoral votes and are still very open. Trump needs to win Pennsylvania, where he is trailing, or Georgia, where he is clearly ahead, to be president, assuming he wins Nevada, Arizona, Wisconsin, and North Carolina. Biden winning Georgia, Pennsylvania, Michigan and Minnesota would be president. The point is that these states do not ignore foreign policy at all because of the industries and military facilities that exist in their territories ,and this is an advantage that Biden has.

 

The president has seven months to reinforce the United States' position in the Middle East and regain leadership of the war against Russia with the upcoming approval of the enormous aid package that many moderate Republicans are going to support, in another kick in the ass of Trump. This, meanwhile, has three challenges: not to screw up, to emerge successfully from the trials and this first is the one that can cause the most damage among the ultra-religious voter, and that the events damage the reputation of the president, too many factors.

 

In April 2016, Hillary Clinton led Trump by ten points and lost, and Biden had a lead of 5.5 points and maintained it in November. This shows that the elections have only just begun and that any factor with such small differences can dynamite one of the two campaigns.

 

The truth is that in January 2024, Trump's average advantage over Biden was 4.3 points and today it is 0.2 points with agencies like Reuters that already gave Biden a 3-point advantage yesterday, but it is still small samples.

 

Attacks, international threats and insecurity are factors that, managed correctly from the White House, can lead to victory. But for these same reasons, a terrorist attack, cyber-attacks on the electoral system, the success of a new Iranian attack, would greatly question the current tenant of 1600 Pennsylvania Av.

 

Biden has three objectives for this summer: avoid a strong escalation in the Middle East with a new Iranian attack or a response from Israel; achieve a ceasefire in Gaza, once Israel's strategic objectives have been achieved before the summer and the "trap package" of financial aid to Ukraine, Israel and for the border with Mexico is approved, Trump's biggest electoral argument. If Biden gets support for this package in Congress, he will have greatly strengthened his chances of victory; if he does not get it, then events could turn against him.

 

crisis global y elecciones usa 2024, ¿ Qué podemos esperar?

CRISIS GLOBAL Y ELECCIONES USA 2024, ¿qué podemos esperar?
Enrique Navarro






Existe una teoría ampliamente extendida de que la política exterior ha influido relativamente poco en los votantes norteamericanos en las presidenciales. Esto no es del todo cierto, desde el momento en que los estados fundacionales otorgaron la exclusividad de la política exterior al presidente, con el fin de que no interfiriera en las decisiones domésticas.

 Es muy posible que los matices no influyan, pero cuando se trata de graves amenazas y conflictos bélicos, la historia de los últimos cien años nos muestra que siempre la política exterior ha influido en las elecciones presidenciales. Las elecciones norteamericanas desde 1948 se han decidido con márgenes inferiores al 5%, excepto cuando había terceros candidatos potentes como Wallace en 1968 y Perot en 1992. Si analizamos los tiempos de conflictos bélicos entre la conciencia de la amenaza bélica, el desarrollo militar y la percepción del final o de la derrota. Podemos decir que cuando existe el temor a un conflicto, el elector americano vota por la continuidad. Esto sucedió en 1948 con Truman, 1964 con Johnson, con el mayor porcentaje de voto popular de la historia, con Nixon en 1972 ante el conflicto en Oriente Medio y Bush en 2004. También sucedió cuando Estados Unidos estaba en guerra con la expectativa de una victoria. Ocurrió con Roosevelt, Eisenhower, y Bush. Cuando los conflictos entraron en su fase de decadencia: Corea en 1952; Vietnam en 1968, guerra Irak y Afganistán 2008, se votó por el cambio. 

 Es decir la historia nos muestra que ante las incertidumbres de la guerra en Ucrania y la amenaza iraní tras el ataque, deberíamos esperar más continuidad y evitar aventuras, especialmente cuando las que se anuncian resultan tremendamente agresivas contra los aliados y tenues con los enemigos. La elite de la política exterior americana debate sobre los méritos y fallos de la guerra en Gaza después del ataque de Hamas y a este debate, que interesa poco a la generalidad, se ha sumado Trump, que no pierde ocasión para meter la pata y crearse más enemigos, lo que no le ayuda en su imagen presidenciable. 

Las declaraciones de Trump con una falta de visión política y contradiciendo lo que ha sido la tradición bipartidista en Estados Unidos, buscan el rédito político a corto plazo sin evaluar las consecuencias del día siguiente. Ante una acción o decisión que puede rentabilizar ese día es capaz de llamar «genio» a Putin, criticar al ejército de Israel y al primer ministro y alabar a la vez la acción operativa terrorista de Hamas de octubre pasado. Al día siguiente intenta arreglarlo con otra declaración en sentido totalmente contrario. Trump todavía no entiende que en la política exterior de Estados Unidos no puede haber oportunismo sino principios y el pueblo americano lo que quiere es no tener que pensar en lo que sucede fuera, y centrarse en los aspectos domésticos, pero no está dispuesto a cuestionar su papel de liderazgo mundial. El repetido argumento de que «conmigo eso no habría pasado», sigue siendo muy débil ya que no aporta ninguna información que explique esa opinión, más allá de que se reunió con el líder norcoreano al que tildó de estadista pero que siguió con sus ensayos de misiles y que ha buscado confraternizar con los enemigos de Occidente para buscar entendimientos que deberían ser inaceptables.

No cabe duda de que la guerra en Gaza y el ataque de Irán impacta sobre el votante judío en Estados Unidos, tradicionalmente demócrata. Aunque Trump fue quien decidió trasladar la embajada a Jerusalén, siempre se ha quejado de que los judíos norteamericanos no se lo han reconocido, lo que demuestra que no entiende que la dinámica de la diáspora, en particular en Estados Unidos, difiere de lo que ocurre en Israel. Todos los activos que el republicano podría haber cosechado en Gaza se le han ido por el decisivo y explícito apoyo de Biden a Israel y la intervención militar contra el ataque iraní. Es cierto que hay una parte de los votantes jóvenes demócratas que asisten con horror a las imágenes de Gaza, pero ante la amenaza de la llegada de Trump, no parece que vayan a desviarse de apoyar a Biden, aunque es un elemento que el presidente no puede ignorar. 

 La otra patata caliente es Ucrania y la posición de Europa. Aquí las diferencias entre los dos candidatos son absolutas. Trump que aireó hasta en los tribunales los vínculos del hijo de Biden en Ucrania, siempre se ha manifestado un admirador de Putin y de su forma de entender política. Esta mezcla de nacionalismo religioso del líder ruso encandila a Trump que se ha convertido en vendedor de biblias. Sin embargo, la mayoría de la población americana ve en Rusia una amenaza como cuando estaba Stalin y no entiende de simpatías o cercanías políticas. Es mucho más simple, Rusia ataca a una democracia y toca defenderla.  

Las encuestas en Estados Unidos ya muestran una tendencia de recuperación demócrata y ligera bajada de Trump, que podría acelerarse ante una declaración explosiva en un juicio , una condena o una noticia que pudiera afectar a su reputación. A siete meses de las elecciones, todo está abierto y los acontecimientos que se produzcan en Israel y en Ucrania, apoyarán esta ligera tendencia de recuperación para Biden. Pero no podemos olvidar que en Estados Unidos no gana el más votado sino el que obtiene más electores para el colegio electoral, que tienen una corrección para beneficiar a estados menos poblados en los que los republicanos siempre ganan. Una vez más los estados claves serán Pensilvania, Michigan, Georgia, Arizona, Minnesota, Wisconsin y Carolina del Norte que suman 97 votos electorales y que están todavía muy abiertos. Trump necesita ganar en Pennsylvania, donde va por detrás o Georgia donde va claramente por delante, para ser presidente, suponiendo que gane en Nevada, Arizona Wisconsin y Carolina del Norte. Biden ganando Georgia, Pennsylvania, Michigan y Minnesota sería presidente. La cuestión es que estos estados no pasan absolutamente de la política exterior por las industrias e instalaciones militares que existen en sus territorios y esta es una ventaja con la que cuenta Biden. 

 El presidente tiene siete meses para reforzar la posición de Estados Unidos en Oriente Medio y retomar el liderazgo de la guerra contra Rusia con la próxima aprobación del enorme paquete de ayuda que muchos republicanos moderados van a apoyar, en otra patada que darán en el culo de Trump. Este, mientras, tiene tres retos: no meter la pata, salir airoso de los juicios y este primero es el que más daño puede producirle entre el votante ultra-religioso, y que los acontecimientos dañen la reputación del presidente, demasiados factores. En abril de 2016, Hillary Clinton llevaba diez puntos de ventaja a Trump y perdió, y Biden llevaba una ventaja de 5,5 puntos y la mantuvo en noviembre. 

Esto demuestra que las elecciones no han hecho más que empezar y que cualquier factor con tan escasas diferencias puede dinamitar una de las dos campañas. Lo cierto es que en enero de 2024, la ventaja media de Trump sobre Biden era de 4,3 puntos y hoy es de 0,2 puntos con agencias como Reuters que ya daban 3 puntos de ventaja ayer a Biden, pero se trata todavía de muestras pequeñas. Ataques, amenazas internacionales e inseguridad son factores que manejados acertadamente desde la Casa Blanca pueden dar un triunfo. Pero por estas mismas razones, un golpe terrorista, ciberataques sobre el sistema electoral, el éxito de un nuevo ataque iraní, cuestionarían y mucho al actual inquilino del 1600 de Pennsylvania Av.  

Biden tiene tres objetivos para este verano: evitar una fuerte escalada en Oriente Medio con un nuevo ataque iraní o una respuesta de Israel; conseguir un alto el fuego en Gaza, una vez alcanzados los objetivos estratégicos de Israel antes de verano y que se apruebe el «paquete trampa» de ayuda financiera a Ucrania, Israel y para la frontera con México, el mayor argumento electoral de Trump. Si Biden consigue en el Congreso un respaldo a este paquete habrá reforzado y mucho sus posibilidades de victoria, si no lo consigue, entonces los acontecimientos se podrán volver en su contra.

sábado, 23 de marzo de 2024

LA GUERRA MUNDIAL ES INEVITABLE.

CLUB LIBERTAD DIGITAL



Los paralelismos constituyen una eficaz arma de análisis geoestratégico, y la pantomima electoral de Rusia, la amenaza nuclear, la invasión de Ucrania y las alianzas militares y políticas contra Occidente, no son muy diferentes de los pasos dados por Japón y Alemania en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. 

Para adivinar cuáles serán los próximos pasos de Putin, no hay más que conocer las reglas del Mus, seguro que Putin es un excelente jugador. Lanza órdagos a la grande y a chicas, pero lleva buenas cartas, hace señas de complicidad a sus compañeros y genera falsas esperanzas en los contrarios, y en esta dinámica debemos comprender la estrategia y los próximos pasos de Putin.

¿Por qué Putin organiza unas elecciones fraudulentas?, porque necesita la apariencia de legitimidad democrática para atacar a teóricas dictaduras en las que la gente sí vota como es el caso de Ucrania, que es el argumentario de Putin y de sus acólitos en Occidente para justificar la «liberación». El tamaño del fraude, según los primeros análisis, demuestra que ya no existe disimulo alguno en falsear la realidad, lo que nos lleva a pensar que la adhesión mayoritaria al líder no existe en la proporción que se nos quiere hacer creer, y los más grave, que Putin está dispuesto a todo. Las recientes órdenes dadas al FSB (la Gestapo rusa) para buscar traidores dentro de Rusia, es la prueba palpable del régimen de terror que se ha instaurado y que vuelve a convertir al gigante en el país de las multitudes mudas que ya fue bajo Stalin.

El atentado en la sala de conciertos reivindicado por el Estado Islámico y que sucedió semanas después de otro atentado en Irán, darán pie a una mayor represión; el Zar ya tiene su Reichstag incendiado, y Putin no desaprovechará la oportunidad. Para El Estado Islámico todos los cristianos y chiitas son enemigos acérrimos y volverán a actuar en un país por el que circulan decenas de miles de armas sin control.

En estos dos años de guerra en Europa, Putin ha multiplicado por cifras asombrosas su capacidad de producción militar, ha gestionado con eficacia una economía de guerra, con crecimientos del PIB inéditos para un país en estas circunstancias, lo que solo es posible con la aquiescencia de India y China y tiene en desarrollo las armas nucleares más letales e invulnerables de la historia. Lo que va a hacer Putin es los próximos años es acelerar todos estos procesos de expansión. La muerte de 250.000 jóvenes, y otros cien mil heridos graves no son más que efectos colaterales inevitables pero asumibles; no le importará sacrificar a un millón si hacen falta para su megalomanía, algo que ningún líder democrático estaría ni siquiera dispuesto a prever.

Para empeorar las cosas, Putin, reforzado por su victoria, acelerará el reclutamiento de 150.000 soldados adicionales para lanzar una ofensiva masiva en junio, justo cuando las posiciones ucranianas estarán más debilitadas por la falta de municiones y de tropas de refresco. En estas circunstancias, ni siquiera daría tiempo para enviar los soldados franceses que con tanta alegría ofrece Macron para morir en los campos ucranianos. Para finales de año las tropas movilizadas podrían alcanzar el medio millón.

Ni los F-16, ni los misiles Taurus, ni los carros de combate Leopardo 2, ni siquiera la ayuda norteamericana de 55.000 millones en caso de aprobarse, servirán para una involución de la situación. Ucrania necesita lo más importante, combatientes, y estos se les están acabando entre bajas y un altísimo nivel de estrés que ya es insoportable y que podría provocar un colapso general de todas las líneas ucranianas a poco que se las ponga a prueba.

Mientras, a Rusia no le faltan las municiones, con su industria militar trabajando a destajo, una economía apenas alterada por las sanciones internacionales, y con la posibilidad de adquirir proyectiles de artillería de Corea del Norte que ha esclavizado a miles de trabajadores para servir a Moscú con todo lo que pueda necesitar y que se suministra de componentes y materias primas en China, otro de los países que se ha apresurado a felicitar a Putin por su victoria.

La ayuda europea de 5.500 millones de Euros que está sobre la mesa, o la de 55.000 millones de EEUU permitirán mantener el conflicto en la situación actual, lo que no es poco esperando que una extensión temporal del conflicto hará que Rusia fallezca, pero esto no va a ocurrir. Solo una intervención militar de la OTAN con efectivos y armamento de última generación puede liberar Ucrania, tal como se hizo con Irak en 1991; si no se está dispuesto a esto, es mejor comenzar a pensar en un acuerdo de paz por territorios.

Esta paz que sabría a derrota europea, no sería el final de algo sino el principio de algo mucho peor. Putin sabe que no se encuentra en condiciones ahora de una acción militar contra Polonia o Finlandia, pero solo debe esperar a que sus grandes aliados hagan sus movimientos estratégicos sobre Taiwán y Cachemira, mientras que los países satélites conforman una alianza política, económica y militar que podría ser la más importante del mundo en apenas un par de décadas. Es cuestión de tiempo que Putin envíe a sus divisiones a Europa, solo necesita una señal desde el 1600 Pennsylvania Avenue.

La percepción de que vivimos el final del ciclo de Occidente como dominador del mundo, es la principal causa de todos estos movimientos que pretenden asegurar, como en todas las grandes guerras, el acceso a los recursos necesarios para completar este sueño totalitario; nada que Napoleón, Clausewitz o Sun Tze no nos hayan enseñado; busca disponer de una órbita de países sobre los que manejar a su antojo, como tener muchas Bielorrusias.  En la medida que ahondemos en los factores de nuestra derrota, más corto será el tiempo para caer en sus ansias totalitarias.

La guerra asimétrica, el terrorismo político, la desinformación, la amenaza nuclear y las acciones militares aisladas serán los instrumentos de esta nueva fase de la guerra o mejor dicho, la Tercera Guerra Mundial. Su objetivo será recuperar frente a Europa, el Telón de Acero, ese espacio de seguridad que Rusia ambiciona desde 1991. No necesitarán enviar los carros de combate, llegarán como ocurrió en Praga o en Budapest, por las autopistas. La guerra de Corea nos mostró que es posible un enfrentamiento militar entre potencias nucleares sin inmiscuirse en la destrucción total mutua, pero teniendo siempre presente en cada decisión esta amenaza, y a esta carta juega Putin.

Aunque las encuestas comienzan a mostrar una leve desafección respecto de Trump desde que es el candidato único, sigue teniendo al menos las mismas posibilidades que Biden de ganar, y esto en este nuevo contexto geoestratégico, constituye una amenaza enorme para nuestra seguridad. Los republicanos en el gobierno fortalecerán su escudo militar, sus capacidades, sus fronteras y pretenderán vivir aislados de los problemas del mundo salvo para acordar con China, India y Rusia el botín de Occidente. Nada harán por los europeos si Putin decide poner el acelerador, y lo hará.

Si bien en el frente de Ucrania, la situación es básicamente de estabilización desde hace más de dieciocho meses, el desgaste Ucrania y su incapacidad de rotar efectivos, juegan en su contra, mientras que para Rusia, la estrategia ahora es no parar, nada de alto el fuego, sino más presión y más presión, así que veremos lo peor de esta guerra en los próximos meses. Cuanto más fuerte llegue Putin sobre Ucrania a noviembre, en mejores condiciones estará para cumplir sus objetivos.

El intercambio de felicitaciones por la pantomima nos muestra la alianza internacional en torno al nacionalismo autoritario de Putin. Sin duda, China con su calurosa felicitación y las celebraciones en torno a los 75 años de relaciones diplomáticas entre los dos países, han dado pie a la respuesta de Putin defendiendo la anexión de la democracia taiwanesa por China. Las de Irán y las de sus aliados más fieles, como Bolivia, Nicaragua, Venezuela, y algunas exrepúblicas soviéticas, llaman menos la atención que las corteses de Turquía, con llamada telefónica incluida, Brasil, México India, donde Putin goza con una amplia aceptación social y con Modi que aspira a un modelo nacionalista religioso similar al de zar ruso. 

Muy pocos países fuera de la OTAN han condenado la elecciones rusas, se cuentan con los dedos de las manos. Así que tenemos a la mayoría de la población mundial volcada con Putin, y a la todavía mayoría del PIB mundial con Occidente en un choque no de civilizaciones sino de modelos de estado.

Tropas de la OTAN en Ucrania

Putin indicó en su deriva de acercarnos al conflicto mundial, que tropas francesas y británicas operan en Ucrania dando soporte a los sistemas entregados, y además señaló que esto nos conduciría a la Tercera Guerra Mundial y que los europeos serían un objetivo prioritario para sus fuerzas, lo que pretende claramente amedrentarnos en estos momentos de vacilación y dudas sobre cómo va a terminar Ucrania este año y el resultado de las elecciones norteamericanas.

El aviso de Macron, el reclutamiento obligatorio en Dinamarca, las amenazas en Alemania de restablecerlo, indican claramente que toda la inteligencia occidental apuesta por una continuidad de las hostilidades contra Europa que no se reducirían a Ucrania. Vamos a necesitar duplicar, al menos nuestros efectivos europeos para disponer de una suficiente distensión y cuadruplicar nuestro inventario de sistemas de armas más modernos para evitar la derrota militar, y tenemos que hacerlo en menos de cuatro años, que es el tiempo máximo que tendremos. La recuperación de capacidades nucleares es ahora mismo más necesaria que nunca para la seguridad europea.

Rusia, una amenaza «total y absoluta», Margarita Robles dixit.

La confirmación y facilidad con la que Putin ha organizado el chiringuito electoral, demuestra que existe una clase política dirigente que comparte plenamente los valores y objetivos del Zar, por lo que nada salvo un colapso o derrota rusa, podrán provocar una involución política en Moscú, nadie vendrá mejor después de Putin, esto debemos entenderlo los europeos. Lo preocupante de Putin es la combinación de soberbia y edad, lo que no le da mucho tiempo para ver coronados sus objetivos, así que acelerará y mucho el paso en los próximos años.

Para Europa, la prioridad ya no es la PAC, ni la cohesión, ni la agenda 2030, la seguridad se ha convertido en el punto principal de la agenda europea, y a ella deben asignarse recursos muy superiores a los actuales, no nos queda otra alternativa que detener a Rusia, cuando todavía podemos hacerlo, los demás problemas que ahora nos parecen críticos, son realmente secundarios ante la gravedad y dimensión de la amenaza.

España, que habían mantenido cierta moderación ante la guerra, aun apoyando sin fisuras a Kiev, se muestra ahora mucho más agresiva, y desde el Cuartel General de Margarita Robles llaman a zafarrancho de combate ante la futura, total, absoluta e inevitable agresión rusa.

¿Por qué España es un objetivo estratégico para Rusia hasta el punto de considerar real la amenaza de un ataque nuclear?

Los misiles de Moscú llevan amenazando a España desde los años sesenta, así que no se trata de una situación nueva. Entonces era por la presencia militar norteamericana, ahora lo es por la importancia del Estrecho de Gibraltar y el peso específico militar de España y su aliado norteamericano en la Península Ibérica. 

El libre acceso de la Armada rusa al Mediterráneo es clave para su estrategia de expansión en Oriente Medio, en África y por supuesto en Ucrania. Los misiles submarinos Poseidón así como los Satán II con diez cabezas nucleares, y los misiles Avangard, tardarían cuatro minutos en alcanzar nuestro territorio y tendrían como objetivos las bases de Cádiz y de Gibraltar así como los puertos de Algeciras y Tánger and Madrid as central headquarter. No existe medio desarrollado para evitar esta amenaza si se materializa. España sigue siendo en un hipótesis de gran enfrentamiento mundial junto a Portugal, la plataforma de desembarco de las tropas norteamericanas, eso si decidieran salvar a Europa de Rusia. Suez es la otra entrada clave junto a Ormuz; controlando estos tres puntos, dominarán a Europa, y aquí es donde entra la alianza con Irán, Siria y Yemen y el círculo se cerrará contra Europa. En esta estrategia se inserta el desprestigio de Israel y el ataque palestino, y esto debe entenderlo Netanyahu y Occidente, es un conflicto que debe terminar para la salvación de Israel como pieza clave de la seguridad occidental.

Podremos pensar que es un disparate, pero si la OTAN no ha intervenido en Ucrania y si Putin ha sido auto ungido de nuevo presidente es gracias a las 1.674 ojivas nucleares que tiene desplegadas. Cualquier señal de que nunca la usará supondría el desplome estratégico de Rusia y por eso mantendrá su órdago a la grande.

El secreto económico de Rusia.

A pesar de las sanciones sin precedentes que se impusieron a Rusia tras la invasión de Ucrania, el país ha sorprendido a muchos economistas al convertirse en la economía de más rápido crecimiento en Europa. La economía está funcionando bien, dadas las circunstancias, y ha hecho popular a Putin porque se presenta una vez más como alguien que ha desafiado a Occidente en su gran asalto a la economía rusa, una especie de sueño húmedo para los rusos.

En lugar de contraerse como muchos esperaban, la economía rusa ha crecido un 2,6%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de las sanciones occidentales, que incluyen la congelación de US$300.000 millones en activos que han sido reemplazados por papel moneda en Rusia, por lo que el impacto es bastante escaso.

La cuestión es que las sanciones no se han aplicado en todo el mundo. Esto permite a Rusia comerciar libremente con países como China, India y Brasil, mientras sus vecinos, incluidos Kazajstán y Armenia, le ayudan a eludir las sanciones occidentales, eso sin olvidar que gran parte del gas y petróleo ruso acaba en la misma Europa que lucha contra Moscú.

Rusia gana dinero exportando productos básicos y básicamente es libre de vender lo que quiera a miles de millones de personas que no mantienen el embargo. Las sanciones al petróleo son básicamente decorativas, y el principal comprador de Rusia, la UE, no sanciona en absoluto el gas natural, los cereales y los combustibles nucleares, así que, lo que damos por un lado a Zelensky se lo damos con creces a Putin, ¿cómo no vamos a perder?